N° 43

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 Dossier especial. El encierro en el encierro. Reflexiones e informes iniciales sobre cárcel, universidad y prácticas políticas en contexto de pandemia.

 

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires

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Programa de Extensión en Cárceles (PEC), Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil (SEUBE), Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), Universidad de Buenos Aires (UBA)

⇒ Tipo de actividades que desarrolla: extensión, académica e investigación.

⇒ Cantidad de estudiantes/participantes de la/s propuesta/s: 400

⇒ Unidades penales en las que trabaja: Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad de Buenos Aires; Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres;  Complejo Penitenciario Federal I;  Centro Federal de Detención de Mujeres Unidad 31; Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado San Martín; Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado Manuel Belgrano; Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado Rocca/Agote; Programa de Acompañamiento e Inclusión en el Ámbito Socio-comunitario.

⇒ Sitio/s web:

•http://seube.filo.uba.ar/programa-de-extensión-en-cárceles

•http://letras.filo.uba.ar/ubaxxii

•https://www.facebook.com/escrituraenlacarcel/

⇒ Año de inicio de las actividades: 2007

⇒ Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

El texto titulado “El silencio no es mi idioma” es una declaración del Programa de Extensión en Cárceles (http://seube.filo.uba.ar/programa-de-extensión-en-cárceles) de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, publicada un día después de la protesta llevada adelante por las personas detenidas en el Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (cárcel de Villa Devoto), el viernes 24 de abril de 2020, en reclamo por la ausencia de políticas sanitarias y judiciales adecuadas para responder a la pandemia. Las protestas tuvieron amplia repercusión pública y derivaron en una mesa de negociación con representantes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, el Servicio Penitenciario Federal, delegados de los distintos módulos y pabellones, y organizaciones de derechos humanos y familiares. Se publicó por canales institucionales y redes sociales.

“EL SILENCIO NO ES MI IDIOMA”

Declaración del Programa de Extensión en Cárceles ante la grave situación de las cárceles frente a la pandemia

Somos un grupo de investigadores, docentes y activistas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires que, desde hace quince años, coordinamos prácticas educativas y culturales en contextos de encierro, en articulación con la población penal, otras universidades y organizaciones sociales. Conocemos de cerca no solo la problemática de las cárceles, sino a muchas de las personas que hoy están reclamando, en una situación de extrema vulnerabilidad, y algunas de las cuales son nuestros/as/es estudiantes. Les leemos, les escuchamos, producimos conocimiento y realizamos acciones colectivamente. Desde ese lugar, queremos difundir información y alertar sobre una situación que consideramos que requiere medidas urgentes por parte del Estado y comprensión de toda la sociedad, frente a quienes difunden noticias y opinan sin saber, juzgando un accionar que desconocen y calificando vidas humanas sin sensibilidad ni responsabilidad, incluso con cinismo.

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La pandemia y el aislamiento social decretado para prevenir la expansión del COVID-19 agravan una situación que es el acumulado de muchos años de encarcelamiento arbitrario y malas políticas de gestión penitenciaria. Sobre todo, los cuatro años del gobierno anterior, donde al abuso de la prisión preventiva se le sumaron reformas penales y penitenciarias que aumentaron las penas y redujeron la posibilidad de salidas anticipadas, incrementando la población penal de manera exponencial.

En el día de ayer, viernes 24 de abril, esa situación llegó a su punto máximo de tensión en el sistema federal hasta –literalmente– romper los techos. Como en otros penales federales y provinciales, las protestas fueron el corolario de una serie de reclamos a las autoridades penitenciarias, escritos a jueces y habeas corpus que llenan los despachos (vacíos) de Tribunales. Nadie puede sorprenderse, a un mes del inicio de la cuarentena, de que esto haya pasado.

La jornada empezó con manifestaciones pacíficas en dos módulos del Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (la cárcel de Devoto), que rápidamente se extendieron a todo el penal y que fueron fuertemente reprimidas por personal penitenciario, como pudimos ver en las imágenes y videos tomados dentro y fuera de la cárcel. Los hechos tuvieron como resultado daños en las instalaciones y varias personas heridas que, hasta ayer a la noche, no habían recibido atención médica. La mayoría de los medios, en lugar de informar, difundir reclamos e identificar responsables, apelaron a la espectacularización, dieron muestra de insensibilidad ante el sufrimiento de las personas detenidas y sus familiares, y llamaron “motín” lo que en verdad era un reclamo legítimo de derechos.

Hacia la tarde, tras una larga mesa de diálogo –de la que participaron el Secretario de Justicia Juan Carlos Mena, el Servicio Penitenciario Federal (SPF), en la cabeza de Emiliano Blanco, el secretario de política criminal Pablo Barbuto, el subprocurador penitenciario Ariel Cejas, dos delegados por planta (alrededor de 30 en total) y Andrea Casamento, por la Asociación de Familiares de Detenidos en Cárceles Federales– la situación se descomprimió, con el compromiso de constituir una nueva mesa a partir de hoy, a la que se sumarían autoridades judiciales, y que no haya represalias por los hechos ocurridos durante la jornada.

También hubo protestas en el Complejo Penitenciario Federal de Mujeres de Ezeiza, mientras en el Complejo Penitenciario Federal I se extendía por los pabellones una huelga de hambre en reclamo por la situación, tras la confirmación oficial de cuatro casos de coronavirus en personal del SPF. Un día antes, protestas similares en penales de la Provincia de Buenos Aires y Corrientes terminaron con dos personas muertas, que se suman a las otras nueve que fueron asesinadas en cárceles de distintas partes del país desde el inicio de la pandemia. (El virus todavía no mató a ninguna).

En todos los casos, los reclamos son por el hacinamiento, la falta de productos de higiene y limpieza, las pésimas condiciones de salubridad, la deficiente atención médica, la escasez de alimentos (y la comida en mal estado), las demoras en otorgar libertades o medidas alternativas a grupos de riesgo (mayores de 60 años, mujeres embarazadas o con hijes, personas con enfermedades previas) y, en general, la ausencia de una política de cuidado y prevención específica para las cárceles, frente a los riesgos agravados por la pandemia. Ninguna cárcel está lista para soportar una enfermedad de estas características, y el ingreso del virus podría ser una sentencia de muerte para miles de personas.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos recomendó medidas urgentes para reducir la sobrepoblación en las cárceles, y las cámaras de casación federal, nacional y provincial han fallado –con mayor o menor énfasis; en algunos casos, tímidamente– a favor de tomar medidas que descompriman los lugares de alojamiento, que en algunas cárceles del país suponen poblaciones que duplican las plazas disponibles. Estos fallos contemplan no solo grupos de riesgo, sino también detenides con salidas o próximos a la libertad, e incluso la revisión de prisiones preventivas para ciertos tipos de delitos. Sin embargo, por motivos ideológicos y burocráticos, las libertades llegan a cuentagotas o directamente no llegan.

Ya hemos tomado posición y hecho recomendaciones en distintos documentos firmados con otras universidades nacionales, organizaciones sociales y agrupaciones de familiares y liberades. También estamos intentando paliar los efectos de la cuarentena sobre las personas privadas de libertad y liberadas, a través del envío de alimentos y productos de limpieza e higiene a los penales, ya que no son entregados por el servicio penitenciario, y casi no entran debido a la suspensión de visitas y la dificultad de las familias para hacer depósitos; y colaborando con la situación de les estudiantes que han recuperado la libertad o están con prisión domiciliaria y restricciones de salida, que trabajan de manera informal o en cooperativas y organizaciones propias que están sufriendo la caída de la actividad económica.

En el techo de la Planta 1 colgaba ayer una bandera que decía: “COVID-19 está en Devoto. Jueces genocidas.” Y terminaba con la frase que encabeza estas líneas: “El silencio no es mi idioma”, citando la canción de Callejeros. La frase condensa algo más que el motivo de la protesta. Es la expresión de esos y otros cuerpos vulnerabilizados y violentados, sin derecho a nada, cuyas vidas parecen no importar o valer menos que otras; y que, muchas veces, desde los foros mediáticos, se llama a exterminar. Esos cuerpos llevan las marcas de una vida al borde de la muerte; viven bajo ataque permanente. Y se resisten a morir en silencio.

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 Dossier especial. El encierro en el encierro. Reflexiones e informes iniciales sobre cárcel, universidad y prácticas políticas en contexto de pandemia.

 

Milagros Ballent, Clarisa Mariel Capdevila, Claudia Andrea Castro, Marta Beatriz Troiano

Programa Universidad en la Cárcel, Secretaría de Extensión, UNICEN

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 Programa Universidad en la Cárcel, Secretaría de Extensión de Rectorado, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN)

⇒ Tipo de actividades que desarrolla: extensión

⇒ Cantidad de estudiantes/participantes de la/s propuesta/s: aprox. 100. Si se suman el público de funciones ofrecidas, más de 600 personas.

⇒ Unidades Penales donde se desarrolla la tarea: 2, 7, 27, 38 y 52. Servicio Penitenciario Bonaerense>

⇒ Inicio de actividades: 2012

⇒ Mail de contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

⇒ En la web: http://extension.unicen.edu.ar/tema/carceles-2/

⇒ https://www.facebook.com/universidadenlacarcel/?eid=ARChqI_4HMElb-1yIQyzP6CUFtkgujnKLi26U0dmZWLicFqYjvTVZQdb1xSvc4Nnmf5ZapPAx-jY2Mjw

 

ANTECEDENTES DEL TALLER Y ESTADO DE SITUACIÓN EN CONTEXTO DE AISLAMIENTO

Desde 2014, en el Salón de Usos Múltiples de la Unidad Penitenciaria 52 de la localidad de Azul, un grupo de docentes de la Facultad de Arte de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) coordinamos cada quince días, un Taller de Teatro en el marco del Programa Educación en Cárceles de la Secretaría de Extensión de la UNICEN.

Inicialmente dos docentes propusimos nuestro trabajo como actividad de extensión universitaria; luego –con la incorporación de estudiantes del Profesorado de Teatro– consideramos que el espacio ofrece la posibilidad de ampliar saberes en torno de las prácticas docentes y artísticas en contextos diversos. Fue así como el taller se convirtió en escenario privilegiado para la acción-reflexión-investigación acerca del ejercicio de nuestro rol de artistas docentes en contextos diversos. Nos preguntamos qué saberes son comunes, necesarios, compartidos o requisito para la enseñanza del teatro en cualquier contexto y cuáles son aquellos específicos de la enseñanza de teatro en cárceles. Pensamos que algunos de estos saberes tales como la grupalidad, el contexto institucional, la secuenciación de contenidos para llegar a producciones artísticas que puedan ser compartidas con otrxs públicos y las dimensiones tiempo y espacio, atraviesan de manera insoslayable los procesos de enseñanza y aprendizaje en cualquiera de los contextos. Aunque algunos de ellos estén resignificados hoy en el encierro en el encierro, la grupalidad pone en tensión conflictos nuevos y viejos, por la precariedad en el acceso a los servicios de salud, por la imposibilidad de visitas con familiares u otras personas que habitan tras los muros y por la dificultad de que los equipos docentes concurran a las unidades penitenciarias a desarrollar las prácticas educativas y artísticas. Esto implicó para las profesoras la necesidad de focalizar y profundizar la tarea en valores como la escucha, el respeto mutuo, la realización de devoluciones o críticas constructivas respetuosas, proponiendo alternativas para potenciar el trabajo de las compañeras en entornos virtuales. La enseñanza en este contexto nos compele a identificar aún más sus saberes previos, los hábitos de las participantes del taller en relación con procedimientos de escritura, su nivel de alfabetización, para promover la escritura de relatos e historias que luego puedan convertirse en textos teatrales y en improvisaciones susceptibles de compartirse de modo sincrónico y asincrónico por Whatsapp. 

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En relación con el contexto de aislamiento, si bien hacer o enseñar teatro en entornos virtuales no nos permite el encuentro en un aquí y ahora real entre profesoras y estudiantes, notamos que hay un tipo de acontecimiento convivial que sucede entre las talleristas mientras preparan y muestran sus ejercicios teatrales. El acontecimiento, la poiesis y la expectación que propone Jorge Dubatti (2015) suceden y, con las docentes, lo que se vivencia es un “tecnovivio”, o convivio mediado por tecnologías, asunto que nos interesa desarrollar en futuras investigaciones y comunicaciones académicas.

Una cuestión central que consideramos relevante compartir es la perspectiva de derecho desde la que sostenemos la propuesta artístico-educativa. En la Unidad Penitenciaria 52, un grupo de mujeres privadas de la libertad pudieron conocer, hacer y ver Teatro, en muchos casos por primera vez en sus vidas dentro de la cárcel, ya que el derecho a la educación y a las artes no les fue dado en sus etapas de niñez, adolescencia o adultez fuera de la cárcel; derecho cercenado por situaciones estructurales de pobreza, vulnerabilidad, marginación o exclusión de un sistema profundamente desigual.

En el mes de marzo de 2020 tuvimos un primer encuentro con algunas de las inscritas al taller, iniciando las clases en la unidad penitenciaria a la que viajamos desde Tandil, recorriendo una distancia de aproximadamente cien kilómetros.

Luego, no hubo posibilidad de un segundo encuentro presencial, ya que con la implementación del aislamiento social preventivo y obligatorio, no pudimos ingresar a la cárcel a desarrollar tareas educativas ni artísticas. Tampoco se permitió el ingreso de visitas al penal, como un modo de resguardo sanitario, lo que constituyó para las personas detenidas un doble encierro: el encierro en el encierro.

Durante algo más de cincuenta días no tuvimos ningún contacto. A mediados de mayo nos autorizaron a tener contacto telefónico con las pocas mujeres detenidas que poseen teléfono celular. De ese modo pudimos comunicarnos y consultarles si estaban dispuestas a participar del taller y continuar con los aprendizajes mediados por tecnologías.

En el primer encuentro de Teatro por Whatsapp participó la mitad de las estudiantes inscritas al inicio del año (se inscribieron 17 y participaron 8 en el encuentro virtual), ya que son muy pocas las que tienen teléfono. Usamos la videollamada de WhatsApp para poder trabajar durante una hora conectadas con participantes de dos pabellones, ocho mujeres que esperaban volver a tener clases de teatro.

Las docentes llegamos a la clase con similar adrenalina a la que sentimos en nuestra primera vez en las aulas o en los escenarios. Hasta ese momento veníamos experimentando clases teóricas y capacitaciones virtuales en nuestros espacios laborales y aprendiendo usos de herramientas digitales, pero coordinar una clase de Teatro por WhatsApp era impensado dos meses atrás y no sabíamos cómo iba a resultar la conectividad, la comunicación y la posibilidad de empezar a probar actividades mediadas por pantallas. Aquí, nos dimos cuenta de que se amalgamaron dos cuestiones, para nosotras, centrales: una primerísima, que fue recuperar el espacio para garantizar el acceso a derechos educativos y artísticos para las personas privadas de la libertad y la segunda, encauzar nuestra pasión por el Teatro y rediseñar formatos para que teatrar fuese posible sin la presencia convivial que implica compartir en tiempo presente, cuerpos y espacios de construcción de dispositivos teatrales, jugar, disfrutar, espectar, crear. 

PREMISAS PARA COMENZAR

Para pensar y diseñar el dispositivo de encuentros remotos, nos fue de gran ayuda apelar a los desarrollos de conocimientos de dos maestros que las cuatro docentes del taller valoramos enormemente, Mauricio Kartun y Jorge Dubatti. Del primero, tomamos prestado el concepto de teatrar, eso que “introduce un nuevo modo verbal, el ‘reomodo’ (rheo es la raíz del verbo griego que significa ‘fluir’)”. Kartun nos enseña que “lo que hace el teatro desde hace siglos en su bastardo apareo entre lo profano y lo mítico es nada más y nada menos que teatrar” y lo explica fenomenalmente así:

Un modo en el que el movimiento se considere primario en nuestro pensamiento, y en el que esta noción se incorpore a la estructura del lenguaje para que sea el verbo, antes que el nombre, el que juegue el papel principal. Que allí donde el lenguaje tradicional nos obliga a ver el mundo como estructuras rígidas y estáticas sea capaz de captar el fluir de los procesos, su interconexión. A ver: que sea capaz de hacer comprender que un árbol arbola. Cuando observamos un remolino solemos considerar (y con-solidar) una apariencia material y sólida allí donde se expresa en realidad una de las paradojas dinámicas más bellas de la creación: una energía fluyente, un movimiento hecho materia. Bueno: el Teatro es eso: una energía que corre y gira desde hace siglos generando signo y forma en su vértigo morfológico. (Kartun, en Dubatti 2011).

De Jorge Dubatti, celebramos su referencia al Teatro como acontecimiento convivial, que requiere de poiesis y de expectación, muy diferente del tecnovivio, que sería precisamente la posibilidad de encuentro vía telemática, mediado por algún soporte o herramienta tecnológica.

En palabras de Dubatti:

llamamos convivio teatral a la reunión de artistas, técnicos y espectadores en una encrucijada territorial y temporal cotidiana (una sala, la calle, un bar, una casa, etc., en el tiempo presente), sin intermediación tecnológica que permita la sustracción territorial de los cuerpos en el encuentro. En tanto acontecimiento, el teatro es algo que existe mientras sucede, y en tanto cultura viviente no admite captura o cristalización en formatos tecnológicos. Como la vida, el teatro no puede ser apresado en estructuras in vitro, no puede ser enlatado; lo que se enlata del teatro –en grabaciones, registros fílmicos, transmisiones por Internet, u otros– es información sobre el acontecimiento, no el acontecimiento en sí mismo. Lo opuesto al convivio es el tecnovivio, es decir, la cultura viviente desterritorializada por intermediación tecnológica. Se pueden distinguir dos grandes formas de tecnovivio: el tecnovivio interactivo (el teléfono, el chateo, los mensajes de texto, los juegos en red, el skype, etc.), en el que se produce conexión entre dos o más personas; y el tecnovivio monoactivo, en el que no se establece un diálogo de ida y vuelta entre dos personas, sino la relación de una con una máquina o con el objeto o dispositivo producido por esa máquina, cuyo generador humano se ha ausentado, en el espacio y/o en el tiempo. (Dubatti, 2015)

En este contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio y frente a la incertidumbre respecto del retorno a las “nuevas normalidades”, una vez superados los riesgos de la pandemia de COVID-19, misturamos los aportes de ambos para trascender nuestros propios prejuicios respecto de los límites impuestos por las tecnologías para hacer Teatro, priorizando la posibilidad de sostener los vínculos de las maneras posibles, de inventar historias, de proponer maneras de mantener los cuerpos activos, de acercarnos al teatro aunque sea por WhatsApp.

BIBLIOGRAFÍA

DUBATTI, Jorge. 2015. Convivio y tecnovivio: el teatro entre infancia y babelismo. Revista Colombiana de las Artes Escénicas, 9: 44-54.

DUBATTI, Jorge. 2011. Relectura de “Hacia un teatro pobre” desde la filosofía del teatro (otro aspecto de la productividad de Grotowski en el teatro argentino. Revista Colombiana de las Artes Escénicas, 5: 20–31.

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Dossier especial. El encierro en el encierro. Reflexiones e informes iniciales sobre cárcel, universidad y prácticas políticas en contexto de pandemia.

 

Analía Umpierrez

Facultad de Ciencias Sociales -Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

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⇒ Programa Educación en Contextos de Encierro, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN)

⇒ Tipo de actividades que desarrolla: académica, extensión e investigación.

⇒ Cantidad de estudiantes/participantes de la/s propuesta/s: 120 (Lic. Comunicación Social y Lic. Antropología Social). Extensión: 30 (taller de radio).

⇒ Unidades Penales donde se desarrolla la tarea: 2, 27, 38 y 52. Servicio Penitenciario Bonaerense

⇒ Inicio de actividades: 2009

⇒ En la web: https://www.facebook.com/Programa-Educaci%C3%B3n-en-contextos-de-encierro-Facultad-de-Ciencias-Sociales-491669094347765/

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INTRODUCCIÓN

¿Cómo imaginar, diseñar y poner en marcha el trabajo académico y de extensión en cuatro unidades penales distantes entre sí, con estudiantes alojados en pabellones sin vinculación entre sí, con escasos contactos con algunxs de ellxs; sin contar con recursos tecnológicos asociados a la virtualidad para sostener nuestra tarea? ¿Qué se puede hacer? ¿De qué modo? ¿Con quiénes?

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Estos meses han sido de gran dificultad para pensar y reinventar el trabajo, que devino en relevamiento de estados de salud, vínculos con juzgados, con familiares, con Defensoría, con organismos de Derechos Humanos. Pensamos caminos para llegar a los más de cien estudiantes y entonces habilitamos un celular para que todxs contaran con un número al que poder comunicarse y desde ahí pilotear el modo de acompañar en algo el trabajo académico. Entendimos que con la falta de visitas dejaba de ingresar el alimento, insumos de higiene, remedios. Y entonces diseñamos y pusimos en acción modos de convocar a compañeros de ruta y a la ciudadanía en su conjunto a realizar aportes solidarios para poder llevar algún alivio a lxs estudiantes, traducido en mercaderías y productos de higiene. Nos llegaron muchas palabras de ellxs, pero la que nos deja la certeza de saber que este lazo docente-estudiante está es que se sintieron queridos, acompañados, presentes. Y ese camino que transitamos antes en las aulas se reconstruye en el día a día de diferentes modos, se reinventa y se comparte además con compañeros docentes de otras universidades de los que aprendemos los modos en que están afrontando esta travesía impensada, con quienes compartimos sentires y en quienes encontramos hilos de la red que nos sostiene.

LAS VOCES DE LXS ESTUDIANTES

Invitamos a lxs estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales a contar por escrito y en primera persona lo que piensan, analizan y sienten en este encierro en el encierro: vivir la pandemia en la cárcel. Entendemos que esa narrativa interpela al sujeto de múltiples modos y permite hacernos oír aquello que le preocupa, moviliza, siente.

La propuesta estuvo dirigida a que nos contaran “una experiencia, una reflexión, que analices, te interrogues y nos interrogues sobre cómo es vivir este tiempo desde la cárcel”; pero también “cómo imaginas el después de la pandemia”. Enviamos la consigna vía el Whatsapp del teléfono celular que habilitamos para comunicarnos con ellxs y recibimos algunos testimonios que fuimos compartiendo en el Facebook del Programa. La actividad no estuvo orientada, sino que fue lanzada “como una botella al mar”, y recibimos los testimonios que más abajo compartimos completos.

¿Qué nos cuentan allí?

Las sensaciones de distancia y lejanía del contacto con el afuera, la familia, las actividades, la rutina vuelven a traerles la añoranza profunda por su vida libre, sus seres queridos. Las crisis de angustia, los ataques de pánico fueron modos de reacción que plantearon algunos desde lo subjetivo, pero también la preocupación por la falta de toma de conciencia de quienes estamos en “la calle” y de pronto debemos quedarnos encerrados. Desde “el adentro”, desde la cárcel se ve con preocupación la falta de responsabilidad, de cuidado, y la posibilidad de generar daño sobre sí, sobre las familias y sobre el conjunto social (que vuelve sobre ellos, si ingresa la enfermedad a la cárcel).

Se identificaron, además de las familias, dos actores clave en la instancia de buscar interlocutores que respondieran a sus necesidades: los agentes penitenciarios y la Justicia. En ambos casos, se identifica el poco tino, la falta de respuestas que se lee como abandono y la letanía a la que se les somete en este tiempo. El riesgo de contagio que acecha, asociado a las condiciones preexistentes de sobrepoblación, hacinamiento, falta de buena alimentación y acceso a la salud incrementan las violencias en la convivencia.

Finalmente, recuperamos algunas acciones que emergieron como caminos, búsqueda de salida hacia el diálogo, el control de la ansiedad y la violencia, la búsqueda de sostener lazos y construir espacios de encuentro con otros, llevadas delante de modo colectivo por uno de los centros universitarios. Como se recoge en uno de los testimonios, “desde mi lugar como estudiante con las herramientas que me brindó el estudio, decidí hacer lo humanamente posible para ayudar al resto de la población haciendo escritos”. Algo central en el arco de posibilidades que abría el espacio habilitado en una de las unidades penales para que los universitarios facilitaran desde el aula asesorías para el conjunto de la población detenida.

Dejamos aquí sus miradas, correspondientes a tres unidades penitenciarias masculinas, ordenadas según fueron llegando.

Testimonio 1.  Publicado el 18/05/20

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1643877175793612&id=491669094347765&__tn__=-R

Testimonio 2. Publicado el 19/05/20 

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1644628305718499&id=491669094347765&__xts__[0]

Testimonio 3. Publicado el 20/05/20

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1645854808929182&id=491669094347765&__tn__=K-R

Testimonio 4. Publicado el 21/05/20

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1646651562182840&id=491669094347765&__tn__=K-R

Testimonio 5. Publicado el 22/05/20

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1647676428747020&id=491669094347765&__tn__=K-R

Testimonio 6. Publicado el 28/05/20 

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1653738441474152&id=491669094347765&__tn__=-R

Testimonio 7. Publicado el 29/05/20

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1654694441378552&id=491669094347765&__tn__=-R

Testimonio 8. Publicado el 30/05/20

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1654694441378552&id=491669094347765&__tn__=-R

 

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Raquel Lacaria

Programa de Educación en Contextos de Encierro, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacionales del Centro de la Provincia de Buenos Aires

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Romina Salvadé

Programa de Educación en Contextos de Encierro, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacionales del Centro de la Provincia de Buenos Aires, CONICET

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Programa Educación en Contextos de Encierro, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN)

⇒ Tipo de actividades que desarrolla: académica, extensión e investigación.

⇒ Cantidad de estudiantes/participantes de la/s propuesta/s: 120 (Lic. Comunicación Social y Lic. Antropología Social). Extensión: 30 (taller de radio).

⇒ Unidades Penales donde se desarrolla la tarea: 2, 27, 38 y 52. Servicio Penitenciario Bonaerense

⇒ Inicio de actividades: 2009

⇒ En la web: https://www.facebook.com/Programa-Educaci%C3%B3n-en-contextos-de-encierro-Facultad-de-Ciencias-Sociales-491669094347765/

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Desde que se declaró la situación de pandemia mundial y se dispuso la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio en el país, varios temas han ocupado la agenda pública de los problemas que emergen a partir de este particular contexto. Uno de ellos es la educación. En torno a este campo de saberes y prácticas, desde diversos espacios y disciplinas, se vienen interrogando distintos aspectos de la realidad educativa que nos toca transitar en tiempos de cuarentena: cuáles son las nuevas formas que asume, qué sentidos construye, bajo qué propósitos y con qué dispositivos didácticos, entre otros ejes. En líneas generales, qué continuidades y discontinuidades hacen a la tarea educativa en estado de excepción, a la luz de una pandemia que se viene caracterizado por mostrar distintos aspectos de un sistema desigual e injusto, a nivel local y global, de manera exacerbada.

Sin embargo, en este marco de discusión, las problemáticas, preguntas y prácticas que atienden a la educación dentro de las cárceles en contexto de cuarentena vienen ocupando poco espacio. En cambio, trascienden y se instalan consignas que visibilizan la cárcel, pero otorgándole el lugar de potencial “amenaza” para la sociedad (a la que se concibe como esfera separada), negando a los/las detenidas/os su condición de ciudadanos. En este sentido, puede decirse que las personas detenidas aparecen en agenda pero como “sujetos peligrosos” y no como sujetos de derecho, es decir, en el reconocimiento de que son estudiantes.

Como docentes e investigadoras en cárceles, entendemos que el estado de situación señalado responde al lugar “residual” que se construye para la cárcel, como condición  que antecede y atraviesa la situación de excepcionalidad. De tal manera, la discusión respecto de las acciones que giran en torno a garantizar el derecho a la educación en los espacios de encierro se hace necesaria en la medida en que se presenta una vez más como práctica de excepción, pero ahora en un contexto más amplio de excepcionalidad.

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Como marco general, el plan de continuidad pedagógica se funda en la idea de sostener las trayectorias educativas, considerando que existen situaciones disruptivas que implican discontinuidades en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se basa en la idea de que es fundamental el encuentro entre enseñantes y educandos para que el aprendizaje suceda. El aislamiento social se presenta hoy como situación que irrumpe la continuidad pedagógica y el plan de contingencia es la forma en la que se lleva a cabo la educación en todos los niveles. En este orden, la universidad viene realizando algunas acciones y desarrollando propuestas que pretenden atender a esta situación: cuadernillos con actividades, aulas virtuales, grupos de Whatsapp y de Facebook. En este breve escrito, nos concentramos en la propuesta de armado de un grupo de Facebook con estudiantes de tres centros universitarios, intentando presentar algunas de las continuidades y rupturas que el dispositivo pedagógico produce en la práctica.

RUPTURAS

Una de las más evidentes dificultades al momento de pensar en formatos desde donde plantear propuestas educativas no presenciales en las unidades penales tiene que ver con que los estudiantes no cuentan con disponibilidad de acceso a computadoras con conectividad. Aquello que se representa como “llave” para sostener la “continuidad pedagógica”, no existe en muchos de los espacios que habitan hoy los estudiantes en todos sus niveles. Al respecto de este dato poco novedoso, la cárcel no representa la excepción sino la regla. La excepción consiste en que, a finales de marzo, el Servicio Penitenciario Bonaerense habilitó el uso de celulares dentro de las cárceles de su jurisdicción con objeto de promover el contacto de quienes están privados de libertad con sus familiares, acceder a información procesal y realizar actividades de desarrollo cultural y educativo. En la realidad de efectivo cumplimiento de la nueva normativa, no todos los estudiantes han podido acceder a un celular que, además, cumpla con las funciones de conectividad necesarias para establecer la virtualidad como “puente” entre docentes y estudiantes. Ante tal realidad y las ideas que nos obliga a revisar, cualquier dispositivo pedagógico representa una ruptura respecto al orden de las actividades educativas concentradas en el aula. Y todos ellos reproducen alguna forma de exclusión, como regla.

En principio, entendemos que la reflexión que actualmente nos ocupa en torno al formato de la “continuidad pedagógica” en la cárcel, no puede escindirse de la visión de los sentidos y propósitos que ha de asumir la educación universitaria en contextos de encierro. En este plano, la universidad constituye un espacio público y, por ello, debe aportar a la construcción de ciudadanía que es, en sentido amplio, política. En este planteo se ubica la propuesta, que antagoniza con la idea de trasladar el “formato aula” a la modalidad virtual. A la luz de las dificultades que la virtualidad presenta en contexto de excepción, en lo que refiere a los formatos de construcción de conocimientos encuadrados en la lógica de acreditación de materias, los objetivos y metas del trabajo docente en la cárcel deben ser revisados. Hay allí un deslizamiento posible y nos ubica frente a la necesidad de considerar otros espacios desde donde habitar lo público en tiempos que parecen signados por la reproductividad de la vida doméstica.

La propuesta de armado de un grupo a través de una red social ha permitido reunir en un mismo espacio estudiantes de tres centros universitarios distintos, lo que en sí mismo representa una ruptura respecto de las clases con presencialidad, concentradas en cada aula y en el marco de las racionalidades de funcionamiento de cada centro y unidad penal de forma particular. Se recupera el valor del encuentro de actores que no se conocen entre sí pero se reconocen en su condición de pertenencia a la comunidad universitaria y, en este orden, como sujetos que reivindican un derecho.

En concreto, la propuesta de trabajo implica la lectura de textos de diversos géneros (noticias, artículos periodísticos o científicos), incluso análisis de imágenes; todo ello, acompañado por consignas de interrogación que sirvan como disparadores para discutir e intercambiar temas de agenda pública, de actualidad, que nos implican y ubican en una trama social amplia. Mediante el dispositivo se busca recuperar y reivindicar el sentido político del discurso como herramienta de problematización del mundo en el reconocimiento de los asuntos que son de interés común a los ciudadanos. En estos términos sostenemos que la educación pública ha de colocarse y construirse necesariamente en el orden de existencia que protagoniza la acción y el discurso como ámbito de libertad, esto es, en lo que Hannah Arendt (1996) denominaba la bios polikos.

CONTINUIDADES

El dispositivo de contingencia, en este caso, para estudiantes universitarios en la cárcel, presenta como continuidad los obstáculos intrínsecos a la vida institucional carcelaria y el lugar que la educación encuentra en ella. Particularmente la educación universitaria se caracteriza por ser una instancia a la que no se accede con facilidad, tanto dentro como fuera de este contexto. Como planteó un estudiante en una clase:

no es fácil llegar acá, porque si estás preso ya tuviste una vida marginal, fea, ya venís de una vida que no fuiste al colegio, entonces acá adentro te pones a hacer el primario o el secundario, algunos, la mayoría no, encima perdés años por los traslados, es difícil llegar a la universidad. (Estudiante de unos 40 años, en clase de tutoría. UP N.°38. Año 2019)

Por eso, como en el caso que presenta este estudiante que se aloja en la Unidad N.° 38, esta es habitada por más de mil personas y se cuenta con una matrícula universitaria de un máximo de treinta estudiantes. Para permanecer, como destaca este estudiante, aparecen trabas que responden a la lógica del hacer y ser en la cárcel. Por otra parte, están aquellas que presenta la educación universitaria, en términos de construir el oficio de ser estudiante para el cual se requieren herramientas conceptuales y analíticas que se adquieren en proceso y se apoyan fuertemente en instancias educativas (formales o informales) anteriores. En resumen, entre tantos obstáculos, algunos pocos y pocas podrán permanecer y avanzar en la carrera.

La educación universitaria tiene, dentro o fuera de la cárcel, lógicas de privilegio y, por lo tanto, mecanismos excluyentes. Ahora bien, centrándonos en la dinámica que adquirió el grupo de Facebook como propuesta didáctica, encontramos en tanto continuidad que algunos pocos y pocas acceden no solo al dispositivo tecnológico, para poder ser parte de dicho grupo, sino que aún son menos (y en masculino) quienes participan de la propuesta de intercambio e intervención en términos académicos y de problematización.

Esta es una situación que no nos limitamos a analizar, sino que a partir de dicho registro proponemos intervenciones que apunten a ampliar dicha participación, entendiendo este dispositivo como un lugar clave para la construcción de espacios ciudadanos, políticos y públicos. Esto, en tanto sostenemos que nuestro rol en educación en cárceles debe habilitar, gestionar y posibilitar espacios de emancipación.

De este modo, puede entenderse como continuidad el hecho de que ser universitarios/as en la cárcel implica una construcción simbólica, de prestigio, y que asume un valor en el reconocimiento de ser sujetos de derecho. El estar en el aula, más allá del llamado “rendimiento académico”, supone ser universitarios/as. Respecto de lo que significa asistir al aula universitaria los estudiantes de la Unidad 38 manifestaban: “es un lugar deseado”; “estaría bueno ir ahí, me decían los pibes del pabellón, no te ponen tanto horario”; “cambian las libertades, nosotros pedimos ir a sanidad y te dicen bueno vayan, el otro día que no salió nadie, los únicos que sí salimos fuimos los universitarios”. Esto implica la reivindicación de derechos, en tanto reapropiación del excedente de vida (Gravano, 2016), concibiendo esta noción como ampliación de su base material a partir de la introducción de otros aspectos de la vida en general. En el caso del grupo de Facebook, el estar, al igual que sucede en caso de asistir al aula universitaria, es ser universitarios/as y eso sigue representando un valor en sí mismo.

BIBLIOGRAFÍA

ARENDT, Hannah. 1996. La condición humana. Paidós. Barcelona.

GRAVANO, Ariel. 2016. “Épicas barriales: lo público-político vivo”. En Cuadernos de Antropología. Universidad de Costa Rica, vol. 26, núm. 2.

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Dossier especial. El encierro en el encierro. Reflexiones e informes iniciales sobre cárcel, universidad y prácticas políticas en contexto de pandemia.

 

Sofía Cobos, Rocío De Zavaleta, Maia Giancarelli, Martín Sauro, Micaela Sawicz, Carla Solís

Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario

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Programa Educación en Cárceles de la Secretaría de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y RRII, Universidad Nacional de Rosario (UNR)

⇒ Tipo de actividades que desarrolla: extensión, formación e investigación.

⇒ Cantidad de estudiantes/participantes de la/s propuesta/s: 16 en contexto de encierro y 5 en  pos encierro. 15 en actividades de extensión.

⇒ Unidades penitenciarias en las que se trabaja: N.º 3, N.º 5, N.º 6, N.º 11 y N.º 16. Todas son cárceles provinciales pero igualmente alojan personas con causas federales, principalmente la UP N.º 11 y la UP N.º 5.

⇒ Sitio/s web: www.fcpolit.unr.edu.ar
Fb: Secretaría de Extensión y Vinculación- Ciencia Política y RR. II - UNR

⇒ Año de inicio de las actividades: junio de 2017.

 

INTRODUCCIÓN

 

El Programa de Educación en Cárceles (PEC), radicado en la Secretaría de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario se crea a fines de 2017 con el objetivo de posibilitar el acceso y ejercicio de personas privadas de su libertad a distintas trayectorias educativas enmarcadas en la Universidad Pública. Actualmente participan del mismo veinte estudiantes que se encuentran en las cinco unidades penitenciarias del sur de la provincia de Santa Fe, así como también quienes ya se encuentran en libertad pero comenzaron su vinculación durante el encierro. El alcance de dicho Programa abarca las unidades penitenciarias (UP) N.º 3, N.º 5, N.º 6, N.º 11 y N.º 16. En el presente escrito se pretende dar cuenta de la historización de las trayectorias educativas y culturales que se desarrollan en la Unidad N.° 51 y cuáles son las modalidades de intervención que se han podido implementar en este contexto excepcional de pandemia.

Las intervenciones previas a la creación del PEC radican en las prácticas educativas y culturales implementadas por el colectivo “La Bemba del Sur”. Este se constituye formalmente en 2014, pero las actoras y actores que lo componen ya venían transitando los espacios con anterioridad. El eje fundamental de las intervenciones en este contexto radica en ser facilitadores/as de esos escenarios que posibiliten otros modos de hacer y de ejercer el derecho a la cultura y educación como fundamentales para todas y todos, incluso para quienes están privados/as de su libertad. El colectivo comparte con la corriente de la criminología crítica que la reintegración no puede ser pensada a través de la cárcel, pues para ello es necesario resignificar y reconstruir la reintegración a pesar de la prisión (Baratta, 1990).

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Estas prácticas se institucionalizan a partir de la inscripción en proyectos de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR en el período 2015-2017. El fin de esta articulación es el de posibilitar una presencia firme en un escenario tan hostil y cambiante como el penitenciario. En 2017, se logra avanzar aún más con estas gestiones y se pone en marcha el Programa “Educación en Cárceles”2 de la misma Secretaría de Extensión. Esto posibilita que se potencien los objetivos del colectivo político y se incluyan los deseos de quienes transitaban los espacios culturales y tenían interés en estudiar carreras terciarias y universitarias. Así, sus objetivos principales son dos:

- Posibilitar el acceso y ejercicio a distintas trayectorias educativas enmarcadas en la Universidad Pública por parte de las personas privadas de su libertad, a los fines de contribuir al ejercicio, la ampliación y la restitución de los Derechos Sociales y Humanos.

- Interpelar el sentido y el rol de la Universidad en la sociedad a los fines de problematizar los modos de intervención y producción de conocimiento, contribuyendo así a potenciar una perspectiva integral que articule docencia, investigación y extensión (Aliani et al, 2017: 96).

Hacia mediados del año 2017, se comienzan a realizar las primeras intervenciones desde la Universidad en la UP N.º 5. En aquel momento, el edificio se ubicaba en la planta alta de la Comisaría 8va, en calle Ingeniero Thedy 375, donde se encontraban alojadas mujeres, lesbianas, trans y travestis. Ante el estado edilicio crítico, el avance del mercado inmobiliario en la zona lindera y el aumento progresivo de la población encarcelada feminizada, esta cárcel se traslada a la zona oeste, en los márgenes de la ciudad, en enero de 2018. Desde entonces la cantidad de mujeres, lesbianas, trans y travestis ha ido creciendo notablemente hasta llegar a triplicarse. En este sentido, vale aclarar que el nuevo edificio provincial se organiza en cuatro pabellones, uno de los cuales es exclusivo para el alojamiento de personas con causas federales, siendo este el más numeroso, con casi el doble de personas. Este incremento responde a una tendencia a nivel mundial respecto del aumento en la criminalización de estas identidades a causa de la “guerra de las drogas”: entre 2000 y 2017 el encarcelamiento de este grupo aumentó un 53 % a nivel mundial (PPN, 2019). El siguiente estudio realizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (2011) evidencia las desigualdades estructurales que reproduce el sistema penal, que se caracteriza por ser clasista, racista y patriarcal:

El hecho de que ellas desempeñen los roles inferiores en las redes de comercialización encuentra su paralelo en las condiciones de pobreza que padecen dentro del régimen social. Por este motivo, el incremento de las penalizaciones en torno a la tenencia, el tráfico y la comercialización de estupefacientes significó también un proceso de criminalización diferencial entre los sexos, que impactó con mayor crudeza sobre las mujeres. (p.25)

En esta breve historización se pretende dar cuenta del contexto en el cual se llevan a cabo las diferentes prácticas socioeducativas, culturales y productivas del PEC en la Unidad Penitenciaria N.º 5: Taller de Agrocosmética (2018), Talleres de Mosaiquismo y Serigrafía (2019), Taller de Objetos Ilustrados (proyectado para 2020), Taller de Experiencias Educativas (2020), Acompañamientos Socioeducativos (2017-2020).

La primera experiencia en esta prisión fue un espacio destinado a la capacitación en Agrocosmética, realizado en 2018 y en coincidencia con una serie de articulaciones y acciones destinadas al fortalecimiento de los espacios que ya venía llevando adelante el Programa de Educación en Cárceles con talleristas del Colectivo La Bemba del Sur. Se enmarcó en la política pública provincial denominada “Nueva Oportunidad”.3 Transitaron por él un total de 25 mujeres.

En 2019 se renovaron los acuerdos con el Estado provincial y se llevaron adelante los Talleres de Mosaiquismo y Serigrafía. En cuanto al primero, su objetivo específico fue adquirir las habilidades necesarias para producir piezas de mosaico con estética propia, en pos de ponerlas a circular en ferias locales. Se realizó la articulación con el Taller de Mosaiquismo de posencierro, el Taller de Herrería de la UP N.°3 y un referente del Ministerio de Educación del Programa Nueva Oportunidad para la venta de las piezas en la Feria del Encuentro. También se participó colectivamente del guion del proyecto La magia más vieja, presentado a la convocatoria de Espacio Santafesino, categoría cortometraje de animación regional, que obtuvo mención especial.4 Transitaron por este espacio un total de 16 mujeres y lo finalizaron 12 de ellas.

El Taller de Serigrafía que también se desarrolló durante 2019 se realizó en articulación con la Biblioteca Popular Puerto de Ideas. Tanto los talleristas como acompañantes socioeducativos que estuvieron a cargo de la actividad plantearon la posibilidad de no limitar el taller al grabado de imágenes sobre distintos objetos, sino previamente crear esas imágenes. La creación de las imágenes que luego eran impresas fueron producto de un trabajo colectivo, que incluía debates y opiniones diversas, para luego llevarlo a una hoja y a partir de ahí diseñar el trabajo final. Planteado de este modo, al finalizar el ciclo se evidenció que se habían logrado en los distintos encuentros verdaderas instancias de expresión artística, alejándose de cuestiones puramente técnicas, generando vínculos de confianza y compañerismo.

En 2020 se proyectó desde la Dirección Socioeducativa en Contexto de Encierro, en conjunto con el colectivo de talleristas La Bemba del Sur, el Taller de Serigrafía y Producción de Objetos Ilustrados. Se planificó teniendo en cuenta que muchas de las estudiantes manifestaron tener vínculos con conocimientos del universo textil, dado que la domesticidad de los saberes es anterior al tránsito por las unidades penitenciarias, lo atraviesa y excede. En este sentido, y considerando que es fundamental un abordaje desde una perspectiva feminista y popular para la intervención como talleristas en cárceles, se cree necesario poner en valor esos conocimientos y profundizar en las herramientas necesarias para que no sean exclusivos del universo del hogar. Al proponer como complemento saberes sobre serigrafía y competencias laborales, se piensa en escenarios que alojen corrimientos del universo de lo doméstico y se constituyan en potencialidades capaces de construir otros mundos distintos a los propuestos por el sentido común para dichas mujeres e identidades feminizadas. El inicio de este taller se encontró afectado por las consecuencias de la cuarentena producto de la pandemia del COVID-19. Las medidas de prevención tomadas por el Servicio Penitenciario restringen el acceso de personal externo a las unidades penitenciarias, por lo cual las coordinadoras no tienen acceso a la Unidad N.º 5. En este momento se están pensando estrategias alternativas para no perder la continuidad de los procesos y el vínculo con el grupo de talleristas.

El 10 de marzo del corriente año se dio inicio al “Taller de experiencias educativas”, un espacio pensado para trabajar de manera transversal, en el que confluyen las estudiantes universitarias de las distintas carreras, en primer lugar, pero abierto también a quienes tengan deseo de comenzar a estudiar. Los objetivos del taller giran en torno a conocer las trayectorias educativas, laborales y vitales de las mujeres en privación de libertad antes y durante su encierro a través de sus propias narrativas. De este modo, se apunta a contribuir al ejercicio de los derechos educativos y culturales de mujeres, lesbianas, trans y travestis que transitan el encierro, a partir de propiciar un espacio de encuentro y formación que brinde herramientas teóricas-prácticas provenientes de los campos de la comunicación, la ciencia política y los feminismos críticos. Participan cinco estudiantes de las carreras de Trabajo Social, Derecho y Administración de Empresas. En el primer encuentro se compartieron fragmentos de sus historias, deseos y ganas de estudiar. En el marco de las circunstancias excepcionales, a escala nacional y global, producto del COVID-19, la continuidad del taller se vio afectada, por lo cual fue necesario repensar estrategias para poder garantizar la continuidad de los estudios. Se realizó un intercambio de cartas para mantener el vínculo y se ha presentado una nota a la dirección para retomar progresivamente los encuentros presenciales con las medidas sanitarias provistas por protocolo, respetando el distanciamiento social obligatorio.

Otro tipo de intervención que se realiza desde el PEC son los acompañamientos socioeducativos personalizados de aquellas personas que estén estudiando una carrera universitaria. De esta modalidad participaron siete mujeres, estudiantes de las carreras antes mencionadas. El sentido del mismo es promover el acceso y la integración a la vida universitaria de personas privadas de libertad en la Unidad Penitenciaria N.º 5 mediante un conjunto de acciones vinculadas a aspectos pedagógicos singulares, colectivos y sociales que permitan sostener la práctica de aprendizaje e intercambio. En este contexto excepcional de pandemia, se implementaron estrategias para que las estudiantes puedan contar con el material necesario para continuar con sus estudios. Se acercó material impreso que contemplaba bibliografía obligatoria, guías de lectura y una carta de la dupla de acompañantes socioeducativos presentando esta nueva modalidad de trabajo. Se propuso un cronograma para que las estudiantes puedan salir en horarios rotativos a la biblioteca a estudiar. Asimismo también se logró gestionar que la biblioteca de la unidad, sea equipada con dos computadoras e internet para facilitar el acceso a la virtualidad que los tiempos actuales demandan.

En estos espacios socioeducativos, tanto personalizados como grupales, nos proponemos indagar sobre las condiciones y condicionamientos propios del género en torno al acceso a la educación superior, a prácticas culturales y laborales en contexto de encierro punitivo.

REFLEXIONES FINALES

Se considera que el dar a conocer este tipo de experiencias que se suceden al interior de una institución total (en términos de Goffman, 2001) no implica la posibilidad de reconocer y ser críticos/as de un Sistema Penal que reproduce y profundiza las desigualdades estructurales, no garantizando los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad. En primer lugar, cabe considerar que el Sistema Penal y la cárcel como medida extrema de castigo fueron concebidos desde una perspectiva androcéntrica, que actualmente se mantiene y no se contemplan las singularidades de otras identidades distintas a hombres cisgénero.

En este sentido, desde la criminología crítica y feminista, Pat Carlen (1990) expone que las mujeres, lesbianas, travestis y trans que transitan el Sistema Penal han sido tradicionalmente vistas como “doblemente desviadas”, es decir, no solo como ciudadanas que han infringido la ley, sino también como mujeres no naturales que han contravenido los roles tradicional e institucionalmente asignados a ellas. Este tipo de lecturas trae aparejadas intervenciones hacia dichas personas vinculadas a la infantilización y corrección, plagadas de una fuerte carga moral por no encarnar las principales características del estereotipo de mujer socialmente validado; no solo por parte de agentes del Servicio Penitenciario sino también de otras instituciones que intervienen en sus vidas.

Otra cuestión para destacar es la etapa posencierro, tanto en las prisiones domiciliarias como las modalidades de libertad condicional, asistida, o condena cumplida. En esta instancia emergen situaciones de gran complejidad, donde se evidencia que las condiciones deficitarias que reproducían violencias previas5 al momento de ingresar a la cárcel se mantienen y refuerzan en el egreso.

En esta coyuntura, se considera que los principales desafíos que se presentan en torno a las prácticas universitarias intervinientes en una cárcel de mujeres, lesbianas, travestis y trans es justamente conocer, escuchar y respetar otros modos de hacer y construir conocimiento que pueden ir en contra o ser distintos a los modos hegemónicos. En este sentido, se cree necesario propiciar espacios de debate y de construcción colectiva sobre las particularidades de las desigualdades patriarcales, clasistas y racistas que sufren mujeres y disidencias en contexto de encierro punitivo a partir de sus propias narrativas. Es imprescindible abogar por prácticas universitarias en territorio que no “representen” o “le den voz” a otras, sino que justamente escuchen y respeten las singularidades de las distintas trayectorias vitales, construyendo colectivamente otros mundos posibles, más cercanos a la justicia social.

BIBLIOGRAFÍA

ALIANI, Hernán, Rodrigo CASTILLO, María CHIPONI, Estefania INVERNIZZI, Mauricio MANCHADO, Luciana MIR y Eva ROUTIER. 2017. La Bemba del Sur. Historia y devenir de un colectivo político y cultural en contextos de encierro en Rodrigo Castillo, María Chiponi y Mauricio Manchado (comps.) A pesar del Encierro: prácticas políticas, culturales y educativas en prisión compilado por.

BARATTA, Alessandro. 1990. Por un concepto crítico de “Reintegración social” del condenado. Ponencia presentada en el seminario “Criminología crítica y sistema penal”, organizado por Comisión Andina Juristas y la Comisión Episcopal de Acción Social, en Lima, del 17 al 21 de septiembre de 1990.

CARLEN, Pat. 1990. Alternatives to women’s imprisonment. Milton Keynes: Open University Press.

CASTILLO, Leonardo. La magia más vieja. 1970. Editado por el autor clandestinamente durante la dictadura de Onganía. Copyright 1970 by “el autor” Argentina. Ley 11.723.

CENTRO DE ESTUDIOS LEGALES Y SOCIALES. 2011. Mujeres en prisión: Los alcances del castigo. Siglo XXI. Buenos Aires.

GALTUNG, Johan. 2016. La violencia: cultural, estructural y directa. En Cuadernos de estrategiano. 183: 147-168. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5832797

GOFFMAN, Erving. 2001. Internados: ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. 1º ed. 3º reimp. Edit. Amorrortu: Buenos Aires.

PROCURACIÓN PENITENCIARIA DE LA NACIÓN ARGENTINA. 2019. Informe Anual 2018. La situación de los Derechos Humanos en las cárceles federales de la Argentina. Buenos Aires.

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