Antropología Social
Aportes a una antropología de la salud colectiva en Olavarría. Marcelo Sarlingo y David González
-Departamento de Antropología
-Año Lectivo 2012
-Área Trabajo: Seminario de Antropología Social. Antropología Médica
-Becario: David González
-Director: Dr. Marcelo Sarlingo
-Duración de la Beca: 2 años
INTRODUCCION
La construcción social de la salud colectiva es un proceso complejo, aún para la dinámica de una ciudad denominada “de tamaño intermedio”, denominación establecida a partir de un criterio demográfico, insuficiente para captar la singularidad de varios procesos culturales que se dan en la región. Esta complejidad la hemos abordado desde el Seminario de Antropología Médica, espacio curricular que le dio legalidad a la experiencia de investigación llevada adelante por el alumno avanzado David González y promovida acertadamente por las autoridades de la FACSO mediante la organización de un programa de becas de investigación y docencia.
En efecto, el trabajo desarrollado por David se pudo inscribir bajo dos modalidades: una de ellas se centró en la experiencia de contacto etnográfico en la localidad de Recalde, cuyo primer objetivo estuvo centrado en una aproximación inicial para caracterizar la situación de riesgo colectivo de los habitantes de dicha localidad rural. Y la otra modalidad de abordaje tuvo que ver con la investigación realizada para presentar su tesis de grado, en la que aborda la cuestión definida como “Formas institucionales de atención de la drogadicción en la ciudad de Olavarría”. Y esta produjo una tesis que se inscribe en el marco del desarrollo de la Antropología Médica en la FACSO, contando con fecha de entrega para mediados del segundo cuatrimestre de 2013 y así comenzar su proceso de evaluación.
¿Cómo se conectan estos dos abordajes que permiten establecer una serie de pasos iniciales en un aprendizaje de tareas de investigación?. A partir del proyecto “Antropología de la salud colectiva del Partido de Olavarría”, uno de cuyos objetivos es establecer un piso de formulación de problemas sanitarios y socioculturales que se evidencian en el plano de la salud.
Enmarcado en el NURES (Núcleo Regional de Estudios Socioculturales), este proyecto ha ido produciendo un panorama de las políticas de salud mental locales, señalando un conjunto de incertidumbres en este campo, y una caracterización de procesos de generación de riesgo sociocultural a partir de la ejecución de políticas empresariales y estatales que enfatizan intereses concretos y que producen efectos “no deseados” y construidos socialmente como riesgosos por sectores de la población local. Es en este plano que el aporte de David González significa la visibilización de condiciones de vida riesgosas y no estudiadas anteriormente en la zona. Este aporte complementa otros procesos urbanos de generación de conflictos y riesgo socioambiental ya estudiados por Suyai Compagnon en la planta urbana de Olavarría, por María Eugenia del Campo para los asentamientos marginales de zonas aledañas al Riachuelo, por Agustina Girado y por Rosario Iturralde para Tandil y 30 de Agosto, respectivamente. A continuación expondremos sintéticamente algunos de los elementos centrales, en tanto resultados de investigación, que podemos certificar como contribución efectiva al conocimiento de la problemática enunciada y construida íntegramente desde un grupo reconocido como núcleo de producción científica por la UNICEN, originada desde el inicio mismo de las actividades
científicas de la FACSO y sostenida con muchísimo esfuerzo intelectual y académico durante los años de aplicación de las políticas neoliberales en nuestro país.
Salud colectiva en Recalde, una localidad rural del partido de Olavarría Se encuentra, en la localidad de Recalde, un panorama que puede sintetizarse de la siguiente manera. La fundación de la localidad de Recalde estuvo vinculada, en su origen, al proyecto de expansión de la producción agropecuaria en términos extensivos teniendo en cuenta que en nuestro país se sostenía un modelo de producción de puertas hacia afuera denominado “modelo agro – exportador”. Este fue, claramente, el rol asignado por el capital en la división internacional del trabajo a la Argentina. Uno de los aspectos que evidencia esta cuestión es el delineamiento y construcción de la traza ferroviaria, en manos de capitales ingleses en esos momentos: “La compañía inglesa de los ferrocarriles de acuerdo a la planificación del trazo de vías del ramal proyectado que venían construyendo, concretan el lugar de la construcción, comenzando la misma el año 1908, la supervisión a cargo de la ingeniería inglesa. Fin de obra en el año 1910 y la inauguración se realizó en 1911 con el nombre de Recalde. Generalmente, donde se construía una estación en cualquier línea ferroviaria se la denominaba con el nombre del dueño de un establecimiento rural importante más cercano al edificio. En este caso fue en honor al señor Damián Recalde quien donó las tierras para establecer la estación” (Chavari, A.2011: 9. En: Ex –residentes de Recalde, 2011).
Como contexto rural la localidad de Recalde se orienta hacia la producción primaria, vinculada con la producción agropecuaria con predominio de la producción ganadera. Es recurrente la presencia de trabajos vinculados con este tipo de producción en los que, muchas veces, es utilizada mano de obra poco calificada. Este aspecto resulta importante de mencionar porque es posible verificar la presencia de menores realizando una gama importante de tareas vinculadas con la producción ganadera, muchas veces asociadas a las tareas que realiza el progenitor y en las que incluye a sus hijos varones como una forma específica de endoculturación y de diferenciación por género.
Uno de los aspectos salientes del ordenamiento sociocultural de Recalde se vincula con esto.
Es decir, una marcada división sexual del trabajo. Los varones saben, desde siempre, que contarán con la posibilidad de acceder a las diferentes tareas rurales que se ofrecen en este contexto rural. Las mujeres, en cambio, sólo pueden contar con la expectativa de juntarse para acompañar a su marido como puestero de alguna estancia o pensar en la posibilidad de migrar a la ciudad.
En términos institucionales se puede mencionar que la localidad cuenta con pocos recursos institucionales. Entre las instituciones educativas se encuentran: un jardín de infantes (Jardín N° 910), una escuela primaria (Martín Miguel de Güemes N° 10) y una escuela secundaria (E.S. N° 19). También cuenta con una delegación municipal, un destacamento policial depen-diente de la comisaria primera de Olavarría y una sala de atención primaria con un médico generalista de atención permanente, el club Atlético y Social Recalde.
Como es común a muchísimos otros poblados o localidades rurales de la provincia y del país, Recalde no cuenta con el servicio ferroviario desde la década del noventa del siglo pasado. El cierre de este paraje ferroviario como el de tantos de la provincia respondió a la política económica implementada en esa década y, en particular, a la faz neoliberal del capitalismo internacional. Esa traza del ferrocarril unía a esta localidad tanto con Buenos Aires como a Bahía Blanca.
Una de las problemáticas que aparecen en la localidad se refiere a la creciente migración que se produce desde esta localidad hacia ciudades próxima a la misma como son Olavarría y Bolívar.
En un trabajo de campo realizado en la localidad por el antropólogo Hugo Ratier y otros investigadores, se da cuenta de que una de las problemáticas planteadas acerca de Recalde y de otras localidades o poblados rurales de nuestro país se refiere a su posible desaparición.
Estos investigadores analizan la problemática y sostienen que no necesariamente estos poblados o localidades tienden a desaparecer sino que se experimenta en el contexto rural un patrón diferenciado de habitabilidad. Estos investigadores proponen dos categorías para analizar esta temática en términos socio demográficos. Ellos hablan de población rural dispersa y población
rural agrupada y toman como fuente la información surgida del Censo Nacional y de Población de los años 1991 como de 2001.
TOTAL DEL PAÍS |
1991 |
2001 |
Población rural total Agrupada Dispersa |
4.179.418 1.118.092 3.061-326 |
3.828.180 1.223.533 2.604.347 |
Población rural total Agrupada Dispersa |
608.265 181.185 427.080 |
502.962 202.582 300.380 |
Pdo. De Lobos Población rural total Agrupada Dispersa |
7.937 1.340 6.597 |
6.204 1.924 4.580 |
Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 1991 y 2001.(Pág. 18)
Se puede observar en el gráfico la existencia de un patrón de asentamiento diferenciado tal como lo indican los autores mencionados. Esto dice Ratier al respecto: “El que la población rural en su conjunto y la población rural dispersa disminuyen en Argentina es un hecho de común conocimiento. Vale la pena tomar en cuenta que ese hecho coexiste con otro: La población de los pueblos rurales crece. En un estudio reciente realizado en la Argentina, Benítez (1998) se centra en la existencia de pueblos que pierden población y considera que éstos representan “la Argentina que desaparece”. Al centrarse en los pueblos en esa
situación y no presentar información sobre el peso relativo de los pueblos en su conjunto en la población rural y en el total de la población, se genera la confusión acerca de la medida en que esa “desaparición” es la nota dominante para el conjunto de la población de los pueblos rurales.
… No se trata de que todos los pueblos crezcan sino de la dinámica diferencial de pueblos con distinta evolución demográfica que hace que finalmente registremos un crecimiento del conjunto (p. 15; énfasis mío). Los autores distinguen entre población rural dispersa y agrupada.
Con cifras indiscutibles revelan que, mientras la población rural total disminuye, la agrupada en poblados de menos de 2.000 habitantes, crece” (Ratier, H. 2007: 9).
Recalde es una localidad rural históricamente vinculada a la producción agropecuaria y condicionada por este perfil productivo. Se podría pensar a esta localidad como a todas las localidades vinculadas con la producción primaria como asentamientos dependientes y funcionales a la actividad productiva mencionada. La existencia de estos asentamientos asegura la reproducción
social y favorece la reproducción del capital ligada a ese perfil productivo.
Pero Recalde también presenta dificultades en términos socioambientales. Una de ellas en particular se encuentra referida a la cuestión del agua. El agua de Recalde, como la de otras localidades de la provincia presenta un componente altamente tóxico para los seres vivos, y particularmente para los seres humanos: arsénico. La presencia de arsénico en el agua de esta localidad reviste uno de los elementos de mayor riesgo para la salud colectiva. Y la salud humana no debe ser pensada únicamente en términos biomédicos o como es habitualmente conceptualizada por el modelo médico hegemónico sino que debemos comenzar a incorporar una mirada más abarcativa de la problemática si queremos considerar realmente lo que sucede.
Es decir, debemos considerar lo que Standord Zent llama “la economía política de la salud”, debido a que las variables que considera el modelo biomédico son sólo las causas próximas del problema de la salud. Veamos lo que dice el autor: “Una perspectiva crítica de la antropología médica entiende los asuntos de la salud humana a la luz de macro – fuerzas políticas y
económicas que condicionan los patrones de relaciones y conductas humanas (Singer, 1986:128; Navarro, 1976). Esta área de estudio, también conocida bajo el título ‘la economía política de la salud’, sostiene que los factores biomédicos (agente patógeno, huésped y ambiente biofísico) son sólo las causas próximas de problemas de salud, mientras que las etiologías finales
son las desigualdades políticas y económicas derivadas del sistema económico capitalista mundial” (Zent, S. 1993: 43).
En el caso de Recalde es el ambiente biofísico el que “naturalmente” posee una cantidad de arsénico en los sedimentos que resulta perjudicial para la salud humana. Lo que se da naturalmente en la localidad aparece socioculturalmente naturalizado. Todo el mundo sabe que el agua se encuentra contaminada con este mineral pesado. Todo el mundo sabe que el arsénico
puede producir una serie de daños a la salud humana. Pero solo un sector de la población logrará disminuir el riesgo real para la salud humana que implica consumir agua con arsénico.
Claro está que el riesgo se reparte de manera desigual entre los habitantes de la localidad, Es habitual encontrar en esta localidad el uso de bidones de agua comercializada para el consumo.
Pero no todos los habitantes de Recalde pueden acceder al uso de bidones que garantizan que esa agua se encuentra libre de arsénico. Es habitual encontrar en nuestras visitas a los hogares vulnerables o vulnerabilizados que el agua que se consume habitualmente es la de pozo, es decir, con arsénico.
Es posible observar recurrentemente la presencia de un color característico en la dentadura de aquellas personas que utilizan agua de pozo para consumo cotidiano. Esta marca corporal de la presencia del arsénico en el agua y como efecto visible en la dentadura de algunas personas de la localidad se convierte en un aspecto más que se suma a una serie de otros aspectos que
diferencias, en términos simbólicos, a la población de Recalde. La familia Martínez bebe agua de pozo, posee una dentadura marcada por el arsénico, vive en una casa precaria que no es propia y sus hijos no han logrado la terminalidad de sus estudios secundarios.
De todas maneras, cuando hablamos de disminución del riesgo nos estamos refiriendo a que determinado sector de la población logra evitar el consumo directo de agua con arsénico al utilizar fuentes alternativas de provisión de agua, como por ejemplo, el uso cotidiano de agua envasada. Pero existe un riesgo indirecto para la salud humana que escapa al control de ese
sector de la población. Los animales que se crían en la localidad, ya sea aquellos que se producen para el mercado de animales o para el consumo propio utilizan el agua proveniente de los pozos. Lo sostenido me permite analizarlo en los términos que sostiene Ulrich Beck cuando habla de la lógica del reparto de la riqueza y del riesgo. El afirma lo siguiente “En la modernidad avanzada, la producción social de la riqueza va acompañada sistemáticamente por la producción social de riesgos. Por lo tanto, los problemas y conflictos de reparto de la sociedad de la carencia son sustituidos por los problemas y conflictos que surgen de
la producción, definición y reparto de los riesgos producidos de manera científico – técnica” (Beck, U. 1998: 25).
Entonces se podría pensar que en esta localidad se podría verificar ese cambio de lógica que implicaría el reparto del riesgo en las sociedades avanzadas. Si bien en esta localidad existe predominio de la producción ganadera también comienza a aparecer una producción agrícola vinculada a la soja y su concomitante de contaminación por efecto de la modalidad productiva que implica la soja (semilla modificada genéticamente, fertilizantes específicos, siembra directa, etc.). Pero la producción ganadera, si bien conserva patrones de producción históricos, alberga en su misma condición de producción la posibilidad de generar riesgo para la salud humana al no contar con fuentes provisionales de agua para el ganado que se encuentre libre de arsénico. Veamos lo que dice Beck:
“El concepto de sociedad industrial o de clases (en el sentido más amplio de Marx y Weber) giraba en torno a la cuestión de cómo se puede repartir la riqueza producida socialmente de una manera desigual y al mismo tiempo legítima. Esto coincide con el nuevo paradigma de la sociedad del riesgo, que en su núcleo reposa en la solución de un problema similar y sin embargo
completamente diferente. ¿Cómo se pueden evitar, minimizar, dramatizar, canalizar los riesgos y peligros que se han producido sistemáticamente en el proceso avanzado de modernización y limitarlos y repartirlos allí donde hayan visto la luz del mundo en la figura de efectos secundarios latentes de tal modo que ni obstaculicen el proceso de modernización ni sobrepasen los límites de lo soportable (ecológica, médica, psicológica, socialmente)?” (Beck, U. 1998: 25-26).
Adicciones y procesos de subjetivación
La clínica de las adicciones es un proceso realmente difícil de abordar, teniendo en cuenta la conflictividad social de la temática y los devastadores efectos de ciertas adicciones para la condición humana. La clínica de las adicciones es un campo donde el enfoque epistemológico, el paradigma teórico y el método clínico definirán indudablemente lo que pueda comprenderse; como realidad, conocimiento objetivo o subjetivo, conocimiento científico o verdadero (¿verdadero desde dónde?, y ¿para quién?). La clínica de las adicciones es un campo problemático, sin duda y especialmente para la psicología y el psicoanálisis; tanto para el estudio y la investigación del fenómeno de las adicciones, como para la práctica clínica y todo lo que se entiende por ello, ya sea desde el pensamiento objetivo positivista y desde el pensamiento subjetivo basado en el concepto de “inconsciente”. Pero el abordaje antropológico tiene un conjunto de elementos distintivos y singulares, epistemológicamente mucho más explicativos de ciertos procesos. Uno de ellos es la exigencia de establecer un abordaje situado históricamente, y en este caso los tratamientos que se llevan adelante en la localidad de Olavarría son producidos en un contexto determinado: las políticas provinciales de lucha contra un fenómeno caracterizado como “narcotráfico” y definido como ilegal en consonancia con diversos procesos de construcción biopolítica en países occidentales modernos. Esto implica un sistema de subsidios y de aportes económicos a un conjunto de ONGs que reemplazan a instituciones estatales y a tratamientos centralizados en establecimientos oficiales por experiencias de reclusión en granjas coordinadas por personas de diversas formación, asistidas por equipos técnicos y en muchos casos con la participación directa de ex - adictos. Otro elemento importante del abordaje antropológico es la deconstrucción de las técnicas de tratamiento, lo que permite mostrar cómo es que se establecen objetivos de re-programación total de la personalidad de las personas clasificadas como adictos y en función de esto se pone un marcha una maquinaria microsocial de control y disciplinamiento que es muy férrea, y que requiere un gran esfuerzo profesional del personal que trabaja en las mismas instituciones de tratamiento. Lo que emocionalmente impacta también en los responsables de aplicar y operar estas políticas
de re-socialización. También es muy notorio el contraste de estos métodos con otros modelos de abordaje, especialmente el denominado “reducción de daños”, que parte del principio opuesto al re-disciplinamiento, o sea, se basa en permitir la autonomía del adicto como base para re-constituir vínculos y procesos de re-subjetivación. Un punto fundamental del trabajo de investigación para la producción de esta tesis consistió en analizar las técnicas modernas de intervención en la subjetividad del adicto, las que tenían como objetivo principal el cambio conductual del consumo de drogas; y de ahí que las tareas, prescripciones y rituales que se les dejaban al paciente y a sus familiares para que los realizaran en un momento regulado, acordado y adecuado en la institución, estaban totalmente relacionadas con el abandono del “objeto droga”. Las técnicas experimentales de recompensa y castigo; técnicas para condicionar lo deseado o lo buscado por la familia y la institución, y des-condicionar el consumo de drogas en el paciente, forman parte de un paquete único basado en el uso de técnicas psicodinámicas; técnicas de análisis de las resistencias del paciente ante las constantes recaídas en el consumo de drogas. También se destacan las técnicas de fortalecimiento del yo del paciente, en torno a un “yo auxiliar” del clínico, las técnicas catárticas en lo emocional y en lo racional para la abreacción del trauma que hipotéticamente habría dado origen a la adicción; las técnicas de fomentar en el paciente un ideal yoico, deseable e imaginario desde la institución; las técnicas de interpretación psicodinámica sobre el consumo de drogas, buscando que el adicto se diera cuenta y tomara conciencia de lo latente‖y, finalmente, las técnicas superyoicas de predicación de una moral y una ética institucional gubernamental. O sea, la predicación de lo bueno y lo malo, como causales en relación con los efectos en lo personal, familiar y social en cuanto al consumo y la abstinencia de la droga. Lo malo es el consumo, lo bueno es la abstinencia. La ideología ético-religiosa, la ideología de los grupos de autoayuda y la ideología de las psicoterapias, determinando la ideología del que-hacer del psicólogo clínico en el ámbito de lo que se considera ―bueno‖ o ―en beneficio de los adictos se vuelve indistinguible en los tratamientos que se aplican en Olavarría.‖”Todo es por su bien”, afirmación que bien puede ser dicha por la institución religiosa, la institución pública de salud, los grupos de autoayuda, la familia, el médico, la trabajadora social, la enfermera, el psicólogo clínico, o el psicoterapeuta. Todos
estos actores piensan los procesos clínico-terapéuticos de las conductas adictivas como una transformación cognoscitiva del adicto respecto a su percepción del mundo, como una toma de conciencia del adicto sobre “su enfermedad”‖ al estilo de los “pasos normativos” utilizados en los tratamientos de Alcohólicos Anónimos, y en un segundo plano se pueden entender como
procesos de auto-conocimiento del yo del enfermo, y como un proceso de fortalecimiento y transformación del yo del “paciente”. O sea, del que “padece”.
Conclusiones
La experiencia de investigación en los planos aquí descriptos tiene dos importantes contribuciones: evidenciar la construcción del riesgo social en una localidad rural, mostrando una problemática NO RECONOCIDA OFICIALMENTE y silenciada en términos sociales (en tanto es el aparato estatal responsable por la salud de sus ciudadanos en cualquier parte del territorio nacional), y por otro lado, mostrar como el mismo Estado articula recursos y da legitimidad a procesos de re-socialización y disciplinamiento profundos, cuya des-cotidianización problematiza si ciertos niveles de implicación terapéutica no son distinguibles de la más pura violencia simbólica. Junto a otros procesos de investigación en el campo de la antropología médica local, estas contribuciones representan un paso más en la constitución de una perspectiva crítica y de una mirada no tan complaciente sobre la realidad local como la que en estos momentos producen otras disciplinas.
Bibliografía citada
Beck, Ulrich. 1998. “La sociedad del riesgo”. Buenos Aires, Paidós.
Chavari, Aurelio. 2011. En: “Recalde. El centenario, 1911 – 2011”. Olavarría, Ex –residentes de
Recalde, edición propia.
Ratier, Hugo. 2007. Trabajo de campo en el campo. Descubrimiento de los poblados. Olavarría,
Taller I FACSO UNICEN, Mimeo.
Zent, Stanford. 1993. Donde no hay médico: las consecuencias culturales y demográficas de la distribución desigual de los servicios médicos modernos entre los Piaroa. Caracas, Instituto La Salle - Instituto Venezolano de investigaciones científicas.
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