Entrevistas
“El asesinato de Elena Garro” Periodismo de investigación latinoamericano con ojos de mujeres
“El asesinato de Elena Garro” Periodismo de investigación latinoamericano con ojos de mujeres
Intersecciones en Comunicación, vol. 1, núm. 10, 2016
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
Recepción: 01 Marzo 2017
Aprobación: 03 Abril 2017
Introduccion
En los recorridos del periodismo de investigación, los reportajes y coberturas del alemán Günter Wallraff (1999, 2000) como “El periodista indeseable” es un clásico del campo de trabajo. Su viven- cia e involucramiento directos, su coraje al asumir el rol de posibles víctimas son los aspectos que rememoran que el periodismo puede ser una pasión, aun enmarcada en los parámetros de investigación. Sus publicaciones desarrolladas en base a fingir ser obrero en dife- rentes fábricas como la automotriz Mercedes-Benz o ser un adicto al alcohol en un sanatorio -entre otros casos- desenmascararon escandalosamente condiciones de trabajo de clases empobrecidas, los lados oscuros de instituciones y la doble moral de líderes financieros, políticos y religiosos en Alemania.
Sin embargo, cuan- do en la historia del periodismo de inves- tigación, el investiga- dor tiene nombre de mujer, la resonancia en los ámbitos acadé- micos, en las biblio- grafías y en las histo- riografías del campo, no es la misma. Uno de estos paradigmas fue la estadouniden- se Elizabeth Cochran quien en 1885, para poder publicar tuvo que utilizar el seudónimo de Nellie Bly ya que se consideraba impropio que mujeres periodistas usaran su nombre real. Contratada por Joseph Pulitzer para el New York World, Nellie Bly
fue pionera del periodismo de investigación en sus reportes sobre pobreza, condiciones de trabajo y vivienda en Nueva York logrando impactantes resultados a través de la utilización de los métodos de observación encubierta e investigación participante (aunque aún se operacionalizaban en un modo intuitivo): el caso más resonante fue su reporte sobre un hospital psiquiátrico internándose ella misma para descubrir las condiciones de maltrato de las pacientes (2008 [1888]).
Pero más paradigmática es la desvalorización de la escritora mexicana Elena Garro (1916-1998) que, como periodista, también siguió la misma metodología de Nellie Bly del del periodismo encu- bierto, sumergiéndose en la realidad de las protagonistas que serían su noticia mediante dicho procedimiento: la observación participante en una investigación encubierta (Taylor y Bogdan, 2000).
La prolífica creación de Elena Garro como novelista, ensayista, dramaturga, cuentista, poetisa pero, en especial, como periodista exhibe una visceralidad, franqueza y mordacidad así como empatía, ternura, coraje, humor y un estilo singular que encendió y sigue encendiendo el caldo de cul- tivo de envidias, controversias y en especial, de maniobras de ninguneo. El “ninguneo”, palabra atesorada por el es- critor Octavio Paz (esposo de Elena Paz por más de 20 años) para retratar una de las características de la identidad mexicana (1973), es uno de los movimientos que aún su- fre la figura y la producción in- telectual de Elena Garro en la escena intelectual mexicana y latinoamericana y que volvió a resurgir con el centenario de su nacimiento.
Para reposicionar el valor de una mujer escritora mexicana no hay nada mejor que otra mexicana que goza de la libertad intelec- tual que otorga no depender de circuitos de políticas académicas mínimas, residiendo en otra tierra donde puede ser profeta. Desde Estados Unidos, la Dra. Patricia Rosas Lopátegui atesora, lustra y revaloriza cada una de las piezas producidas por Elena Garro tanto con rigurosidad científica como con la pasión de quien posa sus ojos en un tesoro masacrado por el patriarcalismo, el machismo y la misoginia y, en especial, por la maledicencia –arma fatal predilecta para aniquilar mujeres.
La Dra. Patricia Rosas Lopátegui (2014) en el libro “El asesinato de Elena Garro. Periodismo a través de una perspectiva biográfica” arma su biografía -en más de 1000 páginas- siguiendo el recorrido periodístico de la escritora a través de sus piezas ordenadas por décadas que son, a veces, altamente prolíficas y otras, gravemente silenciadas. A propósito de dicha publicación, la Dra. Lopátegui nos relata cómo su interés en la escritora mexicana reside en su temprano aporte al periodismo de investigación con fuerte énfasis en la condición de la mujer y en el activismo social, aspectos que Elena Garro no desglosa desde ningún periodismo con cliché de objetividad. Su precoz uso de una metodología cualitativa en base a la observación encubierta hace su aporte aún más significativo para el campo del periodismo y la comunicación en Latinoamérica. En una reciente entrevista, la Dra. Lopátegui destaca algunos as- pectos de su obra:
Si tuvieras que sugerirle a alguien que no conoce el trabajo pe- riodístico y literario de Elena Garro, ¿por dónde sugerirías comenzar a conocer su trabajo periodístico y por qué?
Yo comenzaría por su primer reportaje que se titula “Mujeres perdidas” (2014, R. Lopátegui) porque ya desde ahí vemos el ca- rácter de Elena. En el libro menciono a la periodista Nellie Bly que es la precursora en Estados Unidos del periodismo encubierto. Esta periodista a finales del siglo XIX entró a un hospital para enfermos mentales en una isla en el estado de Nueva York. Y el formato de esta investigación consistía en que entrara como enferma mental y que permaneciera diez días en el hospital para investigar desde adentro el maltrato o las irregularidades que se llevaban a cabo en este centro. (…) En 1941, cuando Elena Garro trabajaba para la revista “Así” que se publicaba en la ciudad de México, el director de la revista, Gregorio Ortega, le propone a Elena Garro el mismo formato, pero en la cárcel de mujeres menores de edad que en aquella época se encontraba en Coyoacán, delegación de la Ciudad de México. Se suponía que era un reformatorio pero en realidad era una cárcel y todas las chicas eran menores de edad. Y le propone que ingrese como presa común y que permanezca diez días para investigar qué sucedía en ese Penal porque había rumores de que a las chicas se les castigaba de una manera brutal, inhumana. Y Elena acepta. Entonces, entra ahí al Penal. Y ella nos describe, nos muestra su mirada humanística en el caso, su gran empatía hacia las mujeres pobres que estaban siendo maltratadas, totalmente sin ninguna al- ternativa de vida. Ella nos muestra ese manejo de las situaciones y cómo puede armar de una situación tan desgarradora, un reportaje hasta con sentido del humor, con ironía y al mismo tiempo, atacar de una manera fuerte el machismo en México, la sociedad patriarcal, la misoginia y la devaluación de la mujer.
¿Este reportaje tuvo también una impactante repercusión social como en el caso de Nellie Bly?
Sí. Cuando Elena salió, publicó el reportaje en cinco partes y tuvo tal éxito que destituyeron a la Directora del Penal.
Este caso, así como sus posiciones respecto a la sangrienta masacre estudiantil en la denominada “noche de Tlatelolco” (1968) y las crónicas sobre las luchas por las tierras de los campesinos de Ahuatepec (1959) nos revelan a una mujer con profundo coraje que no separaba su activismo social del periodismo: ¿qué la impulsaba a realizar este tipo de trabajos a pesar de las condiciones opresivas en que vivía?
Yo creo que por un lado es la creatividad. Elena Garro es una mujer muy brillante, muy creativa, tiene ese don, ese talento y obviamente su formación. Entonces, era muy difícil para una mujer como Elena restringir ese mundo que está dentro de ella. Ella tiene una formación muy sólida en la casa. El papá y la mamá son grandes lectores y sobre todo, el papá porque él iba a ser seminarista. Luego el papá fue arquitecto, un hombre muy católico y cristiano pero en el sentido auténtico de ser cristiano: es decir, no un hombre que va buscando el poder político o el poder económico sino un hombre siempre muy humano, ayudando siempre a la gente, un hombre identificado con las causas justas. Y la madre, igual. La familia de parte de la madre eran “villistas”, los tíos de Elena Garro pelearon con Pancho Villa en la Revolución Mexicana. (…) Ahí están los orígenes de la lucha social de Elena Garro, por el pueblo. Y Elena siempre dijo que ella se sentía mejor con los campesinos que con los intelectuales.
¿Cuál es la importancia de Elena Garro como escritora, como intelectual, como periodista para el mundo del periodismo hoy?
Yo diría que su integridad. Es uno de los valores más importantes. Porque a pesar de que el statu quo o desde el poder no se cansen de repetir que Elena Garro se coludió con el gobierno, o que fue una “so- plona”, “una tradiora”, fue una periodista y una activista íntegra que nunca vendió su pluma.
Elena Garro fue el “chivo expiatorio” del gobierno en 1968, precisamente porque su periodismo y activismo atacaban la co- rrupción de los funcionarios y terratenientes.
Es decir, que el punto para cuestionarla, ¿fue la supuesta traición a los in- telectuales y no la traición a otros sectores sociales?
En los dos terrenos. Por un lado la dizque traición a los intelectuales, y por el otro, el complot que 2014. Rosas Lopátegui, Patricia. El asesinato de Elena Garro. Periodismo a través de una perspectiva biográfica. Monterrey. Universidad Autónoma de Nuevo León.
orquestó el gabinete de Gustavo Díaz Ordaz para aniquilar el movi- miento de Carlos A. Madrazo, al que pertenecía Elena Garro, que bus- caba democracia y justicia social. A los dos los acusó el Procurador General de la República, en el seno de la masacre de Tlatelolco, de organizar un complot comunista para derrocar al gobierno y culparon a Madrazo y a Elena Garro de dicha matanza perpetrada por las fuerzas gobiernistas. Al sistema político mexicano, es decir al PRI, no le convenían la lucha madracista ni la de Elena Garro a favor de los campesinos. Por eso los aniquilaron, a Madrazo de un avionazo (en 1969) y a Garro la silenciaron con el descrédito, y los intelectuales contribuyeron con su posición acomodaticia al servicio del Estado: desde el mismo Octavio Paz, Carlos Fuentes, etc., todos ellos defen- dieron a Luis Echeverría, una de las cabezas de la masacre del 2 de octubre de 1968 en Tlateloco. Si tú lees los artículos periodísticos de Elena Garro, que es lo que yo recomiendo a los periodistas y a los estudiantes de periodismo: ¡que la lean! y lleguen a su propia conclusión. Yo les preguntaría si una periodista que escribió cómo masacraban a los campesinos en Ahuatepec (Morelos) (1959) y mencionó el nombre del terrateniente que los estaba masacrando:
¿es una escritora que se convirtió en una espía del gobierno? Yo les
preguntaría: ¿Elena Garro fue una espía del gobierno cuando el go- bierno de Adolfo López Mateos la expulsó del país porque ella había ganado en un juicio las tierras de Ahuatepec para los campesinos? A (Adolfo) López Mateos le molestó muchísimo y le pidió a Octavio Paz que contribuyera para que Elena Garro se fuera del país. Y Elena se fue del país, obligada, prácticamente, a salir. Luego Elena vivió los treinta últimos años de su vida en la miseria absoluta (…). Y en el absoluto ostracismo, ¡hasta hoy en día! Hay que ver a Elena Garro en su condición como mujer, por qué se convierte en la “maligna”, nuevamente; es como el resurgimiento de la Malinche.
Esta intersección entre el periodismo y la literatura, el periodis- mo y el activismo social, el periodismo y la integridad: ¿son esos sus “pecados”?
Así es. En el caso de Elena Garro, el periodismo y la literatura son un mismo cuerpo porque la gran mayoría de la obra de Elena Garro está basada en su trabajo como periodista. Es decir, en hechos que ella andaba defendiendo y que escribió como artículos o crónicas para los periódicos, los transformó en literatura: cuentos, novelas. Por ejemplo, la única novela policíaca que Elena Garro escribió, “Y Matarazo no llamó…” (1991) se basó en las huelgas de los obreros o de los campesinos en las que ella participaba; y revela el estado policíaco mexicano en contra de los movimientos sociales. Pero todo eso ella lo vivía, porque ella participaba, ella andaba en las huelgas, en las manifestaciones. Primero, aparecían en los periódicos y luego hizo literatura también.
Éste es un camino que intelectuales y escritores, como los del denominado “boom latinoamericano”, también recorrieron: ¿por qué a ellos se les reconoció un valor, como por ejemplo a Gabriel García Márquez -quien desarrolla este tránsito del periodismo a la literatura- y a Elena Garro no se le reconoce?
Por esa leyenda negra que todavía sigue pesando mucho. Yo esperaba –ingenuamente– que durante los festejos del centenario de su nacimiento hubiera una disculpa pública a Elena Garro. Pero no, no hubo ni el más mínimo asomo.
Desde la biografía de Patricia Rosas Lopátegui (2014) surge la paradoja que uno de los principales operadores del “ninguneo” de Elena Garro fue el mismo premio Nobel de Literatura, Octavio Paz
-quien fuera su esposo durante más de 20 años. “El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno”, dice Octavio Paz en “Máscaras mexicanas” (1973). Y él mismo parece haber contribuido -desde esferas íntimas hasta públicas-, al “Asesinato de Elena Garro” con el mismo procedimiento de abuso emocional que él criticara en la identidad mexicana.
Se suele decir que la historia es de quien la escribe. Y si seguimos mirando la producción intelectual latinoamericana de hombres, para hombres y por hombres, habrá escaso lugar para quienes hicieron historia y no respondieron a hegemonías machistas. La obra de Elena Garro, su agudeza y desfachatez ante la ignominiosa prevalencia masculina en los círculos intelectuales, es revalorizada por otra mu- jer que también se atreve a escribir otra historia: la obra de Rosas Lopátegui (2014) devuelve a ese Alguien-Elena Garro, su identidad y su valor como una de las figuras más destacadas de la literatura y el periodismo latinoamericanos.
Referencias
Garro, E. 1941. Mujeres perdidas. Un extraordinario reportaje sobre la delincuencia femenina. Revista Así, Núm. 21, México, 13/9/1941. Citado en: 2014. Rosas Lopátegui, Patricia. El asesinato de Elena Garro. Periodismo a través de una perspectiva biográfica. Monterrey. Universidad Autónoma de Nuevo León. 1959. Crónica. Breve historia de Ahuatepec. (Citado en: ibidem)
Referencias
Garro E.1968. El complot de los cobardes. Los intelectuales y los estudiantes. Un análisis de la violencia. Revista de América. Núm. 1182. México, 17/8/1968 (Citado en: Ibidem).
Referencias
Garro. E. 1991. Y Matarazo no llamó… México. Grijalbo.
Referencias
Bly, N. 2008 [ 1888]. Ten days in a mad house. Londres. Dodo Press.
Referencias
Paz, O. 1973. El laberinto de la soledad. México. Fondo de Cultura Económica. Ensayo: “Máscaras mexicanas”
Referencias
Rosas Lopátegui, P. 2005. El asesinato de Elena Garro. Morelos, Ediciones UAEM
Referencias
Rosas Lopategui P. 2014. El asesinato de Elena Garro. Periodismo a través de una perspectiva biográfica. Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo León.
Referencias
S. J. Taylor y R. Bogdan 2000. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Barcelona. Paidós
Referencias
Wallraff, G. 1999. Cabeza de turco: abajo del todo. Barcelona. Anagrama. 2000. El periodista indeseable. Madrid. Anagrama.
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