Analia Umpierrez
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Cuando se ingresa a la cárcel, la experiencia te atraviesa el cuerpo. Nadie sale indemne de esto. Y en este espacio suceden cosas que merecen ser pensadas, revisadas y expuestas. En este número especial del Newsletter presentamos reflexiones, discusiones y sistematizaciones a partir de trabajos universitarios realizados en la cárcel.
La docencia, la extensión y la investigación son tareas que convergen y dan sentido a la Universidad como institución en la construcción de conocimiento en articulación con la trama social. La presencia de la Universidad en la cárcel debe aportar a y en los tres ejes tradicionales. El desafío que nos planteamos y que se constituye en horizonte, es ver como traspasar los límites fijados por la tradición secular universitaria. Entendemos que de ese modo podremos ganar terreno en articulaciones que aporten a diseñar caminos en que se conecten estas tres dimensiones de la tarea de la universidad.
Los sentidos –múltiples, entrelazados y a veces en clara contradicción- que se juegan en el encuentro de instituciones tal como son la educación y el castigo, encarnados en la Universidad (las universidades) y la cárcel (los sistemas penales y las cárceles) en Argentina, nos exigen avanzar en planteos analíticos que profundicen la acción reflexiva, una reflexión que necesariamente debe ir de la mano de la acción.
La cárcel es un terreno que se vislumbra árido y pedregoso pero a la vez un espacio que nos desafía de modo permanente a construir resistencias, múltiples y sostenidas maneras de avanzar en habilitar el acceso al derecho a la educación y a la cultura. Transitarla desde la formación académica es abrir un horizonte de posibilidades históricamente limitado para grandes sectores de la población: ser estudiante universitario es una conquista y un logro impensado, tal como decía Jesús un ingresante de Comunicación Social posando orgulloso con su libreta universitaria en el acto de entrega: “ningún pibe nace chorro”. Y ahí estamos para trabajar en derribar esa construcción que es social, hisçorica y por tanto, puede ser transformada.
Desde la extensión no solo esperamos “hacer llegar” la universidad al territorio sino que queremos ser parte del territorio, ponernos en el territorio. Desde ahí, buscar/conquistar espacios que convoquen a la imaginación, el encuentro, la palabra, la reflexión pero también la producción y disfrute del arte, la emoción, la alegría, el llanto, la risa; recuperar la producción de saberes y de haceres.
Desde la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) se vienen realizando de modo diverso y desde diferentes unidades académicas, trabajos que incluyen la oferta de carreras de grado y actividades de extensión. Se recogen en esta presentación diferentes miradas, algunas de quienes formamos parte del Programa Educación en Contextos de Encierro de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN; otros que participamos del Programa Universidad en la cárcel que depende de la Secretaría de Extensión de la UNICEN así como trabajos de docentes invitados de otras instituciones.
Aquí se despliegan relatos y se exhiben sentires que muestran desde algunas hendijas la tarea desplegada por múltiples actores que, de modos y propósitos diversos, ingresan a la cárcel. También se incluye un trabajo realizado por estudiantes universitarios detenidos, que asumen el compromiso de coordinar una actividad académica en una propuesta de extensión y toman como destinatarios a estudiantes del nivel precedente, también detenidos. Tomar la voz de quienes se advierten como “destinatarios”, nos hace transformar el eje y reconocerlos como “actores”; muchas veces enunciados desde el discurso académico. Pocas veces escuchados, aunque en los últimos años son muchos y muchas las que han podido hacer escuchar esa voz en primera persona.
2017. Newsletter . ISSN 1850-261X Copyright © Facultad de Ciencias Sociales. UNCPBA. Argentina