«La Amazonia es territorio de vida, de alimentos, de agua, de culturas; no de destrucción, muerte, explotación».
En los últimos días pueblos y gobiernos de todo el mundo han asistido a las consecuencias de los recientes y graves crímenes contra la selva amazónica.

«La Amazonia es territorio de vida, de alimentos, de agua, de culturas, no de destrucción, muerte, explotación»

Las nubes de humo en el sudeste de Brasil y, en especial, la ciudad de São Paulo, se conectan directamente con el aumento dramático de los incendios en diversas partes de la selva y zonas de transición con el Cerrado.

Es fundamental que toda la sociedad brasileña, latinoamericana y mundial sepa con claridad que este no es un fenómeno aislado. En realidad, es el resultado de una serie de acciones del agronegocio y de las mineras, ampliamente apoyados e incentivados por el gobierno de Bolsonaro, y que comenzaron con su elección. Después de casi dos décadas de reducción de la deforestación, el actual presidente y su ministro de medio ambiente, Ricardo Salles, articularon un violento discurso contra la legislación y los mecanismos de conservación ambiental brasileños, al mismo tiempo que aumentaron la persecución y criminalización de los pueblos que históricamente protegieron los biomas brasileños: pueblos indígenas y familias campesinas.

Desde el gobierno de transición, los discursos desde Brasilia atacaron el licenciamiento ambiental y el control y monitoreo del Estado sobre las actividades agropecuarias y mineras. Al mismo tiempo, el gobierno entregó el Servicio Forestal Brasileño a representantes ruralistas, implementó una intervención militar en el Instituto Chico Mendes (ICMBio) y prohibió las acciones de fiscalización del IBAMA, además de atacar públicamente a servidores de todas esas instituciones. El enorme recorte de recursos, impuesto por la política neoliberal al mando del ministro de finanzas, Paulo Guedes, convirtió a la situación en completamente insostenible.

Las denuncias comenzaron ya en 2018, por medio de pueblos y comunidades tradicionales de la región, que están siendo perseguidos por terratenientes y policías. Las ONG socio ambientales también están siendo criminalizadas y perseguidas por este gobierno. Por último, científicos de diversas organizaciones, universidades y hasta incluso del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE por sus siglas en portugués), internacionalmente reconocido, también denunciaron las consecuencias, y fueron recibidos con despidos y órdenes de no divulgación de datos. La respuesta de países como Noruega y Alemania a este cambio brutal en la política gubernamental fue la suspensión de las transferencias para el Fondo Amazonía, a lo que el gobierno de Bolsonaro respondió con desdén y acusaciones completamente infundadas.

Las dimensiones del crimen contra la humanidad son alarmantes. Solo en este año ya son más de 70.000 focos de incendios, 33.000 de ellos en la Amazonia, un aumento del 60% sobre la media de los últimos tres años. Solamente entre el 10 y el 11 de agosto hubo un aumento del 300%, cuando el agro negocio de la región declaró el “día del Fuego”. Imágenes de satélites también muestran un avance de la minería artesanal, no visto desde la década de 1980, principalmente en territorios indígenas.

Esas acciones, completamente apoyadas por el actual gobierno brasileño, deben ser reconocidas como crímenes contra la humanidad y daños irreparables al pueblo y a la naturaleza brasileños. En tiempos en que el mundo choca con las consecuencias de los cambios climáticas, esta postura es completamente inaceptable.

Debemos también recordar que la Amazonia no es un territorio “salvaje”, sino una región mega diversa en biodiversidad y pueblos. Hace milenios, diferentes formas de convivencia en ese bioma produjeron los bienes comunes que hoy no se pueden separar de la selva. No existe la selva amazónica sin sus pueblos, ni tampoco existimos sin ella. La conservación de la Amazonia sólo es posible junto con la defensa de los territorios indígenas y tradicionales, de políticas públicas de salud, cultura y educación que tengan como actores a los pueblos de la región.

www.brasildefato.com.br/2019/08/24/quemar-la-amzonia-es-un-crimen-contra-la-humanidad/

Fuente aquí

Según se ha informado, indígenas kinikinawas fueron atacados por policías militares fuertemente armados en su tierra ancestral en Mato Grosso do Sul. Los agentes han herido a varias personas y han atemorizado a la comunidad.

En imágenes grabadas puede verse cómo los policías llegan a la zona en helicóptero y en varios vehículos, así como a un hombre kinikinawa ensangrentado con heridas en su cabeza.

El hombre kinikinawa declaró: “Estoy derramando sangre en mi territorio. No nos detendremos por eso”.

El pasado 1 de agosto los kinikinawas reocuparon una parte de su tierra ancestral, que les habían robado años atrás para dar paso a los agroganaderos. Poco después llegó la policía y les atacó.

Se cree que la policía no tenía una orden judicial para “expulsar” a los kinikinawas del territorio reocupado, y que acataban órdenes de un alcalde local y de un agroganadero.

En un audio filtrado parece oírse al alcalde decir, justo antes del ataque, que los kinikinawas serían “expulsados, por las buenas o por la fuerza” y notificando a terceros que había “dos autobuses para llevar a 90 agentes de policía y que 40 más están allí, así que [los kinikinawas] serán expulsados”, y añadía: “Esto es una buena noticia porque el Gobierno precisa posicionarse para dar orden y paz a todos los que viven en este país”.

Los vecinos indígenas guaraníes han divulgado un comunicado donde expresan su indignación: “Esos agroganaderos/políticos están empezando a actuar sin leyes […] Ya hace décadas que reclamamos la devolución de nuestras tierras ancestrales, conforme a nuestros derechos nacionales e internacionales, pero hemos sido ignorados […] ante ello, estamos reocupando nuestras tierras y vamos a resistir y a responder en esta guerra de los agroganaderos contra nosotros, los pueblos indígenas”.

El presidente Bolsonaro prácticamente ha declarado la guerra a los pueblos indígenas de Brasil. El número de invasiones y ataques contra los pueblos indígenas se ha disparado desde que accedió al poder el 1 de enero de 2019.

Pueblos indígenas de todo Brasil y sus simpatizantes en todo el mundo reclaman que pare el genocidio de Brasil: #StopBrazilsGenocide.

Fuente aquí 

Los pueblos indígenas atesoran el 80% de la biodiversidad de un planeta que extingue sus recursos naturales y presiona a sus comunidades.

“Si salen casi todas las hormigas y se llevan sus huevecillos significa que lluvia fuerte se aproxima y durará algunos días”, dice Edgar Oswaldo Monte, un joven indígena de la comunidad mexicana de Buluk’ax, de ascendencia maya. El rastro de los insectos, su deambular, les marcaba, antes más que ahora, qué tiempo iba a hacer los próximos días. También observaban el vuelo de los pájaros y preveían los vientos, las aguas o los soles que se avecinaban. Eran sus conocimientos para gestionar las cosechas, los ríos, los recursos de los que alimentarse y vivir. Pero los pesticidas acaban con las hormigas, la deforestación arranca a los árboles y sus habitantes, el aumento desconcertante de las temperaturas condiciona las cabañuelas, y las fases de la luna marcan un calendario sin temporadas. “Nuestro conocimiento es menos eficiente por fuerzas externas. En mi comunidad hay gente que no sabe lo que es el cambio climático ni a qué se debe, no es culpa de ellos, pero les afecta”, dice este estudiante de desarrollo empresarial durante el encuentro Jóvenes indígenas. Una nueva generación de sociedades matriarcales que revitaliza sus sistemas alimentarios, celebrado en la sede de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Roma.

Entre las tierras indígenas están las semillas como las de la nutritiva quinua, protegidas por las sociedades andinas tradicionales de generación en generación; o la energética moringa, rica en proteínas, vitaminas y minerales, entre otras miles más o menos conocidas por los occidentales… También pueden encontrarse, entre la resina de algún árbol o en la composición de alguna raíz, principios activos para la cura de enfermedades.

La medicina alternativa es una forma ancestral que busca prevenir y tratar una amplia variedad de dolencias y enfermedades de la forma más natural posible.

Sin embargo, se deben reconocer los avances de la medicina convencional y aprender a complementar ambos campos, dando siempre prioridad a la salud.

La medicina alternativa es el conjunto de conocimientos, aptitudes y prácticas utilizados para prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales. Se basa en los saberes y experiencias ancestrales de los pueblos originarios de todo el mundo. Sin embargo, tras la llegada de los productos farmacéuticos y los distintos métodos empleados por la ciencia en el campo de la salud, la medicina alternativa estuvo a punto de desaparecer.

Actualmente, en todo el mundo se pueden encontrar espacios que ofrecen servicios de medicina alternativa, entre los que se encuentra la acupuntura, la quiropráctica y el uso de plantas medicinales. Cabe resaltar que, cada terapia alternativa tiene un componente energético y que las personas que generalmente acuden a estos servicios lo hacen porque hacen parte de una comunidad que tradicionalmente ha implementado este tipo de medicina o porque después de muchos años de tratamientos convencionales no han visto resultados.

Le puede interesar: Plantas medicinales para curar dolencias y recuperar saberes ancestrales

La medicina alternativa es bien vista para prevenir y controlar dolencias y malestares que no se encuentran en estado grave, esto teniendo en cuenta que las formas de alimentación y de trabajo, además de la calidad del aire y el consumo de medicamentos desde corta edad; influyen en que el alcance de los tratamientos alternativos ya no sea el mismo que hace cientos de años.

Se debe reconocer que, la medicina convencional fuertemente constituida en la ciencia, ha tenido importantes aportes para el descubrimiento de curas y tratamientos de enfermedades que la medicina alternativa a pesar de sus alcances no había podido tratar. Es por esto que se recomienda acudir a la medicina complementaria, en la que se recuperen aquellos saberes ancestrales que mantienen la vitalidad del cuerpo y la mente, pero que cuando sea necesario, se complementen con procedimientos o tratamientos a los que la ciencia ha demostrado su efectividad.

Autora: Karina Porras Niño. Periodista.
Editora: Lina María Serna.

Este 1° de agosto los pueblos indígenas de América Latina celebran el día de Pachamama o día de la gran Madre Tierra. Se trata de una celebración que se realiza para agradecer, pedir y bendecir los frutos que nos ofrenda la Pachamama. “Pacha” significa universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que “Mama” es madre.

La creencia andina menciona que en estos 20 días es el tiempo de adoración a la Madre Tierra, época de agradecimiento por las cosechas y el buen tiempo, por los animales y la abundancia del suelo. Por eso, el primer día de este mes se revive el ritual de gratitud a la tierra, un rito que sobrevivió a la colonización española y traspasó fronteras.

Los rituales de esta tradición fueron variando con el tiempo, tomando distintas formas y enriqueciéndose con los legados culturales, históricos y sociales de diferentes comunidades. Es así que, de acuerdo a las costumbres ancestrales de cada pueblo, cambia el modo de celebración.

Fuente aquí