Según se ha informado, indígenas kinikinawas fueron atacados por policías militares fuertemente armados en su tierra ancestral en Mato Grosso do Sul. Los agentes han herido a varias personas y han atemorizado a la comunidad.

En imágenes grabadas puede verse cómo los policías llegan a la zona en helicóptero y en varios vehículos, así como a un hombre kinikinawa ensangrentado con heridas en su cabeza.

El hombre kinikinawa declaró: “Estoy derramando sangre en mi territorio. No nos detendremos por eso”.

El pasado 1 de agosto los kinikinawas reocuparon una parte de su tierra ancestral, que les habían robado años atrás para dar paso a los agroganaderos. Poco después llegó la policía y les atacó.

Se cree que la policía no tenía una orden judicial para “expulsar” a los kinikinawas del territorio reocupado, y que acataban órdenes de un alcalde local y de un agroganadero.

En un audio filtrado parece oírse al alcalde decir, justo antes del ataque, que los kinikinawas serían “expulsados, por las buenas o por la fuerza” y notificando a terceros que había “dos autobuses para llevar a 90 agentes de policía y que 40 más están allí, así que [los kinikinawas] serán expulsados”, y añadía: “Esto es una buena noticia porque el Gobierno precisa posicionarse para dar orden y paz a todos los que viven en este país”.

Los vecinos indígenas guaraníes han divulgado un comunicado donde expresan su indignación: “Esos agroganaderos/políticos están empezando a actuar sin leyes […] Ya hace décadas que reclamamos la devolución de nuestras tierras ancestrales, conforme a nuestros derechos nacionales e internacionales, pero hemos sido ignorados […] ante ello, estamos reocupando nuestras tierras y vamos a resistir y a responder en esta guerra de los agroganaderos contra nosotros, los pueblos indígenas”.

El presidente Bolsonaro prácticamente ha declarado la guerra a los pueblos indígenas de Brasil. El número de invasiones y ataques contra los pueblos indígenas se ha disparado desde que accedió al poder el 1 de enero de 2019.

Pueblos indígenas de todo Brasil y sus simpatizantes en todo el mundo reclaman que pare el genocidio de Brasil: #StopBrazilsGenocide.

Fuente aquí 

Los pueblos indígenas atesoran el 80% de la biodiversidad de un planeta que extingue sus recursos naturales y presiona a sus comunidades.

“Si salen casi todas las hormigas y se llevan sus huevecillos significa que lluvia fuerte se aproxima y durará algunos días”, dice Edgar Oswaldo Monte, un joven indígena de la comunidad mexicana de Buluk’ax, de ascendencia maya. El rastro de los insectos, su deambular, les marcaba, antes más que ahora, qué tiempo iba a hacer los próximos días. También observaban el vuelo de los pájaros y preveían los vientos, las aguas o los soles que se avecinaban. Eran sus conocimientos para gestionar las cosechas, los ríos, los recursos de los que alimentarse y vivir. Pero los pesticidas acaban con las hormigas, la deforestación arranca a los árboles y sus habitantes, el aumento desconcertante de las temperaturas condiciona las cabañuelas, y las fases de la luna marcan un calendario sin temporadas. “Nuestro conocimiento es menos eficiente por fuerzas externas. En mi comunidad hay gente que no sabe lo que es el cambio climático ni a qué se debe, no es culpa de ellos, pero les afecta”, dice este estudiante de desarrollo empresarial durante el encuentro Jóvenes indígenas. Una nueva generación de sociedades matriarcales que revitaliza sus sistemas alimentarios, celebrado en la sede de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Roma.

Entre las tierras indígenas están las semillas como las de la nutritiva quinua, protegidas por las sociedades andinas tradicionales de generación en generación; o la energética moringa, rica en proteínas, vitaminas y minerales, entre otras miles más o menos conocidas por los occidentales… También pueden encontrarse, entre la resina de algún árbol o en la composición de alguna raíz, principios activos para la cura de enfermedades.

La medicina alternativa es una forma ancestral que busca prevenir y tratar una amplia variedad de dolencias y enfermedades de la forma más natural posible.

Sin embargo, se deben reconocer los avances de la medicina convencional y aprender a complementar ambos campos, dando siempre prioridad a la salud.

La medicina alternativa es el conjunto de conocimientos, aptitudes y prácticas utilizados para prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales. Se basa en los saberes y experiencias ancestrales de los pueblos originarios de todo el mundo. Sin embargo, tras la llegada de los productos farmacéuticos y los distintos métodos empleados por la ciencia en el campo de la salud, la medicina alternativa estuvo a punto de desaparecer.

Actualmente, en todo el mundo se pueden encontrar espacios que ofrecen servicios de medicina alternativa, entre los que se encuentra la acupuntura, la quiropráctica y el uso de plantas medicinales. Cabe resaltar que, cada terapia alternativa tiene un componente energético y que las personas que generalmente acuden a estos servicios lo hacen porque hacen parte de una comunidad que tradicionalmente ha implementado este tipo de medicina o porque después de muchos años de tratamientos convencionales no han visto resultados.

Le puede interesar: Plantas medicinales para curar dolencias y recuperar saberes ancestrales

La medicina alternativa es bien vista para prevenir y controlar dolencias y malestares que no se encuentran en estado grave, esto teniendo en cuenta que las formas de alimentación y de trabajo, además de la calidad del aire y el consumo de medicamentos desde corta edad; influyen en que el alcance de los tratamientos alternativos ya no sea el mismo que hace cientos de años.

Se debe reconocer que, la medicina convencional fuertemente constituida en la ciencia, ha tenido importantes aportes para el descubrimiento de curas y tratamientos de enfermedades que la medicina alternativa a pesar de sus alcances no había podido tratar. Es por esto que se recomienda acudir a la medicina complementaria, en la que se recuperen aquellos saberes ancestrales que mantienen la vitalidad del cuerpo y la mente, pero que cuando sea necesario, se complementen con procedimientos o tratamientos a los que la ciencia ha demostrado su efectividad.

Autora: Karina Porras Niño. Periodista.
Editora: Lina María Serna.

Este 1° de agosto los pueblos indígenas de América Latina celebran el día de Pachamama o día de la gran Madre Tierra. Se trata de una celebración que se realiza para agradecer, pedir y bendecir los frutos que nos ofrenda la Pachamama. “Pacha” significa universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que “Mama” es madre.

La creencia andina menciona que en estos 20 días es el tiempo de adoración a la Madre Tierra, época de agradecimiento por las cosechas y el buen tiempo, por los animales y la abundancia del suelo. Por eso, el primer día de este mes se revive el ritual de gratitud a la tierra, un rito que sobrevivió a la colonización española y traspasó fronteras.

Los rituales de esta tradición fueron variando con el tiempo, tomando distintas formas y enriqueciéndose con los legados culturales, históricos y sociales de diferentes comunidades. Es así que, de acuerdo a las costumbres ancestrales de cada pueblo, cambia el modo de celebración.

Fuente aquí

Mujeres de las 36 naciones originarias que existen en el territorio argentino y latinoamericano se encontraron durante tres días en Las Grutas, una pequeña localidad en la costa marítima de la Norpatagonia, en el Segundo Parlamento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.

Se trata de un encuentro organizado de manera autogestiva, autónoma, no partidaria, antipatriarcal, anticapitalista y antirracista. El principal objetivo del encuentro es el fortalecimiento de las identidades de las mujeres indígenas, además de compartir experiencias y problemáticas.

“Es la primera vez que vengo, me llevo mucho newen, mucha fuerza” expresó Lorena Reyes de la comunidad Calfunao, de Trelew.

En el encuentro hubo charlas, paneles y talleres en los que se abordaron cuestiones que van desde la determinación del territorio y el cuerpo, la economía, el comercio justo, los “feminicidios” en las comunidades, la violencia institucional, la educación y la formación en prácticas ancestrales entre otras temáticas.

“Es un honor estar compartiendo con todas las mujeres y escuchar tantas experiencias, porque el dolor no es solamente de ustedes, ni solamente mío, es de muchas mujeres. Nos han dividido por países pero por la sangre que corre por nosotras nos hace hermanas” expresaron durante el encuentro.

“Vinimos a conocer a las hermanas, a escuchar las inquietudes y las problemáticas que están pasando los pueblos originarios” señaló una de las mujeres de la comunidad mocoví de Santa Fe.

Por su parte, Moira Millán, mujer mapuche de la comunidad Pillan Mahuisa, creadora del Movimiento Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, evaluó el desarrollo de este segundo Parlamento: “Ha sido muy emotivo, cargado de relatos muy dolorosos, muchas injusticias. Pudimos ver de forma tangible lo que denunciamos como feminicidio indígena. También fue un parlamento que nos brindó el tiempo para danzar, para bailar, encontrarnos con nuestras propuestas, nuestras esperanzas, en unidad, conocer la realidad de hermanas de otros países como Ecuador, y saber que en realidad casi todos los pueblos de Indoamerica estamos en la misma situación de postergación de nuestros derechos. Fue muy importante porque nos dimos tiempo de ceremoniar, es decir, de recuperar ceremonias de todos los pueblos”.

Millán expresó que lo que fundamentalmente arrojó este Parlamento “es el consenso del buen vivir como derecho”. “Creemos que es algo que debemos construir independientemente de los gobiernos de turno. Ahora que estamos frente a la coyuntura electoral y que todo el mundo ve la manera de cooptar sectores para el voto y para perpetuarse en el poder, nosotras hablamos de autonomía y de autodeterminación” destacó.

Fuente aquí