En Mato Grosso, las explotaciones agrícolas a menudo se libran de sus responsabilidades de conservación y deforestan más de lo permitido. Las comunidades se han organizado para replantar su territorio degradado.
Ripá (Brasil) - 12 OCT 2022
Una mañana de calor húmedo del pasado mes de diciembre, ocho mujeres y su jefe salieron de la aldea indígena xavante de Ripá, una etnia amerindia que habita una región de Brasil, para atravesar una sabana boscosa en el estado de Mato Grosso. Tras unos pocos kilómetros, el camino se terminó. Siguieron andando en fila y atraversaron la hierba que les llegaba hasta las rodillas.
La mayor parte de los 20.000 xavantes que sobreviven están en el Cerrado, un mosaico de bosques espinosos y pastizales arbolados que cubre el 40% de este Estado al oeste de Brasil. Más seco y menos denso que la selva amazónica al norte, el Cerrado tiene su propia flora y fauna exóticas. Los biólogos conservacionistas lo consideran la sabana más rica del mundo en términos biológicos y los investigadores afirman que el 5% de las especies vegetales y animales del mundo habitan en ella. Pero, en las últimas décadas, los madereros han talado enormes franjas de bosque en Mato Grosso, y han transformado el 12% del Cerrado en pastos y tierras de cultivo.
Los madereros han talado enormes franjas de bosque en Mato Grosso, y han transformado el 12% del Cerrado en pastos y tierras de cultivo.
Hace siete años, los miembros de Ripá se unieron a un grupo que trabajaba para restaurar parte de la vegetación de la zona y, al mismo tiempo, apuntalar la menguante fortuna de los residentes mediante la venta de las semillas que cosechaban allí. Desde que tienen uso de razón, los aldeanos han realizado frecuentes viajes de recolección por su territorio, llamados dzomoris, expediciones en las que cazaban y recolectaban frutos y raíces de forma experta. Ahora hacen estos viajes específicamente para recoger las semillas necesarias para replantar los terrenos degradados del Cerrado. “Con las semillas, reforestaremos”, afirmaba el jefe de Ripá, José SerenhomoSumenéXavante. “Por eso necesitamos semillas autóctonas”. Hasta ahora, el movimimento ha ayudado a replantar 74 kilómetros cuadrados de bosque.
Irónicamente, los compradores son a veces las mismas personas y empresas culpables de los grandes proyectos de tala que han generado la necesidad de replantar. Y, entre los gobiernos que promueven la reforestación, se encuentran los mismos organismos que no impidieron la destrucción del bosque en primer lugar.
Un día después de la jornada de recolección de semillas, el jefe xavante se levantó temprano y se pintó la espalda, el pecho y el pelo con pintura de guerra roja y negra. Se colocó en el claro, donde los niños de Ripá suelen jugar al fútbol. Bajo un cielo nublado, varios hombres también embadurnados de pintura de colores se reunieron a su alrededor. Cantaban y golpeaban el suelo con pesados garrotes y arcos de caza. El jefe estaba furioso por la profanación del bosque de su territorio por parte de los forasteros. Rabiaba por una operación minera no indígena dentro de su reserva. “¡Miren cómo están robando la tierra!”, exclamó. Cerró la reunión con un ulular que imitaba el canto de un pájaro.
Los casos de “invasión, explotación ilegal y daños” en tierras nativas en Brasil por parte de extranjeros casi se han triplicado desde que el presidente derechista del país, Jair Bolsanaro, asumiese el cargo en 2019.
Según un informe publicado en agosto por el Consejo Misionero Indígena, una organización afiliada a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, los casos de “invasión, explotación ilegal y daños” en tierras nativas en Brasil por parte de extranjeros casi se han triplicado desde que el presidente derechista del país, Jair Bolsanaro, asumiese el cargo en 2019. El jefe explicó que, por muy indignantes que sean esas ofensas, la mayor parte de la destrucción del bosque de sabana se ha producido en tierras privadas fuera del territorio indígena. Y que resulta “aún más difícil detener eso que desalojar a los intrusos en sus tierras”. Los inversores han comprado y arrasado enormes zonas de bosque primario y las han sustituido por plantaciones industrializadas de soja, maíz y algodón. Esta destrucción se ha acelerado durante los casi cuatro años de gobierno de Bolsonaro. El Cerrado está experimentando la mayor tasa de deforestación desde 2015, según datos recientes publicados por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE). Entre agosto de 2020 y julio de 2021 se perdieron unos 8.531 kilómetros cuadrados de bosque entre Mato Grosso y una docena de otros Estados brasileños.
El día anterior, el jefe xavante había cruzado la sabana calurosa para recoger semillas y ayudar a restaurar los bosques talados de Mato Grosso, aunque solo fuera de forma simbólica. Una vez que los recolectores bajaron del camión, subieron la suave pendiente hacia las montañas de Roncador, una cresta rocosa sagrada. Cuanto más se acercaban a la cima, más altos y juntos crecían los árboles y el aire sofocante se iba refrescando.
Se detuvieron en un pantano que cubre un cerro entre riscos y las mujeres se desplegaron por los laberínticos riachuelos de agua. Recogieron puñados de buriti, el fruto de una palmera (mauritia flexuosa), del suelo empapado, porque es ahí donde prospera, y los depositaban en las cestas de cuerda que tejen con la fibra de las hojas de la palmera.
El beneficio neto de toda la comunidad por la venta del buriti y otras semillas será de unos 1.200 dólares (1.210,88 euros) este año
Los xavantes comen habitualmente buriti y saben que es popular en todo Brasil. Pero, estas mujeres no venden la fruta fresca, sino que venden las semillas. El beneficio neto de toda la comunidad por la venta de estas y otras semillas será de unos 1.200 dólares (1.210,88 euros) este año, y complementará sus ingresos por la venta de artesanía y las modestas subvenciones del Gobierno. Los ingresos no son la razón principal para llevar a cabo este trabajo. “Los no indígenas están destruyendo el Cerrado y no entienden la naturaleza”, se lamenta Neusa. Cada dzomori (expedición de recolección en la lengua xavante) ayuda a reparar el daño. En este viaje, que duró un día entero, los buscadores encontraron más cosas que buriti.
Una mujer del equipo se subió a la nudosa y achaparrada copa de un árbol de murici (Byrsonimacrassifolia). Agarró unas ramas y lo sacudió con fuerza. El árbol vibró y cayeron frutos maduros que parecían manzanitas amarillas. Un poco más lejos, otras arrancaban frutos pálidos del tamaño de un mango de las esbeltas ramas de un árbol angelim. Echaron la fruta en las cestas y por la tarde, cada una de las mujeres había recogido más de seis kilos de fruta, toda ella con semillas comercializables.
El Código Forestal de Brasil y las leyes estatales exigen que los terratenientes conserven una parte de su propiedad en su estado original y el porcentaje varía según la región y el tipo de vegetación. En Mato Grosso, se supone que entre el 35% y el 80% de la selva está protegida, aunque la realidad es que las explotaciones agrícolas a menudo se libran y conservan menos de lo que deberían. Los propietarios que desbrozan ilegalmente, ignorando el requisito de conservación de terrenos, deben volver a plantar árboles autóctonos y, en algunos casos, lo hacen, lo que crea la demanda de semillas como el buriti, el murici y el angelim.
Las grandes explotaciones de productos básicos representan la mayor parte del mercado. El Código Forestal es el que más atención presta a la replantación de las riberas de los ríos, y la construcción de carreteras y otros proyectos de obras públicas suelen estar obligados a reponer la vegetación que dañan. Las semillas recogidas por comunidades como la de Ripá contribuyen a restaurar esas tierras.
En sus 15 años de actividad, la Rede de Sementes do Xingu ha vendido más de 300 toneladas de 220 especies de semillas
Los lugareños de Ripá y otros 24 grupos indígenas del Estado venden lo que recogen a un mayorista conocido como Rede de Sementes do Xingu (RSX). Es el mayor proveedor de semillas autóctonas de Brasil. En 2007, una coalición de indígenas y no indígenas la fundó como forma de reforestar las tierras a lo largo del río Xingu, un importante afluente del Amazonas, cuyo nacimiento está en Mato Grosso. La tala para la extracción de madera y la apertura de explotaciones ganaderas habían desnudado las orillas del río, debilitando y contaminando los arroyos de la cuenca del Xingu.
RSX envía semillas a los agricultores y otros clientes y también ayuda a plantarlas. Los agricultores de dentro y fuera de los territorios indígenas y también algunos habitantes de las ciudades contribuyen a las reservas de RSX, la mayoría de las cuales se plantan dentro de Mato Grosso.
En sus 15 años de actividad, RSX ha vendido más de 300 toneladas de 220 especies de semillas, entre ellas del árbol pequi, que tiene el tamaño de una nuez, y la semilla del embaúb, que es más pequeña que un grano de arroz.
La cantidad de terreno que ha replantado hasta la fecha es extraordinaria, una superficie casi del tamaño de Barcelona. Los compradores combinan las semillas secas que adquieren con docenas de otras especies en una mezcla que, sembrada a mano, debería crecer hasta convertirse en una arboleda que se asemeje al bosque nativo en una década.
Pero, en Mato Grosso, el mayor productor de cereales de Brasil y que alberga la mayor cabaña ganadera del país, ni siquiera 74 kilómetros cuadrados pueden equilibrar lo que se tala cada año. Solo el año pasado, los madereros deforestaron más de 30 veces más de lo permitido, 1.000 kilómetros cuadrados.
Bruna Ferreira, que lleva muchos años como directora de RSX, reconoce que la tarea digna de Sísifo de recuperar los bosques “a veces parece inútil”. Pero en una entrevista señalaba que sus logros no deben juzgarse enteramente por el pequeño porcentaje de tierra deforestada que se restaura. El esfuerzo es “una labor de resistencia, que hace más fuertes a estas comunidades”. Revitarlizar el Cerrado parece sobre todo una obra de amor, pero merece la pena, añade Neusa. “Si amas el Cerrado, te devuelve lo que le das”, concluía.
Después de que el jefe, su hija y las demás mujeres regresaran a la aldea, tenían más trabajo que hacer. DjaniraPe’WeeXavante revisó los frutos de murici que habían traído, eligió los mejores para comer, quitó las partes podridas y dejó las semillas fuera para que se secaran.
No muy lejos de ella, un enorme campo de soja excavado en la espesa selva muestra que el amor, por sí solo, no protegerá la selva que queda en Mato Grosso. El campo es plano como un tablero de mesa y sin rasgos distintivos, aparte de las interminables hileras de plantas de soja idénticas y las líneas dejadas por las máquinas agrícolas, tan rectas como las de una cartilla de caligrafía. El líder xavante, José SerenhomoSumenéXavante, señala con enfado que esta granja fue permitida por uno de los muchos jefes que piensan que el dinero que ganan ahora es más importante que un bosque sano.
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Bogotá - 29 SEPT 2022
La imagen de un grupo de campesinos reclamantes de tierras y empresarios en la Casa de Nariño, el palacio presidencial de Colombia, anunciando juntos una decisión judicial que se las devuelve después de treinta años es simbólica en un país donde miles de personas han sido despojadas de tierra. El fallo judicial, que anunciaron este miércoles, restituye tierras a campesinos que reclamaban su propiedad en terrenos donde se planea un puerto sobre el mar Caribe e inaugura una forma de resolución que reconoce a las víctimas y, al mismo tiempo, despeja el camino para la construcción de la obra.
Para el Gobierno de Gustavo Petro, que anunció la decisión en cabeza del Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, este es un “paso importante en una región como Urabá, históricamente conflictiva y signada de sangre” y un mensaje para la paz total no solo por la reparación a las víctimas sino por el acuerdo al que llegaron los campesinos y los empresarios para avanzar en el puerto que daría empleo a miles de habitantes de Turbo, en Antioquia. El impulso en darle relevancia muestra también que la restitución, tema que fue central en el discurso del Gobierno de Juan Manuel Santos, vuelve a la agenda de Colombia con renovado impulso.
La sentencia de un juez de restitución de Turbo (Antioquia) reconoce la condición de víctimas de seis familias de ese municipio, cuyos padres y parientes fueron despojados y asesinados por grupos paramilitares y agentes del Estado en 1997. Ordena que les hagan una “restitución por equivalente”, es decir, que les entreguen un predio en propiedad de similares características al que pedían en restitución; pero también admite a la Sociedad Portuaria Turbo Pisisí como “propietario interviniente”, porque había comprado los predios con buena fe.
“Quiere decir esto que reconoce que ni la empresa Pisisí tuvo responsabilidad en esos hechos de violencia de 1997, ni las víctimas eran falsas víctimas, sino de carne y hueso. Sus familiares fueron asesinados, y sus niños y niñas violentados, desaparecidos, desplazados y despojados de la tierra donde se va a construir el puerto”, explicó Gerardo Vega, director de la Agencia Nacional de Tierras, que antes de asumir el cargo representó legalmente a víctimas de la región.
Las víctimas tuvieron las primeras palabras. “Venimos de un territorio que por décadas ha sido sometido como laboratorio de guerra. Somos sobrevivientes del exterminio contra la Unión Patriótica”, dijo Vanderley Quintero, representante de los campesinos. Para ella es una medida que apunta a la reparación y la reconciliación después de años de haber sido estigmatizados y perseguidos por intentar recuperar sus tierras. “Con este tipo de iniciativas es posible enviarle un mensaje a la sociedad colombiana, a los empresarios, que sepan que pueden ayudar a indemnizar, que cooperen con el Estado dentro de su responsabilidad o corresponsabilidad social”.
Construir un nuevo puerto para Turbo ha sido un sueño por décadas en esta región, una de las más afectadas por un conflicto armado que aún está vivo. “Es algo histórico que las víctimas y nosotros, como empresarios, nos hayamos puesto de acuerdo para desarrollar este tipo de proyectos. Creo que en Colombia nunca se había dado y esperamos que este desarrollo sirva para la paz total, porque nosotros vamos a generar aproximadamente 5.000 empleos”, dijo Teófilo Lemos, fundador de la empresa que construirá el puerto.
Para el Gobierno de Petro, la paz total pasa por la reforma agraria. Recientemente, la ministra de agricultura anunció la titulación y formalización de 680.000 hectáreas a campesinos y esperan entregar al menos tres millones de hectáreas. Ahora, mientras en algunas regiones del país se producen invasiones de tierras y choques, buscan mostrar iniciativas como las de Urabá para reducir el conflicto.
“Que esta región conflictiva ubique una relación distinta, simétrica y respetuosa entre el sector privado y aquellos que han sido permanentemente afectados por la violencia, es un mensaje para grupos armados como las Autodefensas Gaitanistas (o Clan del Golfo, que operan en ese territorio). Estas víctimas representan la posibilidad de que ellos se vinculen y transiten al Estado de Derecho. El ejercicio de la fuerza ilegal y de poder que tejen en estos territorios empieza a ser y a mostrarse innecesario”, dijo Rueda, al hacer un llamado a otros grupos armados.
El Alto Comisionado anunció que, hasta ahora, al menos diez organizaciones armadas y de crimen organizado han “expresado su disposición a ser parte de la paz total”, entre ellas las disidencias de las FARC, como el llamado Estado Mayor Central; la Segunda Marquetalia, las AGC o Clan del Golfo; algunas oficinas del crimen de varias ciudades y las Autodefensas de la Sierra Nevada de Santa Marta. “Cada grupo, con su propia identidad y naturaleza y motivación, está expresando su disposición a ser parte de la paz total. En esta fase de exploración se les ha pedido no matar, no desaparecer, no torturar y vamos avanzando”, dijo.
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Colombia: Es necesario que el gobierno adopte medidas urgentes, ya que el aumento de la violencia en las zonas rurales afecta gravemente a los derechos humanos - informe de la ONU
Bachelet insta a Colombia a aumentar la protección de la población debido al aumento de la violencia en zonas rurales
Colombia debe reformar de manera urgente la gestión de protestas para prevenir más violaciones a los derechos humanos – Informe de Naciones Unidas
GINEBRA (24 de marzo de 2022) - Los asesinatos, ataques y amenazas en contra de defensores y defensoras indígenas, quienes ejercen una labor de defensa de su territorio, deben ser prevenidos e investigados de manera efectiva por las autoridades colombianas, una experta de la ONU dijo hoy.
“Es sumamente preocupante e impactante que los niños son víctimas directas de los ataques”, dijo Mary Lawlor, Relatora Especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos.
“Un niño defensor de derechos humanos de 14 años fue asesinato, y otro fue secuestrado por la fuerza. Hemos recibido informes sobre un número creciente de niños, niñas y adolescentes reclutados por grupos armados no estatales y de los cuales en un porcentaje muy importante se trataría de niñas.”
En los últimos meses se han incrementado las amenazas y ataques en contra del Pueblo Indígena Nasa, sus líderes, autoridades e integrantes de la guardia indígena. El 24 de enero de 2022, el señor José Albeiro Camayo Güetio fue asesinado en presencia de su hijo de 13 años de edad, presuntamente por integrantes de un grupo armado no estatal que pretende ejercer el control en el resguardo indígena Las Delicias, municipio de Buenos Aires, Cauca.
Solo 10 días antes, el 14 de enero de 2022, el niño Breiner David Cucuñame López, de 14 años, y el señor Guillermo Chicame Ipia, fueron asesinados, presuntamente por integrantes del mismo grupo, mientras se encontraban haciendo labores de protección y defensa del territorio con la guardia indígena del Resguardo las Delicias. El 21 de noviembre de 2021, Marcos Fidel Camayo Güetio, quien había sido autoridad tradicional de Las Delicias, habría sido también asesinado.
“El aumento de las amenazas contra los defensores y las defensoras de los derechos humanos en Colombia, incluidos los que protegen los derechos de los pueblos indígenas, el medioambiente, y la implementación del acuerdo de paz, está generando un efecto amedrentador en la sociedad civil y en la legítima labor que realizan las personas defensoras de los derechos humanos”, dijo la experta.
“El Gobierno tiene que investigar de manera efectiva estos casos, proporcionar reparaciones a las víctimas, y desmantelar a los grupos generadores de la violencia que pretenden controlar el territorio del Pueblo Nasa. También deben adoptar medidas de prevención y protección de las comunidades, así como fortalecer las propias estrategias de autoprotección y formas organizativas del Pueblo Nasa”, dijo la Señora Lawlor.
La experta está en contacto con las autoridades colombianas sobre el asunto.
El llamamiento de la experta fue respaldado por: El Sr. José Francisco CALÍ TZAY, Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indigenas, Sr. Morris Tidball-Binz, Relator especial sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, y el Comité de los Derechos del Niño (CRC).
Mary Lawlor es la Relatora Especial sobre la situación de los defensores de los derechos humanos. La Sra. Lawlor es actualmente profesora asociada de Empresas y Derechos Humanos en el Centro de Innovación Social (CSI) de la Escuela de Negocios del Trinity College de Dublín. En 2001 fundó Front Line Defenders - la Fundación Internacional para la Protección de los Defensores de los Derechos Humanos para centrarse en los defensores de los derechos humanos en riesgo. Como Directora Ejecutiva entre 2001 y 2016, la Sra. Lawlor representó a Front Line Defenders y desempeñó un papel clave en su desarrollo. Anteriormente, la Sra. Lawlor fue directora de la oficina irlandesa de Amnistía Internacional entre 1988 y 2000, fue miembro de la Junta Directiva en 1975 y fue elegida presidenta entre 1983 y 1987.
Los Relatores Especiales forman parte de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y supervisión establecidos por el Consejo para abordar situaciones específicas de países o cuestiones temáticas en todo el mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno y organización y actúan a título individual.
El Comité de los Derechos del Niño supervisa la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño por los Estados Partes y la aplicación de sus dos Protocolos Facultativos, relativos a la participación de los niños en conflictos armados (OPAC) y a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía (OPSC). La Convención tiene hasta la fecha 196 Estados partes. El Comité está compuesto por 18 expertos independientes en el ámbito de los derechos humanos que se desempeñan en su capacidad personal y no como representantes de los Estados partes.
Para consultas de los medios de comunicación sobre otros expertos independientes de la ONU, póngase en contacto con
Jeremy Laurence (+ 41 79 444 7578 /
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El 500 aniversario de la conquista de América marcó un despertar de las identidades originarias. El rescate de los saberes ancestrales podría dar respuesta a algunos problemas de las sociedades modernas.
En el norte argentino, y cada vez más en distintos puntos del país, el Día de la Pachamama se vive con intensidad. Se trata de una ceremonia de ofrenda a la madre tierra por todo lo que provee y brinda.
Gerónima Martínez nació en territorio guaraní en el monte paraguayo, donde el español es una lengua extranjera, pero vive hace casi 40 años en Argentina. Hablaba sólo el guaraní cuando llegó a los 10 años con unos conocidos de su madre por unos dos meses, que se convirtieron en años. Por entonces, cuenta Gerónima, los niños trabajaban a la par de los adultos y terminó siendo criada en casas de varias familias. “Era algo así: ‘Te doy techo, comida y servime’. Y caes como en una telaraña… Por eso fue muy importante el acompañamiento que tuve en Córdoba, donde conocí buena gente que se preocupó para que me formara”, relata.
La mujer agradece la ayuda que recibió del sacerdote Horacio Saravia, de la parroquia San Jerónimo, ubicada en el multicultural barrio de Alberdi, que no sólo le dio albergue durante un tiempo sino que la impulsó a recuperar su identidad dormida y su voz indígena. En su “proceso de descolonización” Gerónima adoptó un nombre guaraní (Jasyrendy, que significa ‘luna encendida’ en lengua Mby’a) pero, más tarde, decidió recuperar el del santoral cristiano. En 1992, el testimonio de Gerónima, junto a decenas de aborígenes de distintos pueblos, fue uno de los pilares fundadores del Instituto de Culturas Aborígenes (ICA) en Córdoba, un espacio para rescatar la memoria de los pueblos originarios.
“Conformamos un equipo para recuperar la voz, ya que a nuestros abuelos los habían silenciado. Así comencé a ponderar la cultura y el idioma que traigo y me acompaña hasta el día de hoy; che ñe’ête, la de mis primeras palabras, la que se aprende en el seno de la comunidad a la que pertenecemos”, explica Martínez, hoy directora del ICA y docente de Lengua y Pensamiento Originario Guaraní.
Su historia es una entre tantas de pobladores originarios que en los últimos años han desandado en Argentina los caminos sinuosos del desarraigo, el ocultamiento y la deconstrucción para luchar por el reconocimiento de su identidad y por el rescate de ciertos saberes ancestrales, que pueden dar algunas respuestas a los problemas de las sociedades modernas.
Gerónima Martínez es guaraní y Marcela Saavedra es nawal (cacique) comechingona, del Pueblo de la Toma. “Cuando uno es chico sufre un montón sin haberse encontrado con las raíces y luego te cuesta reconocerte aborigen porque sigue habiendo discriminación”, dice.
Las poblaciones indígenas argentinas han logrado sobrevivir pese a que el relato oficial las negó e invisibilizó durante mucho tiempo y pese al proceso de colonización y las campañas militares del siglo XIX que provocaron parte del exterminio de varios pueblos. En el Registro Nacional de Comunidades Indígenas están inscritos 34 pueblos originarios y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) tiene identificadas 1.653 comunidades; 1.456, con personería jurídica. Según los últimos datos disponibles del Censo de 2010 (los de este año aún no están procesados), por entonces 955.032 personas se identificaban como aborígenes o descendientes de pueblos originarios. La cifra representa el 2.4% de la población.
Los pueblos indígenas transitan diferentes realidades en Argentina y en toda América Latina, pero hay un denominador común: las dificultades para la inclusión social plena. En la región, representan el 8% de la población, y, según un informe del Banco Mundial, constituyen aproximadamente el 14% de los pobres y el 17% de los extremadamente pobres. Casi la mitad vive en zonas urbanas. “En el imaginario se cree que el indígena tiene que ser pobre. No somos pobres, hemos sido empobrecidos”, asegura Gerónima.
En 1992, hace exactamente 30 años, la conmemoración de los 500 años de la conquista de América generó en este continente un encendido debate sobre la historia oficial de la llegada de Cristóbal Colón y propició el interés por rastrear los orígenes entre quienes sospechaban pertenecer a los pueblos originarios.
El historiador Pablo Reyna confirma que aquel año fue clave para el resurgir de las culturas indígenas. Los antropólogos lo llaman “proceso de reemergencia étnica” o de revisibilización. “La identidad indígena, como todas, es una construcción social. No es algo que se define por lo biológico, lo fenotípico o lo cultural. Todos somos mestizos biológicos y la cultura de cualquier pueblo siempre se va dinamizando y cambiando. Por ende, las identidades indígenas son parte de un proceso de toma de conciencia que está vinculado con las memorias, las afectividades, los silencios y olvidos estratégicos”, opina Reyna, perteneciente al pueblo camiare (comechingón), originario de Córdoba.
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Soy hija de Pachamama, la Madre Tierra. La tierra es todo para nosotros. Es la vida. No podemos concebirnos sin ella.
Mi comunidad tiene 14.000 años de historia. En nombre de 60 familias, lideré una lucha de 20 años por el derecho a la tierra, a la educación y la libertad.
Vivíamos bajo un sistema arrendatario, el propietario delimitaba los espacios que podíamos ocupar para cultivar y criar ganado, y donde vivir. Era una vida en gran parte gobernada por lo que decía el patrón, los espacios que podíamos ocupar, y por lo que veía que mis padres tenían que pagar a fin de año. Estos son momentos significativos para una adolescente.
A través del proceso de reclamación de nuestro territorio, comencé a pensar más en cómo dar a conocer mi historia y la historia de mi pueblo. Siempre he visto, y sigo viendo en los medios, el estigma que nos ponen a nosotros los pueblos indígenas. Yo quería mostrar y dar a conocer la otra cara de la historia. Eso me motivó, pero pensaba: “¿cómo hago?, ¿cómo muestro esto?”.
En 2003, el valle de nuestra montaña, la Quebrada de Humahuaca, fue declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad. Esto marcó un hito en la historia de nuestro pueblo. Escuché a muchas personas hablar de nuestros cerros, de nuestra cultura, de nuestra comida. Y me dije a mí misma: “pero si somos nosotros, nosotros los que sabemos hacerlo, somos los guardianes de nuestra cultura”.
La cultura, para nosotros, es parte de nuestra vida cotidiana, son saberes y habilidades que han sido transmitidos de generación en generación. Aprendemos esto desde que nacemos. Están presentes en nuestras hierbas medicinales y en nuestra alimentación, en nuestros sembradíos.
Entonces pensé, “¿Por qué no animarme a compartir lo que sé, lo que he aprendido?”. Fue así que nació mi empresa turística, la Casa de Celestina, la casa de té.
Siempre he visto, y sigo viendo en los medios, el estigma que nos ponen a nosotros los pueblos indígenas. Yo quería mostrar y dar a conocer la otra cara.
Cuando los turistas llegan a la Casa de Celestina, les doy la bienvenida, les hago conocer el uso de las hierbas medicinales, como el mate, que tomamos en la mañana y en la tarde para energizarnos. Les hablo de qué hierba tomar cuando nos enfermamos, cuándo cosecharla, cómo secarla, cómo conservarla.
Les hablo de nuestra alimentación. Tenemos diferentes variedades de maíz y hacemos nuestra harina, así que disponemos de harina para las sopas, harina para los tamales, harina para preparar galletas, para hacer nuestros jugos, nuestros refrescos, harinas para la pastelería.
Queremos dar a los turistas la oportunidad de conocer nuestras hierbas, cómo se consumen y que no solamente las conozcan en una bolsita de té que compran.
Todos estos conocimientos existen porque han sido transmitidos de generación en generación. Para mí nuestras madres, nuestras abuelas son las verdaderas arcas de la biodiversidad. Nuestros abuelos son esas bibliotecas vivas de nuestras comunidades. Sin ellos, sin ese saber, no podría estar hablando hoy.
He aprendido observando, mirando, compartiendo. Tienes que estar ahí. Tienes que sembrar, tienes que aportar a la tierra, tienes que poner leña al fuego, encender el horno y hacer tu ofrenda. Tienes que estar ahí al atardecer, cuando las cabras ya vuelven al corral y los abuelos se sientan. Tienes que compartir con Pachamama.
Todos estos conocimientos existen porque han sido transmitidos de generación en generación. Para mí nuestras madres y nuestras abuelas son las verdaderas arcas de la biodiversidad.
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