
La lucha por una Amazonía libre de petróleo, explotación minera y agroindustria llevó a los pueblos indígenas a viajar más de 3.000 km a lo largo del río Amazonas para participar en la cumbre COP30, la conferencia climática de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que comienza este lunes en Belém, Brasil. Al mismo tiempo el VIII Grito Ancestral del Pueblo Tupinambá cuestionó la privatización de los ríos.
La Flotilla Amazónica Yaku Mama (madre del agua), una coalición de más de sesenta organizaciones indígenas y aliadas de América Latina e Indonesia, llegaron este domingo a Belém do Pará, en Brasil, sede de la COP30 del clima, tras recorrer más de 3.000 kilómetros por los ríos Napo y Amazonas con un llamamiento urgente en defensa de la justicia climática.
Durante casi un mes de navegación, las delegaciones han visitado decenas de comunidades ribereñas en Ecuador, Perú, Colombia y Brasil, recogiendo las voces de los territorios y documentando las amenazas del extractivismo, la minería ilegal y la deforestación, así como las soluciones climáticas impulsadas por los propios pueblos indígenas.
Líderes indígenas de toda la región hablaron de la urgencia de proteger sus territorios del petróleo, la minería y la agricultura industrial. Exigieron una transición energética justa liderada por quienes se ven más afectados por la crisis climática, y no impuesta desde las salas de juntas de las empresas ni las oficinas gubernamentales.
Las y los participantes exigen el abandono definitivo de la extracción de combustibles fósiles en territorios indígenas, una demanda que contrasta con la actual política energética de Lula en Brasil, que impulsa nuevos proyectos petroleros en zonas vírgenes como la desembocadura del río Amazonas.
Lucha contra la privatización de los rios
En paralelo tuvo lugar la protesta de los pueblos indígenas de Brasil contra la privatización de los ríos. El viernes pasado el llamado VIII Grito Ancestral del Pueblo Tupinambá intensificó su lucha contra la privatización de las vías fluviales del Arco Norte, propuesta por el gobierno de Lula-Alckmin en favor de la agroindustria. Más de 300 indígenas y aliados interceptaron barcazas en una protesta histórica.
Los cuestionamientos también se dirigieron contra Ferrogrão, un proyecto ferroviario que atraviesa territorios indígenas y generará destrucción ambiental en una región ya degradada, además de garantizar las ganancias de la agroindustria del Medio Oeste, transportando sus granos a la cuenca del Amazonas para su posterior exportación.
Estas propuestas se anunciaron este año, en vísperas de la COP30, reafirmando la demagogia ambiental del evento, que da la espalda a las demandas de los pueblos indígenas y a la verdadera defensa del medio ambiente. Los discursos de Lula y otros jefes de Estado no resisten el análisis de la realidad: están alineados con los capitalistas para garantizar sus ganancias. Esto se evidencia también en la exploración petrolera en la cuenca del Amazonas, cuyo potencial daño ambiental es enorme, un hecho ampliamente advertido por los pueblos indígenas y los ambientalistas.
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