El periódico digital del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) realizó una entrevista al investigador argentino Juan Wahren, quien es aliado del Movimiento Regional por la Tierra y Territorio y autor del capítulo de Argentina del Informe 2016 Acceso a la tierra y territorio en Sudamérica. Acá se publica la entrevista:

Las movilizaciones por la tierra en Argentina demandan tiempo y esfuerzos a los campesinos y/o indígenas, pero casi simultáneamente les exige desplegar prácticas productivas alternativas para su sobrevivencia, dice el sociólogo Juan Wahren.

Wahren participó como disertante en el IV Foro Andino Amazónico realizado en La Paz, en la mesa sobre Estrategias y demandas de acceso a la tierra y territorio en Sudamérica.

En esta entrevista con el Periódico Digital del PIEB, el sociólogo e investigador de la Universidad de Buenos Aires, Juan Wahren, explica el devenir de las luchas campesinas e indígenas de Argentina, al igual que la actividad productiva que casi al mismo tiempo deben desarrollar estos sectores con apoyo solidario de sectores urbanos.

Conocemos los movimientos campesinos por la tierra en varios países, pero ¿por qué no se sabe del movimiento campesino por tierras en Argentina?

Argentina se ha construido a sí misma como un país urbano, casi de origen europeo, ha negado en parte su historia campesina e indígena, incluso también lo afro... Creo que hay 28 pueblos indígenas en Argentina que conforman un poco más de un millón de habitantes, de una población total de 41 millones de personas… En el caso campesino, hay provincias con nivel de organización nacional en los años 90, como aquí en Bolivia, y que fueron los primeros en resistir el agronegocio. Los pueblos indígenas fueron consiguiendo, en un proceso de reconfiguración territorial y cultural, varias leyes que aprobaron sus reclamos, a nivel internacional, primero, pero que después fueron incorporadas en la Constitución nacional de 1994… En el año 86 ya había una ley de reconocimiento indígena a nivel nacional y en el 94 ya tuvo rango constitucional el Convenio 169 de la OIT. Hay datos que demuestran que ese componente estaba presente y en los últimos años hubo una recomposición identitaria fuerte.

¿Cómo está dado entonces el problema campesino frente a la tierra y propiedad?

Lo que tiene Argentina, además del sujeto campesino, es el chacarero, el farmer, el pequeño o mediano productor que produce alimentos en una lógica familiar pero que tiene acumulación de capital, es una mezcla de empresario agrícola y campesino. Ese sujeto tuvo una presencia importante en la zona núcleo productiva, en la pampa húmeda; hoy, gran parte de ese sujeto desapareció o se reconvirtió al agronegocio, pero otra parte resiste y está más cerca de reivindicaciones típicamente campesinas. Por otro lado, el sujeto campesino ya en los años 70 había emergido en las ligas agrarias en el Noreste de Argentina, Chaco, Misiones, Formosa, Corrientes, Norte de Santa Fe y Norte de Santiago del Estero, donde se planteó por primera vez la reforma agraria. Eso se exterminó durante la primera dictadura militar, y de alguna manera se regeneró a fines de los años 80 y 90 cuando empezó a pelear por tierras que no estaban siendo producidas y defender las tierras campesinas que estaban siendo avanzadas por el agronegocio. En el caso indígena, en los años 70 empezó a haber una emergencia de recuperación cultural que terminó de cristalizarse a fines de 80 y 90 con nuevas organizaciones indígenas con reclamos territoriales de esos territorios de los cuales habían sido expulsados. Entonces ha habido ocupaciones de tierra importantes y sobre todo reconstitución de la comunidad o de la federación de comunidades...

Hay un reclamo identitario y usted menciona que esto va con la toma de posición de territorio…

Sí, es tal. Están aquellos que ya vivían en la tierra y que por distintos motivos deciden recuperar su identidad en ese territorio; están los que ya eran comunidad indígena también pero que de repente ven amenazado su territorio por el avance de una actividad extractiva; y están los que autoidentificándose como indígenas o siendo indígenas dicen “vamos a recuperar ese territorio que era de nuestros abuelos”. Es el caso de Santiago Maldonado (activista asesinado que apoyaba a los mapuches), es una comunidad que va recuperar un territorio que era mapuche y que en los años 20, 30, 40 lo perdieron por desalojos; ellos dicen •nuestros abuelos vivían acá, nosotros tenemos derecho a vivir acá de nuevo”, además está reconocido por la Constitución nacional por el artículo 169 de la OIT, que dice que los indígenas pueden recuperar el territorio una vez que se haya determinado la causa por la cual fueron desalojados.

Eso implica procesos de violencia, ¿no?

Violencia de los poderes estatales y paraestatales, los terratenientes no se quedan de brazos cruzados y organizan sus guardias privadas. Amedrentamientos ha habido en la última década, entre 2009 y ahora, con el asesinato de Santiago Maldonado, tenemos casi 10 muertos o desaparecidos por luchas, por causa de policías provinciales, guardias privadas, gendarmería nacional, son dos o tres campesinos asesinados y seis o siete indígenas, más Santiago Maldonado.

Eso implica a veces que las movilizaciones estén concentradas en defenderse y no en la construcción de una economía propia, ¿cuál es la perspectiva?

Una vez que logran ocupar el territorio, sea de manera permanente o en el marco de la disputa, empiezan a reproducir rápidamente prácticas productivas alternativas, porque tiene que ver con la sobrevivencia, ni siquiera es una cuestión siempre consciente o de proyecto político alternativo: decir vamos a producir de forma no capitalista. Pero de alguna manera para permanecer en el territorio tienen que hacer algo y ese algo implica una lógica de producción que en general está ligada a una lógica de respeto por la naturaleza. En aquellos que no están en disputa, eso es más fuerte porque tienen más tiempo para poner en práctica las formas productivas alternativas, lógicas de producción campesinas, sin agrotóxicos, sin elementos que dañen la naturaleza, como más agroecológica la llamamos ahora, esa síntesis que se logra entre lo campesino, lo indígena y el saber agronómico yuxtapuesto.

También, lo que ha crecido mucho en Argentina son las cadenas de comercialización alternativa, ese comercio más justo donde el campesino obtiene un mejor precio por lo que llevan al mercado y el consumidor también tiene una mejor calidad del alimento, es más económico que si va al supermercado... Eso implica procesos de solidaridad, de reciprocidad, de movimientos urbanos que se articulan con rurales para armar las cadenas de comercialización, este encuentro entre productores y consumidores. Hay un proceso interesante, todavía incipiente y pequeño frente a la cadena hegemónica pero que tiene mucha potencialidad.

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