JUL 2020 - 04:01 ART
Cantar en quechua se ha vuelto una forma de resistencia para muchos jóvenes artistas en Perú. Hablado por alrededor de ocho millones de personas, el idioma se difundió por Latinoamérica gracias al imperio Inca y ha resistido a la discriminación que ha sufrido desde la llegada de los españoles. Ni siquiera con la independencia ha podido alcanzar la importancia del castellano y, a menudo, el quechua se considera una lengua innecesaria que se reserva para conversaciones privadas.

Cuando el conflicto entre Sendero Luminoso y el estado peruano se difuminó, la Comisión de la Verdad y Reconciliación del país descubrió que el 75% de las casi 75.000 víctimas era de nativos hablantes de quechua u otras lenguas indígenas. Ese periodo negro impulsó la fundación de un grupo histórico, los Uchpa (Cenizas), que lanzó un movimiento de blues y rock en quechua y se hizo portavoz de ese dolor. Bandas como Uchpa y también artistas como Yma Sumac, sirven de inspiración para la escena musical contemporánea.

"Cuando me empezaron a preguntar por qué cantaba en quechua fue como un baldazo de agua para mí, fue algo inesperado. Después entendí que tenía que rescatarlo, empezar a mostrar la lengua como algo importante. No deberíamos olvidarlo, especialmente nosotros, que somos peruanos. Sentía que por medio de la música podía rescatarlo y volverlo una resistencia para muchos”.

Amante de la libertad

Ricardo Flores ha elegido como seudónimo Liberato Kani (amante de la libertad). Tiene 26 años, vive en Lima, pero aprendió el quechua durante los tres años que pasó con su abuela en Andahuaylas, ciudad del departamento de Apurímac. En su hip hop relata la realidad del campo, sus recuerdos, y recurre al bagaje musical de su padre y su abuelo, ambos músicos de Taril y Huayno. “El quechua es resistencia”, le gusta decir.

Empezó a rapear en el colegio y, tras unos años con un grupo llamado Quinta Rima, compuso su primera canción, Hip Hop Ruachkani (Hip Hop Estoy Haciendo), dedicada al campo de Apurímac. Otros temas hablan de viajes, de la rebeldía andina y “del encuentro entre el mundo occidental y el andino”. Además de ser músico es también docente de historia y uno de sus sueños es “que se hagan estudios con el quechua, no sobre el quechua”. En otra entrevista dijo: “Desafortunadamente, no es conveniente para [los pueblos indígenas] existir en el siglo XXI, porque sería el fin de carreras académicas, proyectos de investigación, el fin del turismo antropológico”.

Kani quiere que el quechua desempeñe un papel activo en la sociedad y con sus canciones intenta luchar contra la imagen despectiva que proyecta: “Cuando el quechua se adapte un poco más a mostrar otras expresiones será mucho mejor. El ciudadano peruano no va a pensar que si uno se viste de una manera no puede hablar quechua y todas estas ideas se van a tumbar cuando el quechua esté por todos lados. Mostrar algo en quechua no será una cuestión de asombro, sino una cuestión natural. Uno no está investigando a una persona que habla español. Nadie dice nada si alguien que habla castellano se viste de cierta manera, pero sí se juzga al poblador andino. Juzgas a tal persona, pero a otra no”, zanja desde su casa en Lima.

NO SOLO PERÚ

El mercado musical en lengua indígena está creciendo también en otros países latinoamericanos. Liberato Kani cita el gran éxito de Los Hermanos Kichwas, que mezclan rock y jazz en 'kichwa' en Ecuador, además del pequeño movimiento de música en 'aymara' en Bolivia. Según el Atlas Interactivo de las Lenguas en Peligro en el Mundo de la UNESCO, en América Latina existen 248 idiomas que se consideran seriamente en peligro de extinción. Brasil lidera esta clasificación con 64 lenguas en situación crítica, seguido por México, con 53, y Perú, con 29.

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