La selva amazónica es casi única por su biodiversidad, pero a menudo se pasa por alto a los millones de personas que viven en la región.
Los habitantes de la región amazónica han vivido durante siglos de forma sostenible sin dañar la selva.
Darles voz podría desatar posibles soluciones climáticas y fomentar el desarrollo económico local sostenible.
Abarcando nueve países latinoamericanos y nueve estados brasileños -el 60% del territorio del país-, la selva amazónica es una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta.

La cuenca del Amazonas también es esencial para mantener el equilibrio climático mundial. Sin embargo, el discurso en defensa de la región pasa por alto con demasiada frecuencia el hecho de que también es el hogar de 29 millones de personas.

En muchos círculos de discusión, poco se oye o se cuestiona sobre la relación de esta población con la Amazonia, sus experiencias o sus conocimientos ancestrales. Pero ahí reside una posible respuesta a la crisis climática y al uso sostenible de la selva.

El poder del conocimiento ancestral

Las poblaciones indígenas poseen a menudo vastos conocimientos poco utilizados; llevan cientos de años viviendo en armonía con la selva. Entre estas poblaciones se encuentran los "ribeirinhos" (ribereños), un pueblo nacido de la mezcla de poblaciones negras, indígenas y europeas con una identidad "caboclo''.

En el municipio de Iranduba, situado a unos 60 km de Manaos, la capital del estado de Amazonas, estas comunidades se han desarrollado gracias al turismo sostenible y comunitario. Con ello, han demostrado la importancia de la sabiduría ancestral y la cultura local y han defendido sus valores.

El Proyecto Quelônios do Rio Negro es un proyecto de recuperación de especies dirigido por Viceli Costa, que aplica en la práctica los tres pilares de la sostenibilidad -social, ambiental y económico- mediante la educación ambiental, la recuperación de especies y la generación de ingresos para las poblaciones implicadas en la causa. El proyecto consta de tres etapas: recogida de los huevos de quelonios, como las tortugas, seguimiento de los primeros meses de vida y devolución a la naturaleza.

Cheiro da Floresta, marca de cosmética natural creada por Suele Andrade, aplica la sabiduría ancestral en sus fórmulas y utiliza materias primas del bosque en sus creaciones. Cheiro da Floresta crea productos únicos y utiliza materias primas naturales extraídas del bosque, generando ingresos y proporcionando a los recolectores de aceites y otras materias primas los productos de forma sostenible.

Gisele Silva preserva la cultura de la curación a través de las hierbas medicinales. Utiliza su conocimiento de las hierbas transmitido por sus antepasados para conectar a los turistas con la cultura local y valora la sabiduría ancestral. Gisele imparte educación ambiental a través de las plantas a los viajeros que la visitan, conectándolos con los conocimientos tradicionales mediante remedios y baños de hierbas.
Doce Amazônico, creado por Alessandra Alves, utiliza frutas regionales para elaborar dulces que no se encuentran en ningún otro lugar. Alessandra utiliza sus conocimientos sobre frutas para crear diferentes dulces con combinaciones únicas, como cupuaçú con nueces de Brasil, cupuaçú con jengibre y otros.
Meliponário Flor do Táxi promueve la educación climática entre los turistas que visitan la región mediante la cría de abejas sin aguijón. El Meliponário Flor do Táxi no solo vende productos derivados de las abejas, como miel y polen, sino que también abre el espacio y acoge a los viajeros para que conozcan las abejas e infórmense más sobre las cuestiones climáticas y los principales impactos en la vida y el día a día de la población ribereña y de las abejas.
Caboclos House, dirigida por Nilde Silva, es un ecolodge con características ribereñas que valora la arquitectura regional y utiliza la cocina ribereña para promover la cultura caboclo. El alojamento acoge a viajeros de todo el mundo y apoya el turismo comunitario, generando ingresos para toda la comunidad y la región, directa e indirectamente.

Todos estos empresarios locales demuestran la posibilidad de generar desarrollo económico en la región en armonía con el bosque. Nos demuestran que el bosque vale más en pie que talado.

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