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Comunicación
Social: Mg. Mónica Cohendoz
MEMORIA, COMUNICACIÓN Y PRÁCTICAS
SIMBÓLICAS «El
Arte no es la imitación de la vida, sino que la vida es la imitación
de un principio trascendente con el que el arte nos vuelve a poner en
comunicación»
Antonin Artaud, El
teatro y su doble “Lo
que la imagen- síntoma interrumpe no es otra cosa que el curso normal
de la representación “ Georges
Didi- huberman, Ante el tiempo Is beatifull ? (Apuntes acerca de las manifestaciones simbólicas y la comunicación ) Guido es un judío que vive en la Italia de la Segunda Guerra
Mundial con su familia y el día del cumpleaños de su hijo se los
llevan a todos a un campo de concentración nazi. Guido no quiere que
su hijo sufra y trata de hacerle ver que van de viaje y que el campo
de concentración es un concurso donde al primer jugador que consiga
1000 puntos le dan un tanque de regalo. Drama y comedia son las dos
estrategias de representación que “La vida es bella”[1]
usa para poner en escena el horror de los campos de concentración. Bajo el simulacro de belleza, a la que apela el título de la
película , se oculta lo útil para el padre: es útil para el padre
representar la comedia capitalista del paraíso perpetuo ante los ojos
de su hijo. El deseo del padre de que no exista la guerra se realiza
como comedia porque reproduce la falta constitutiva del deseo. En términos
lacanianos, Guido no tiene angustia porque cree realizado su deseo,
sobrevive al campo en tanto se acerca peligrosamente a su deseo de que
no exista la guerra. La vida no es bella sino que, en la película,
está adaptada a una guión fantasmástico:
el de la ausencia de sufrimiento y de realización plena del
deseo. ¿En que medida, Guido pone en escena la ley de representación
del capitalismo?¿ Se trata de un problema de representación
tanto estético como político?
¿La idea de belleza oculta la configuración política del
arte en el capitalismo?[2] Marcuse[3]
(1969) rastrea como ya en la antigüedad se había producido una
distinción de las esferas de "lo útil" y "lo
bello", en Aristóteles por ejemplo, consagrando a su vez la
división que existía socialmente entre los esclavos (dedicados al
mundo del trabajo) y los miembros de la polis (que tenían resuelto el
mundo de la necesidad y por lo tanto podían dedicarse al cultivo de
lo bello, lo bueno y lo verdadero). Según el autor ya aquí queda
abierto "el campo para el materialismo de la praxis burguesa por
una parte, y por la otra para la satisfacción de la felicidad y del
espíritu en el ámbito exclusivo de la cultura" (p. 49). Esta
distinción que reaparece en el mundo moderno como la "civilización"
(es decir, el desarrollo material) y la "cultura" (como el
conjunto de bienes del espíritu) termina convalidando un modo de
organización social en el que la cultura afirma el mundo tal cual
existe.
Una vez que el campo de concentración se queda vacío, el hijo
de Guido sale de su escondrijo, mira
todo y luego avanza unos pasos. Un instante después, aparece el
tanque de los americanos...
Para la película el drama termina, se acaba el “origen” de
la tragedia. Para la cultura el drama continúa, porque existen
cicatrices que no tienen sutura posible en el sistema
capitalista, son “las razones de la representación” que
transforman las prácticas simbólicas en acontecimientos históricos
en tanto articulan relaciones sociales en el tiempo
. El vínculo entre belleza y utilidad, al que la película apela, de
modo implícito, como respuesta al horror capitalista, no es del orden
de la necesidad vital sino del orden de las lógicas de representación,
políticas y estéticas. De algún modo la belleza es el efecto de una
imagen (fantasmal), buscada pero no encontrada por el capitalismo. La
clave de esta búsqueda está en las mediaciones políticas que
instalan la trágica lucha por concretar este deseo. Las razones de la
representación dejan cicatrices: nunca logran suturar ese deseo que
es la huella de una imposibilidad. La
noción de representación simbólica propone un debate vinculado con
las siguientes cuestiones claves para comprender la cultura
capitalista: ü
La relación arte/ sociedad: en este sentido la crisis del
capitalismo en la Segunda Guerra Mundial pone de manifiesto que
existen, al menos, dos cuestiones: la memoria cultural y la
posibilidad de producir una crítica al sistema de dominación
imperante para interpelarlo desde los límites de la representación.
¿La autonomía del arte es un fantasma
del capitalismo? . ü
El desasosiego que instala el conocimiento de las determinaciones
sociales acerca de las posibilidades de representar la experiencia
social, una “cicatriz” que desnaturaliza
la representación e impugna al sujeto como origen de la misma. ¿La
dificultad de la representación como tópico privilegiado del arte de
vanguardia sería como una especie de “estructura
de sentimiento”? ü
¿La poesía restituye al arte su capacidad simbólica mas allá de
las razones de la representación, desde un impulso intuitivo? ¿ El
surrealismo sería una respuesta a esta problemática? ü
¿De algún modo las manifestaciones simbólicas interpelan la noción
de presencia y nos introduce en el ámbito de la experiencia
“viva” ?[4]
Los interrogantes ponen de manifiesto el carácter complejo de la práctica simbólica y su rechazo a la transparencia. En la carrera de Comunicación social de la Facultad de Ciencias Sociales propone en una materia “ Historia de las Manifestaciones Simbólicas “ abordar el proceso de emergencia del problema desde el campo de los estudios de la comunicación como un desafío para la comprensión de la cultura del presente. Este análisis requiere una arqueología de la representación simbólica en tanto que las relaciones que configuran el problema no están dadas de antemano, ni existen de por sí ya determinadas por la simple y lineal sucesión de los hechos y de los momentos en un tiempo cronológico homogéneo y vacío, sino que deben ser descubiertas, establecidas y construidas por los sujetos. Esa capacidad de “atrapar” y detectar dichas conexiones específicas entre el presente y sus pasados, mostrando sus filiaciones y vinculaciones concretas, es un modo de comprender las diferentes manifestaciones simbólicas, tanto las del pasado como las actuales (Walter Benjamín ), inscribiéndolas en una reflexión más amplia en relación con la comunicación y la cultura. Puesto que el pasado nunca deja de reconfigurarse, dado que como muestra la película los acontecimientos son aún parte de nuestro presente, intentamos desde la cátedra pensar textos visuales y lingüísticos como dispositivos de constitución de la subjetividad colectiva y el imaginario social- histórico que articulan la mirada, el orden de pertenencia y reconocimiento prescrito para el sujeto social. Las mediaciones que emergen en estos procesos son condición de posibilidad para comprender las manifestaciones simbólicas tanto de modo fenomenológico , visual, como desde la producción de concepciones históricas de mundo. Este proceso histórico que nuestra materia propone explorar está presente en el orden comunicacional actual como memoria cultural ; surge cuando podemos tomar conciencia de su carácter material y del hecho de que la comunicación es una práctica simbólica que la homogeneización mediática del capitalismo intenta borrar . Fotos de familia, tiempo y espacio mediático por María Soledad Rolleri, ayudante alumna de la cátedra de Historia de las Manifestaciones Simbólicas.
[1]
“La vida es bella” se conoció en Estados
Unidos como “Life is beatifull. Este film italiano recibió 7
nominaciones al premio Oscar,
se convirtió
en la película extranjera de mayor éxito. [2]
Considero que la respuesta a está última pregunta, excede el
trabajo; sin embargo quiero plantear algunos ejes del debate que
la misma provoca.
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