Nuestros Docentes

Newsletter Nº 13


< volver

 

UN AÑO DE EL UMBRAL

Nota de opinión

Pablo Zamora. Karina Niebla, Victoria Ennis, Celeste Briguez, Yesica Guevara, Gisel Bricka, Damian Dumerauf

elumbral@elpopular.com.ar

Profesorados -  FACSO - UNCPBA

 

profe_el_umbral.jpg (231329 bytes)

Cumplimos un año y la propuesta es invertir los roles. ¿Qué es El Umbral? ¿Cómo se hace un suplemento escrito y diseñado por estudiantes avanzados en las carreras de Comunicación Social y Diseño Gráfico?

Parece que es verdad esto de invertir los roles. Por algo soy yo el redactor de la nota y ellos (los habituales redactores) quienes hacen las sugerencias sobre el enfoque y el estilo. Me piden que escriba en primera persona. Yo les digo que me va resultar difícil, que no estoy acostumbrado, que en todo caso lo voy a intentar pero que antes me manden por mail un texto que responda a estas dos consignas: “¿qué significa para vos, como estudiante de Comunicación Social, participar de un proyecto como El Umbral? ¿Qué momentos o anécdotas rescatás en este primer año que lleva el suplemento?”. No recuerdo quien, pero alguien saltó con un “¡Qué vivo! ¡Así no tenés que desgrabar!”. Hice como que no escuché.
Ahora es de noche y estoy sentado frente a la misma computadora con la que edité la gran mayoría de las notas de El Umbral. Archivo. Abrir. Proyecto-suplemento.doc. Leo: “Sábados, cada 15 días. Ocho páginas a todo color. Gran protagonismo del diseño. Dos notas centrales y una entrevista-perfil redactadas en primera persona para que el lector vaya descubriendo el tema o el personaje junto con el redactor. Los redactores presentarán regularmente un sumario de notas consignando: temas y personajes propuestos, enfoque y fuentes a consultar. Dos veces por semana habrá reunión de Redacción y una vez planificados los contenidos del próximo número se los comunica al equipo de diseñadores”. Pienso: “Qué bueno es que un proyecto de este tipo se haga realidad y llegue a cumplir un año”. Voy por los mails.
Una de las anécdotas que todos recordamos es que el primer número de El Umbral salió justo el sábado 22 de septiembre de 2007, cuando EL POPULAR anunciaba en su tapa la muerte del por entonces Intendente Helios Eseverri. Para Victoria Ennis, “tuvimos una suerte en medio de la desgracia, porque estábamos felices de que saliera por fin el primer número, y de alguna manera terminamos obteniendo un beneficio de esa mala noticia”. Se refiere a que, para esa edición, el Diario editó más ejemplares de lo habitual y agotó las ventas.
En aquel primer número, la presentación se hizo de la siguiente manera: “En un momento de este año ocurrió que las autoridades de Diario EL POPULAR, la Facultad de Ciencias Sociales y la Escuela de Artes Visuales de Olavarría se pusieron de acuerdo para generar un proyecto en conjunto. Un suplemento, en principio quincenal, hecho por jóvenes y para jóvenes. Así nació El Umbral”. Ese momento ocurrió antes de finalizar el primer cuatrimestre, y la gestación duró casi 3 meses.
Para Karina Niebla, “había llegado el momento de producir y aprovechar todo lo aprendido durante años. Más allá de simulacros, pruebas, suposiciones, esto era finalmente ‘ser periodista’. Empecé llena de expectativas pero también de miedos e inseguridades, que voy sorteando con el tiempo y, sobre todo, con la práctica. En el camino, no sólo encontré un espacio para desarrollarme profesionalmente, sino también para expresarme sinceramente”. Yesica Guevara habla de los textos: “escribir es jugar. Concebir la acción de hilar palabras en un enunciado, buscando la manera de otorgarles un significado. Quitarle dramatismo a las convenciones y divertirse cazando voces”. Victoria, del diseño gráfico: “para mí, es el 60 por ciento de la identidad de El Umbral. En un primer vistazo se puede adivinar el estilo de lo que se va a leer y eso me parece sumamente importante”.
Sigo leyendo los mails, copio y pego. Pienso en la ventaja de no tener que desgrabar y me viene a la mente una frase de Celeste Briguez que anda por algún lugar de estás páginas y que ahora no viene a cuento. “Siento que al cabo de un año pude conocer de una manera muy especial la ciudad a la que vine a estudiar y descubrí cosas que quizás eran invisibles para mí. Y que puedo compartirlas con muchas personas que verán lo que quieran, puedan o decidan ver”, escribe. Recuerdo su cara cuando contó que EL POPULAR también se había agotado en Bolívar aquel 22 de septiembre, justo cuando a ella le tocó inaugurar la hoy desaparecida columna “Ser joven en…”, donde realizaba una mirada crítica sobre lo que ofrecía su ciudad. Ahora también me acuerdo cuando Sergio Urbina (uno de los tantos colaboradores) escribió sobre su Tapalqué natal, y luego resultó víctima de una campaña de difamación en su pueblo porque alguien había hecho circular los contenidos de aquella columna por Internet. Celeste tuvo otra suerte. Y el resto no sabemos.
Damián Dumerauf es el único varón entre cinco mujeres y una vez le pregunté si le molestaba que lo incluya cuando me refería a “las chicas de El Umbral”. Me dijo que no. Es un santo (y no por darme esa respuesta sino por haber sobrevivido un año a semejante tortura). “Sin dudas, estar en el suplemento es una buena posibilidad para que los estudiantes podamos insertarnos en un medio de comunicación y que sirva para adquirir experiencia en la realidad, es decir, que los trabajos se publiquen en algún lugar y no queden archivados en las cátedras”, sostiene el hombre.
Llega el momento, entonces, de conocer cómo funciona, en lo humano, este grupo de cinco mujeres y un hombre que el año pasado fueron reclutados en la Facultad de Ciencias Sociales para iniciar este proyecto. Tiene la palabra Yiyo (Gisele Bricka), la quinta mujer: “cada uno aporta una mirada diferente y a veces muy diferente de la que tiene el resto, y eso está bueno. Lo que siempre rescato es que en El Umbral hay muchas personalidades y de ese conjunto sale un producto muy rico, dinámico, que conjuga de alguna manera todas nuestras diferencias unidas por el hecho de ser jóvenes y que nos gusta hacer notas y escribir”.
¿Cuántos caracteres llevo? Herramientas. Contar palabras. Caracteres con espacio: 5.700. Si a “las chicas de El Umbral” les pido que no se pasen de 6.500 voy a tener que ir redondeando. Aprovecho para aclarar que entre “las chicas de El Umbral” también están Maia (Marianela Reano, diseñadora), Natalia Schumacher (directora de Arte) y Ramiro Vivacqua (diseñador, que al igual que Damián, y por las mismas razones, es un santo y no va a tener inconveniente en que lo incluya entre “las chicas”).
Herramientas. Contar palabras. Caracteres con espacio: 6.168. Me queda poco. Siento que estoy a punto de escribir una lista de agradecimientos como quien aspira a recibir un Martín Fierro, pero la veo a Mirtha Legrand que me apura y me desaliento. Igual me apuro y menciono (sin dar nombres, para no olvidar a ninguno) a todos quienes han colaborado con el suplemento durante este año. Y a los lectores, claro. Caracteres con espacio: 6.555. ¡Gracias totales!
Pablo Zamora

 

TESTIMONIOS

-“Conocí (y seguiré conociendo) mucha gente interesante de diversos ámbitos, con la que probablemente no me hubiera encontrado de otra manera. Pasé nervios, especialmente al enfrentarme a dos actores famosos (Maxi Ghione y Gastón Ricaud) y a una canoa oscilante en medio del Tapalqué. Probé cosas distintas y, sin querer, me hice conocedora en rubros tan disímiles como los videojuegos, el remo o el emprendedurismo”. Karina Niebla

-“Cuando hicimos la nota sobre la vida en el circo, entrevistamos al protagonista del espectáculo, que luego nos invitó para verlo en vivo. Fui a los tres días y este personaje, como lo hace en cada función, buscó a 4 personas del público para hacerlos participar. Se me acercó, me reconoció y me invitó a subir al escenario. Primero nos tocó bailar ‘Ojos así’, de Shakira, y luego hacer un número de equilibrio y fuerza con las piernas para no caernos”. Damián Dumerauf

-“Aprendí que siempre hay que pensar un plan B… porque te puede pasar que la mejor entrevista, como la que tuve con Florencia Bellomo, que duró casi 3 horas y media, en una charla realmente muy interesante, al momento de abrir el archivo no aparezca lo que supuestamente estaba grabado. Tuve que escribir todo lo que me acordaba y fue la única nota que me salió de corrido, con lo que tenía fresquito en mi cabeza”. Gisele Bricka

-“En una oportunidad tuve que hacer una nota en un taller mecánico en la loma de quién sabe qué, pasar por el medio de ese mundo masculino para entrar a un sucucho donde estaba el señor con la música al palo, la camisa abierta y el pucho en la boca en medio de repisas llenas de porquerías. Y cuando me vio exclamó: ‘¡A la pelota… que sos jovencita!’. Sin embargo, su aporte fue esencial para la nota”. Victoria Ennis

-“A los lectores que siguen las columnas que escribo, debo decirles que no soy dark ni emo. Tampoco una persona resentida, excluida social, histérica, renegada. Características que me han adjudicado (sin preguntarme) después de leer algún texto. No voy a mentirles y decir que mi humor es maravilloso, ni que veo la vida ‘color rosa’, pero tampoco soy una pesimista ortodoxa. Suelo reírme bastante de las situaciones ‘serias’ y sólo le doy importancia a los hechos que lo merecen”. Yesica Guevara

-“Las notas publicadas son el producto de nuestras queridas entrevistas, que tienen ese vértigo de no saber, al fin y al cabo, en qué va a quedar el rígido cuestionario del principio. Dónde va a ir a parar cuando la respuesta imprevisible destruya y/o reacomode todo lo que habíamos pensado de antemano. Pero además, contienen varias horas de derretimiento de cerebro y un trabajo muy fastidioso: ¡desgrabar! Una tarea que nadie le desea ni al peor de sus enemigos”. Celeste Briguez