Perfiles

Newsletter Nº 5


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Lic. Carina L. Balsa.

Graduada en Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales – UNICEN. Se ha desempeñado como docente en nivel medio y terciario en el Partido de Olavarría a partir de 2001. Obtuvo Pasantía de Investigación en el proyecto EEDUCOM (FACSO), otorgada por el proyecto La Escuela Como Espacio Cotidiano De Entrecruzamiento De Relaciones Políticas Y Sociales durante los años desde 1999 a 2001. En el mismo año obtuvo el 1º premio en la Categoría Proyecto Institucional del concurso EXPOCOM MERCOSUR por el trabajo CADO: Una Alternativa de  Extensión Universitaria a la Comunidad Olavarriense (co-autora)

En el año 2003 culminó su tesis de grado “Participar en estos (nuestros) tiempos: Especificidades de la participación en organizaciones del Sector Social Olavarriense.

En 2004 obtuvo una beca para realizar el curso de posgrado “Evaluación Institucional de Organizaciones Públicas de la Universidad de Catalynya  (vía online).  Actualmente de dedica a la docencia y la coordinación de proyectos comunitarios.

El trayecto que supone la formación académica de alguna manera va delineando la orientación profesional de cada estudiante. Tratándose de un campo tan amplio como la Comunicación la desición esta atravesada por cuestiones que van desde los intereses personales, el posicionamiento teórico metodológico adoptado, el campo de acción posible, entre otros.

La  investigación-acción es una posibilidad profesional que en la Facultad de Ciencias Sociales se ha desarrollado ampliamente, de ahí que muchos de sus alumnos y graduados se encaminen en su dirección. Este tipo de estudios se presenta con amplias complejidades en el ámbito de la Comunicación que no permiten generalizar “recetas mágicas” que  encuadren el campo laboral.

En las ciencias sociales, en forma incipiente, se ha comenzado a privilegiar diversos ámbitos sociales como campos de estudio, a partir de los cuales pueden visualizarse los complejos cambios que se desarrollan en las formas de socialización, en las formas de relacionar lo político y lo social y en la construcción de identidades colectivas. En este contexto se torna indispensable la ejecución de proyectos comunitarios que permitan diagnosticar la realidad de las distintas instancias de participación colectiva en pos de ofrecer alternativas transformadoras.

El Estado, la Sector Social, los medios de comunicación masiva y las empresas son instituciones instauradas y jerarquizadas en las sociedades actuales a través de las cuales el hombre produce colectivamente, tanto en el campo económico, político como cultural.  De allí el lugar privilegiado de éstas en tanto espacio de participación y elaboración de conciencia.

El campo institucional esta compuesto por un complejo y heterogéneo número de organizaciones sociales que, en principio, podríamos discriminar en tres grandes  grupos. A saber, las instituciones que componen el Estado Nacional, las organizaciones que dan forma al Sector Social tales como sindicatos, clubes, cooperadoras, etc. y, aquellas organizaciones con fines de lucros que por tales componen el Mercado (empresas, fábricas, comercios, bancos, etc.). Así, se cierra el tríptico social Estado – Sociedad Civil – Mercado.

En Argentina, así como también en toda Latinoamérica, se vienen desarrollando un número importante  de instituciones que con fines específicos se organizan dando cohesión y un marco de contención a los grupos sociales. Paradójicamente gran parte de estos espacios de producción colectiva atraviesan etapas de conflictos que en algunos casos llevan al fracaso de la institución. Puede observarse permanentemente un sin número de entidades que funcionan con una o dos personas, como ejemplo, cooperadoras escolares, clubes deportivos, sindicatos, entre tantos.

Estos complejos procesos a través de los cuales el hombre convive en sociedad, suponen continuas etapas de conflictos, negociación y producción simbólica. Y es únicamente a partir de estas relaciones sociales entre diferentes grupos que una sociedad cobra vida y puede crecer.

En los últimos cinco años se han ido desarrollando modelos que  tienen como finalidad proporcionar a grupos específicos conocimientos teórico- prácticos para construir en forma concreta opciones y alternativas de cambios organizacionales y/o comunitarios. En este sentido la Educación y la Comunicación  se presentan como el lugar hegemónico desde donde pensar y generar procesos de producción simbólica fomentando la participación crítica y democrática de la sociedad.

Posicionarse en este campo de acción  obliga a los científicos sociales a trabajar desde la conjunción de enfoques disciplinarios, principalmente provenientes de la Psicología Social, Antropología y Comunicación Social.

De alguna manera la exposición que antecede sirve de estamento para entender el campo laboral partiendo de la convicción de que “en el seno del tríptico social Estado-Sector Social- Mercado, se forjarán las alianzas para lograr un crecimiento sostenible y equitativo”. Los comunicadores, como científicos sociales pueden contribuir en este crecimiento reconstruyendo redes de participación crítica, racional y equitativa.