Como
parte de un proceso de crecimiento académico y personal,
surgió la necesidad de comenzar investigaciones en otras áreas,
afrontar nuevos problemas arqueológicos y estimar en que
medida el conocimiento generado para la región pampeana era
pasible de ser comparado en áreas limítrofes o vecinas. Es
así que se comenzaron las actividades en el curso inferior
del río Colorado (Pcia. de Buenos Aires). Fueron varios los
motivos para la elección de esta área: a) las
investigaciones sistemáticas eran inexistentes y la información
generada llenaría un “vacío” en el conocimiento arqueológico
de los grupos cazadores-recolectores; b) se trata de un área
“ecotonal”, de transición pampeano-patagónica y, por
ende, un escenario ideal para estudiar las adaptaciones y
evolución de las sociedades indígenas locales. Así, el
conocimiento generado puede ser comparado con el de las áreas
vecinas (regiones
Pampeana y Norpatagónica) a los efectos de entender la
variabilidad en los modos de vida, la subsistencia, la
movilidad y territorios de los grupos, su tecnología, los
lugares de asentamiento, las prácticas funerarias, lugares
sagrados, etc. Uno de
los objetivos del proyecto es evaluar si este entorno
ambiental, en conjunción con las características culturales
propias de los grupos indígenas del área, generaron un patrón
adaptativo y comportamientos específicos propios del área de
estudio.
Sobre la base de este estado de la cuestión en el año 2001
se pone en marcha el proyecto arqueológico denominado “Investigaciones arqueológicas en el curso inferior del Río
Colorado (Pdos. de Villarino y Patagones; Pcia. de Buenos
Aires)” (INARCO). Martínez gestionó a través de concursos fondos para
investigación, tanto en organismos nacionales como
internacionales. En el periodo 2001-2003 el proyecto fue
financiado por Wenner Gren Foundation for Anthropological Research (EE UU), simultáneamente se obtuvo subsidio Trianual (2002-2005) de
Inicio de Carrera otorgado por la Fundación Antorchas.
En el año 2005 se obtuvo financiamiento a través de un proyecto de Investigación Plurianual (PIP)
otorgado por CONICET. Los fondos obtenidos durante estos años
resultaron invalorables para iniciar y consolidar el proyecto.
Se adquirieron medios de movilidad, infraestructura, se
realizaron análisis diversos (líticos, faunísticos, cerámicos,
fechados C14, estudios isotópicos, etc.) y
numerosos trabajos de campo, se otorgaron becas internas a estudiantes avanzados y graduados jóvenes, etc.
Con el devenir de estas actividades fueron surgiendo
temas de análisis específicos que se transformaron en temas
tesis de licenciatura, promoviéndose la capacitación de
recursos humanos de la facultad que accedieron a becas de
estudio, de grado y postgrado de diferentes organismos
(Antorchas, CONICET, etc.). Asimismo, la participación en los
proyectos de investigadores formados locales y no locales le
dieron al proyecto la dinámica necesaria para la generación
de conocimiento genuino y de calidad. Finalmente,
este año el proyecto fue acreditado en la SECAT como parte
del programa INCUAPA.
Los trabajos desarrollados
permitieron descubrir y estudiar asentamientos aborígenes en
un lapso cronológico que va desde los 3000 a 300 años AP. En
el sitio La Primavera se habrían llevado a cabo actividades
diversas relacionadas a la caza y recolección, a la producción
de artefactos de piedra y a actividades inhumatorias, ya que
se detectó un entierro humano datado en 2.800 años AP. El
sitio Loma Ruiz 1, se corresponde también con un campamento
base de actividades múltiples, donde se registraron
artefactos de piedra, fragmentos de cerámica y huesos de
guanaco que formaron parte de la dieta de estos grupos. En
este sitio las ocupaciones están relacionadas al lapso
1.900-1.600 años AP. La excavación del sitio El Tigre agrega
valiosa información ya que además del consumo de guanaco, se
constató que como parte de la dieta también estaban
incluidos los venados, el ñandú y los peces de río. La
cultura material recuperada de este sitio es muy numerosa y
variada, donde se cuentan puntas de proyectil y raspadores de
piedra, cerámica, materiales de molienda, etc. con una
cronología de 500 años AP. Estos sitios muestran parte de
las actividades cotidianas de estos grupos indígenas, es
decir contextos domésticos ligados a la realización de múltiples
actividades como procuramiento de recursos para la dieta
(guanacos, ciervos, peces, vegetales, etc.) y para la confección
de artefactos de piedra (rocas), manufactura de herramientas
de piedra (puntas de flecha, raspadores, morteros, etc.) y de
cerámica, así como inhumaciones.

Exacavación
en el Sitio Loma Ruíz 1
Respecto
de sus circuitos de movilidad y conocimiento del paisaje, las
evidencias indican que algunas de las rocas con las que
confeccionaban sus instrumentos no eran “locales” sino que
eran obtenidas de los sistemas serranos de Ventania y Tandilia
en la región Pampeana (ubicados a 200 y 400 kilómetros,
respectivamente), como así también de Norpatagonia. Esto
sugiere un conocimiento muy acabado acerca de la presencia y
distribución de los recursos, en este caso rocas, y la
existencia de movimientos a grandes distancias y/o mecanismos
de interacción con otros grupos. Como rasgo interesante se
destaca también un variado y complejo sistema de
asentamientos indígenas donde se llevaron a cabo diferentes
practicas relacionadas a la subsistencia, al consumo de una
variada gama de especies, a la confección de artefactos de
piedra y de cerámica, etc.
Además
de estos sitios arqueológicos antes mencionados se hallaron
otros ligados a una esfera de la cultura diferente, la de las
prácticas funerarias. Uno de ellos es el sitio La Petrona
donde se registraron dos entierros primarios y dos secundarios
con una cronología de ca. 500-300 años AP. En el caso
de un entierro primario, el individuo era sepultado con todos
los huesos en su posición articular original (es decir, los
huesos ocupan el lugar que anatómicamente tienen en el
cuerpo). En cambio, en un entierro secundario se forma un
fardo o "paquete funerario" compuesto de huesos
aislados que muchas veces pueden corresponder a más de un
individuo. Seguramente, estos fardos se cubrían y ataban con
cueros o tientos, materiales que no se preservaron a través
del tiempo. En este sentido, en el área de estudio el
hallazgo del sitio Paso Alsina 1
reforzó estas ideas respecto de las practicas
funerarias. En este sitio se registraron 10 entierros
secundarios con una cronología similar a los de La Petrona,
localizados en un área de pequeñas dimensiones, un
cementerio. Además del tratamiento particular de los huesos
en su modalidad de fardo o paquete, llaman la atención la
simetría que presentan los mismos, indicando una ubicación
cuidada y deliberada de los entierros. Los huesos que los
componen están pintados de rojo. Esta última modalidad de
entierro demuestra un complejo tratamiento de los muertos,
donde seguramente determinados lugares del paisaje tuvieron un
significado especial para estas sociedades, ligado a la esfera
de lo ideológico y religioso. Estas prácticas complejas
informan acerca de lo importante que eran para estas
sociedades sus ancestros, cómo el mundo de los vivos tenía
una conexión fuerte y estrecha con el de los muertos y cómo
ciertos lugares del paisaje donde se establecían estos
cementerios tenían para estas sociedades connotaciones y
significados especiales.

Área
de inhumación del sitio Paso Alsina 1 (curso inferior del río
Colorado)
En
un lapso relativamente corto de investigación la información
generada del proyecto permitió delinear algunas de las
principales características de las poblaciones aborígenes
que habitaron el curso inferior del río Colorado durante los
últimos 3000 años AP. En síntesis, estas sociedades de
cazadores-recolectores poseían una gran riqueza en diversos
aspectos de su modo de vida, desde sus actividades básicas de
subsistencia hasta un elaborado mundo espiritual que coexistían
en la escala de lo cotidiano. Desde este punto de vista, poseían
conocimientos económicos, tecnológicos, de asentamiento, e
importantes sistemas ideológicos y religiosos que formaban un
complejo entramado social, dinámico y cambiante.
Generalmente, existe una concepción estereotipada acerca la
naturaleza de estos grupos de cazadores-recolectores nómades
moviéndose permanentemente tras su alimento cotidiano,
viviendo "al día" y satisfaciendo sus
requerimientos básicos de subsistencia. La arqueología del
curso inferior del río Colorado, así como la de las regiones
Pampeana y Patagónica como un todo, demuestra que la situación
socioeconómica de estas poblaciones fue mucho más compleja
de lo reconocida hasta el momento.
Dado
el impacto de los resultados de los trabajos del Dr. Martínez,
sus investigaciones han tomado estado público, y pueden ser
consultadas en los siguientes sitios:
Universia,
Portal Universitario:
www.universia.com.ar/portada/actualidad/noticia_actualidadjsp?noticia=16291
La
Nueva Provincia, Periódico de la Ciudad de Bahía Blanca:
www.mapuche.info/indgen/lanuevaprovincia040415.html

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