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ARTÍCULO

DES)ENCUENTROS, MEDIACIONES, NEGOCIACIONES, RESISTENCIAS. REFLEXIONES SOBRE LA PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO Y LA EXPERIENCIA DE LA INTERCULTURALIDAD A PARTIR DE UNA SITUACIÓN ETNOGRÁFICA

Orlando Gabriel Morales

Centro de Estudios Aplicados en Migraciones, Comunicación y Relaciones Interculturales (FPyCS, UNLP). E-mail:Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Recibido 5 de septiembre 2011.

Aceptado 19 de octubre de 2011.

Resumen

En este artículo se presentan algunas reflexiones a través de las cuales se pretende contribuir a la desnaturalización y visibilización de la complejidad de los contextos de interacción en el trabajo de campo.

Lo anterior, a partir del análisis de situaciones de comunicación involucradas en una aproximación etnográfica que se enmarca en una investigación sobre procesos de comunicación y representaciones desplegados por la reciente migración de africanos en la ciudad de Buenos Aires y La Plata.

Desde la perspectiva teórico-metodológica que sostenemos, el trabajo etnográfico configura un campo dinámico de relaciones en un contexto de interculturalidad y asimetrías en el que los interlocutores delinean diversas estrategias discursivas y de acción y en el que se producen (des)encuentro, mediaciones, negociaciones, resistencias, que inciden en el proceso de investigación y sus resultados.

Palabras clave: migración africana; interculturalidad; etnografía; situaciones de comunicación.

Abstract

Disagreements, Mediations, Negotiations, Resistance. Reflections On The Production Of Knowledge And Intercultural Experience An Ethnographic Situation. The present article contains a series of reflections through which try to contribute to denaturalize and visibilize the complexity of the interaction contexts in the ethnographic situation. This from the analysis of communication situations involved in an ethnographic approach realized with the objetive of to investigate about the representations construct by members of the local society in the context of new presences of african people in the Buenos Aires and La Plata.

We argue for a theoretical and methodological pisición that defines the ethnographic work as a dynamic field of relationships, in the one that are delineated diverse discursive strategies and of action on the part of the involved actors, configuring negotiation marks, mediation and resistance that impact in the investigation process and the reached results.

Keywords: african migration; interculturality; ethnography; communication situation.

INTRODUCCIÓN

En el contexto de mi tesis doctoral1, la investigación que desarrollo articula una perspectiva antropológica de las migraciones y un enfoque comunicacional de la interculturalidad con el objetivo de analizar procesos de comunicación, representaciones y relaciones interculturales en el contexto de una nueva corriente migratoria de africanos en Argentina -en particular en la ciudad de Buenos Aires y La Plata-.

Dicha migración se registra desde mediados de la década de 1990 e incluye procedencias de diversos países tales como Senegal, Costa de Marfil, Malí, Nigeria, Guinea, Ghana, Togo, Sierra Leona, Liberia, Gambia y Camerún. Los datos oficiales existentes indican que en el año 2001 el número de extranjeros procedentes de África se registraba en 1.883 personas, mientras que en año 2010 esta población ascendía a 2.738 personas (Censos 2001 y Censo 2010, Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), lo que representa un crecimiento de casi el 50 por ciento2.

En este contexto, al analizar la dinámica relacional entre migrantes africanos y entre estos e individuos, grupos e instituciones de la sociedad local, por nuestra parte no podemos soslayar una reflexión sobre la propia interacción entre el investigador y sus interlocutores en el campo -en esta instancia, con migrantes africanos-.

En parte, porque dicha relación representa una interacción entre actores que adscriben a grupos culturales diversos entre sí, constituyendo en sí misma una relación intercultural -aunque con su especificidad en relación al resto de las situaciones registradas en el campo- de interés para nuestro trabajo analítico. Además, porque tal iniciativa es parte de un proceso reflexivo sobre las condiciones de producción de conocimiento, que es necesario y propio de una investigación como la que desarrollamos.

En particular, aquí referiremos a situaciones de comunicación involucradas en el trabajo de campo y expondremos reflexiones que se desprenden de una elaboración analítica de las mismas, atendiendo a visibilizar y desnaturalizar la complejidad de los contextos de interacción.

MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO

La comprensión del trabajo etnográfico en términos de situación4 resalta la especificidad política del trabajo de campo, que resulta de la puesta en escena, dentro de la red de relaciones que delimita, de intereses y estrategias de acción diversas y con frecuencia contrastantes. Implica entender a los actores en interacción como inmersos en relaciones de fuerza y de lucha por el sentido de lo social, cuyas actuaciones, ideas y expectativas se articulan. El concepto de situación permite analizar las relaciones entre los interlocutores en el contexto de producción de conocimiento -en este caso entre el investigador y algunos migrantes africanos- como relaciones simultáneamente balanceadas y mutables, con alteraciones y ajustes, así como identificar diferentes patrones de interdependencia3 -en tanto modelos de articulación entre los actores-.

De acuerdo a este planteo, delimitamos situaciones de comunicación dentro de un “campo de interlocución” (Grimson 1999), entendido éste como un territorio simbólico donde participan, se posicionan e interrelacionan diferentes actores e instituciones sociales -incluyendo el Estado- y hacen circular representaciones divergentes sobre “lo propio” y “lo ajeno”, es decir, producen significaciones, en un contexto de relaciones de poder y desigualdad.

Planteando de otra manera, un campo de interlocución supone una multiplicidad de configuraciones e interrelaciones entre diversos grupos y actores que podrían ser diferenciadas en términos de situaciones de comunicación.

Desde esta perspectiva, el patrón de legitimidad de los discursos circulantes es construido por los propios interlocutores en función de sus posiciones específicas en el campo de interlocución y de la correlación de fuerzas resultante.

Analizar a través de estos conceptos las relaciones entre los interlocutores en el contexto de producción de conocimiento permite eludir abordajes que idealizan y enfrentan saberes diversos, el “académico” y el de los “nativos”, o que refieren a un consenso voluntarista resultado de un acuerdo entre actores con perspectivas divergentes5.

Cuestiones tales como la posición de los actores en el campo de interlocución y la estructura social, expectativas e intereses individuales de los sujetos respecto a la comunicación establecida, experiencias y relaciones previas de los actores en el contexto social donde tiene lugar la interlocución y entre sí, recursos materiales y simbólicos en juego, adquieren un valor singular para el análisis que proponemos, por cuanto a través de su problematización se puede interpretar la incidencia en el proceso de investigación y en los resultados alcanzados.

(DES)ENCUENTROS, MEDIACIONES, NEGOCIACIONES, RESISTENCIAS

Pensar sobre la experiencia etnográfica nos remite a su ordenamiento según un criterio de clasificación que aquí planteamos, con fines analíticos, en dos patrones diferenciados, aunque a nivel empírico las relaciones y rutinas vivenciadas puedan articular estas configuraciones en un mismo momento o en distintas etapas del proceso relacional.

Apelaciones al favor recíproco

Al analizar las interacciones en el campo hemos registrado con frecuencia una tendencia de algunos actores a establecer un modelo de articulación con el investigador donde destacan las apelaciones a un favor recíproco.

En estos casos las demandas hacia el investigador apuntan a que éste provea información sobre asuntos documentarios, comerciales y de gestión u otros, a modo de contraprestación por el tiempo y la información que disponen sus interlocutores a los fines de la investigación. Casi en la totalidad de los casos este “acuerdo” es implícito. Ni el consenso del investigador –cuando existe- se manifiesta como una aceptación asociada a un interés propio por el tiempo y la información que demanda/recibe; ni las solicitudes de sus interlocutores se justifican en forma explícita aludiendo a su propia “prestación”.

Un caso de este tipo experimentamos con P. D., un migrante temporario senegalés cuyas estadías en el país estaban asociadas a la presencia de su mujer –que se radicó en Buenos Aires durante algunos años-, quien en una oportunidad –que traemos a modo de ejemplo- decía a través de un mensaje:

“merci mon ami pour les photos, c est tres gentil. J ai mon oncle marabout qui voudrait trouver des clients en argentine. Je voudrais l aider en passant des annonces dans les journaux (clarin, la nacion, el dia). Voici le texte: “Marabout vivant en Afique pour regler tous vos problemes de sante mentale, d impuissance sexuelle, d amour, d argent, de travail. Contacter K. S. Meckhe Senegal”

Tu voudras bien me faire passer cette annonce dans les journaux” (P. D.)

Es probable que en estos asuntos, más allá de la tendencia general identificada, intervenga la impronta personal, pues en el caso que referimos la sistematicidad de las demandas no es equiparable a otros y adquirió relevancia en la medida que la relación personal se profundizaba, al punto que requirió que se planteen algunos límites.

Sin embargo, el ejemplo mencionado sirve aquí para destacar algunas cuestiones, en tanto la condición social de P. D. no es la de la mayoría de sus connacionales en Argentina y por cuanto en el momento en que fue realizado el pedido éste ya no se encontraba en el país, siendo que, además, el destinatario final de la “prestación” no era él sino un marabout cercano.

A diferencia de la mayoría de los migrantes senegaleses en el país –trabajadores dedicados a la comercialización de productos de bajo costo en la vía pública, en general con una condición migratoria y documentaria irregular-, P. D. tiene doble nacionalidad –francesa y senegalesa-, siempre ingreso al país como turista y con pasaporte francés, se dedica al comercio internacional a partir de la exportación-importación de diversos productos y, a través de su actividad, tiene contactos gubernamentales y empresariales en distintos países.

Aunque esta condición distintiva no implicó que no apelara a los mismos medios instrumentales que los otros migrantes, menos favorecidos. Por el contrario, sus interpelaciones en términos de un favor recíproco se sucedieron más allá de su estadía en el país, quizás movilizado por una sensación de mayor compromiso de mí parte, debido a que nuestro vínculo se extendía a su círculo familiar –su esposa e hija- y de algunos “hermanos” africanos radicados en Buenos Aires o por tener conciencia de la relevancia de sus aportaciones a mi trabajo –en buena parte por su competencia comunicativa, experiencia migratoria y bagaje cultural-.

Además, como señalamos anteriormente, desde su lógica la apelación podía involucrar de manera indirecta a terceros, ajenos a la relación establecida en el marco de la investigación. Aunque tal actor, el marabout, no es sino un miembro de una red social que lo involucra6.

Por otra parte, en los casos a los que estamos remitiendo aquí, los requerimientos, directos o indirectos, apuntan a obtener información sobre normativas migratorias, fiscales, cuestiones comerciales, laborales, entre otras, incluyendo excepcionalmente solicitudes monetarias o de préstamo de dinero.

Este aspecto de la relación social establecida durante el trabajo de campo, que involucra la dimensión de los intercambios materiales y simbólicos, de las contraprestaciones, de los recursos instrumentales a que apelan los actores involucrados, ha sido históricamente mencionado, a veces en términos anecdóticos, por muchos etnógrafos (entre ellos Malinowski y Evans Pritchard, por nombrar algunos reconocidos en el campo). Pero, por nuestra parte, pretendemos destacar en esta oportunidad el sentido que adquiere en relación a las identificaciones que del investigador hacen sus interlocutores. Esto es, según entendemos y remitiendo a nuestra propia experiencia, la percepción de este actor como un interlocutor situado en un lugar de poder en la estructura social donde transcurre la interacción, con un capital distintivo de información, contactos institucionales, capacidad de acceso y gestión respecto a los organismos estatales locales y con potencial para la representación de quienes se asumen como Otros frente a la sociedad mayor.

Esta identificación tiene, potencialmente, algún tipo de incidencia sobre los posicionamientos, actitudes y discursos de los actores que interactúan con el investigador; como así también la conciencia que tenga este último en relación a la misma incidirá sobre la dinámica relacional y los acuerdos alcanzados en la situación etnográfica.

El investigador como “mediador intercultural”

Aunque con algún grado de relación respecto a la modalidad anterior, con su propia especificidad identificamos interpelaciones que apuntan a que el investigador asuma la figura de lo que podríamos categorizar, utilizando una agencia disponible, como “mediador intercultural”.

Uno de estos casos fue en el contexto de un hecho de discriminación sufrido por una migrante senegalesa, A. M., en una feria de compras donde tenía instalado su puesto comercial. Allí, a pocos días de haber montado su punto de venta comenzó a sufrir diversos hostigamientos por parte de otros feriantes que aducían que por ser negra atraía con mayor facilidad a los compradores, que los objetos que tenía en venta ya eran comercializados por otros puesteros y eso constituía una competencia desleal, que tenía el privilegio de alquiler el lugar mientras que los demás habían accedido a través de la compra de un fondo de comercio, entre otras razones. El acoso se traducía en obstrucciones para evitar que los potenciales compradores se acercaran a su puesto., comentarios discriminatorios respecto a su color de piel y procedencia étnico-nacional enunciados en voz alta y/o lanzados en forma de rumor -que de alguna forma llegaba a sus oídos-, amenazas más o menos explícitas respecto a la posibilidad de sufrir una agresión física -intimidación que adquiría particular relevancia considerando que se encontraba embarazada, estado que era visible- y presiones a los propietarios de la feria de compras para que el fondo de comercio no sea accesible a través del alquiler.

En este marco, A. M. -quien había arribado al país sin compañía de familiares- me solicitó que la acompañara durante algunas jornadas de trabajo y que interviniera en algunos encuentros con los propietarios de la feria para plantear un reclamo por tal situación y buscar una solución al conflicto.

En parte, es probable que todo se haya tratado de un mecanismo pergeñado con la anuencia de los propietarios del lugar para inducir a la recién llegada a comprar el fondo de comercio, pues rápidamente esa fue la salida propuesta por los empresarios y, tras la aceptación por parte de A. M., se convirtió en el camino hacia la efectiva desactivación del conflicto -al menos en cuanto a una baja en los niveles de agresividad y acoso-.

Pero durante el tiempo que llevó el proceso de concreción de la transacción, que no fue breve -considerando que A. M. debió reunir una significativa suma de dinero solicitando la ayuda de familiares y a través del trabajo propio-, me vi interpelado a mediar entre las partes apelando a mi condición de ciudadano local y de profesional, con conocimiento de los derechos ciudadanos adquiridos por los extranjeros, de las vías de reclamo formal frente a prácticas discriminatorias y con acceso a medios de difusión de información que potencialmente podían visibilizar tal situación.

Con todo, en ese marco de acompañamiento y contención de A. M., se fue profundizando y consolidando una relación social con mis interlocutores en el campo -es decir, no sólo con A. M. sino con otros actores de su colectivo de pertenencia y del espacio social de la feria en cuestión-.

Pero a propósito de esta forma de articulación resultante de tales interpelaciones consideramos pertinente remitir a la especificidad de la mediación intercultural.

Desde la década del ochenta en el contexto europeo la mediación intercultural, como una modalidad de intervención vinculada a situaciones y marcos de “multiculturalidad significativa”, viene siendo practicada y teorizada a partir de iniciativas en el ámbito académico, de organismos gubernamentales y de las organizaciones sociales.

Como modalidad de mediación social7 su especificidad está asociada, según Giménez Romero (1997), a la aplicación en situaciones sociales de multiculturalidad significativa. Esto es, situaciones donde interactúan individuos, grupos o instituciones diferenciados culturalmente entre sí -por adscripción étnica, religiosa, de nacionalidad, entre otras- y en las que tal distintividad se convierte en especialmente influyente para la relación establecida (Giménez Romero 2010:23-24).

Asimismo, otros rasgos que le dan especificidad son la relevancia del bagaje cultural del mediador -en tanto tercera parte que intervendrá en la relación social conflictiva- y el objetivo de la interculturalidad -con finalidad de mejorar las relaciones interétnicas, el logro de una comunicación y la adopción de acuerdos entre las partes (Giménez Romero, 2001)-.

Dicho lo anterior, es necesario aclarar que estamos lejos de plantear un paralelismo absoluto entre el investigador que al hacer etnografía participa en forma eventual, por interpelación de los actores en interlocución, intermediando en situaciones de conflicto desarrolladas durante su proceso de trabajo y el mediador intercultural como agente institucional que asume el rol de tercera parte entre individuos, grupos o instituciones etnoculturalmente diferenciados con el fin de lograr un acercamiento/comprensión/convivencia, la regulación de los conflictos y/o la adecuación institucional.

Sin embargo, salvando las distancias teóricas, metodológicas y de fines, entre otras, contrastar la figura del investigador que en situación de etnografía asume un papel en las situaciones señaladas con la del mediador intercultural especializado en actividades de intervención social para estos contextos permite poner a la vista un aspecto de interés analítico que no pocas veces suele quedar invisibilizado.

En esas instancias de intervención que eventualmente tienen lugar en situaciones de comunicación durante el trabajo etnográfico, enmarcadas en contextos de interacción con conflictividad manifiesta entre partes etnoculturalmente diversas, identificamos un trabajo de traducción y enlace. El investigador es interpelado en carácter de traductor de los sentidos e intereses enfrentados y, en un voto de confianza y legitimidad, se confía a él la desactivación del conflicto y la reposición de la relación.

Por medio de estas interpelaciones -en forma independiente de que se asuma o no el papel que esperan las partes convocantes-, queda en evidencia una concepción, no necesariamente manifiesta, de los interlocutores: la del investigador como un actor político con un bagaje cultural relevante.

Lo anterior no es excluyente de otros posicionamientos y significaciones, de hecho la concepción que señalamos se vincula con la identificación del investigador como un comunicador, es decir, alguien a través de quien poder tomar la palabra para decir lo que piensan, sienten, necesitan.

Aunque con su especificidad, la figura del comunicador/periodista8 se vincula con la del mediador por su potencial intervención en tanto portavoz/traductor/enlace en situaciones conflictivas en las que los migrantes no encuentran instancias de representación al interior de su colectivo o en las instituciones de la sociedad local.

CONCLUSIONES

La revisión crítica de las características de las relaciones establecidas en la situación etnográfica, de los recursos materiales y simbólicos en intermediación, de los posicionamientos de los interlocutores, de las percepciones y representaciones de unos sobre otros permite hacer visible intereses, expectativas, estrategias de acción, posicionamientos de los actores en la red de relaciones configurada. También pensar sobre las identificaciones, la experiencia de la interculturalidad y la dimensión política del trabajo de campo.

En este sentido, el trabajo analítico que venimos desarrollando y que aquí exponemos parcialmente, contribuye a la comprensión de los significados y las lógicas que ponen en juego los actores a los que interpelamos, de sus necesidades concretas en tanto Otros -migrantes, trabajadores pobres, sin instancias institucionales de representación- en el contexto local, y de los desafíos que se presentan al investigador a la hora de la interacción con sus interlocutores y de la toma de decisiones sobre cuestiones metodológicas, políticas, éticas.

Cómo resolver las demandas por parte de los interlocutores en el campo para que se asuman roles de gestor e informante, mediador en conflictos, traductor de sentidos, enlace entre partes (des)encontradas, portavoz de necesidades, son interrogantes que –por el objetivo establecido para este artículo- no encuentran aquí respuesta. Pero estas preguntas sólo surgen como producto de la problematización y desnaturalización de modos de articulación entre los interlocutores, registrados al analizar situaciones de comunicación en el trabajo etnográfico.

BIBLIOGRAFÍA

ARDUINO, Ma. Eugenia. 2011. “Inmigrantes senegaleses en Buenos Aires actual. Un caso de adaptación selectiva de religiosidad”. XIII° Jornadas Interescuelas de Historia, Universidad Nacional de Catamarca.

GiMÉNEZ ROMERO, Carlos. 1997. “La naturaleza de la mediación intercultural”. Migraciones 2: 125-159. Madrid.

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Gluckman, Max. 1987. “Analise de uma situacão social na Zululandia moderna” [1958]. En Feldman-Bianco, B., (Comp) Antropologia das sociedades contemporáneas, p. 227-344. Pesser & Bertelli, San Pablo.

GRIMSON, Alejandro. 1999. Relatos de la diferencia y la igualdad. Los bolivianos en Buenos Aires. Buenos Aires, Eudeba.

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MORALES, Orlando Gabriel. 2010. “Nuevas dinámicas migratorias globales y representaciones locales sobre los negros en Argentina. El caso de las percepciones de agentes de la Policía bonaerense sobre recientes migrantes africanos”. Sociedad y Discurso 18: 121-148. Aalborg East.

ZUBRZYCKI, Bernarda. 2009. “La migración senegalesa y la diáspora mouride en Argentina”. VIII Reunión de Antropología del MERCOSUR, Buenos Aires, Argentina.

NOTAS

1. Programa de Doctorado en Comunicación, Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata.

2. En otro trabajo (Morales 2010) hemos desarrollado con mayor amplitud algunas particularidades relativas a las trayectorias, características y cuantificación de esta población en el contexto local.

3. Retomamos aquí la concepción de “situación social” en los términos definidos por Gluckman (1987) para el análisis de relaciones blanco-africanas en el norte de Zululandia.

4. Desde el enfoque que sostenemos la interdependencia no remite a una reciprocidad balanceada o condición de simetría entre los actores partícipes. Es decir, los actores en relación, aún cuando logren acuerdos intersubjetivos, no necesariamente tienen las mismas oportunidades y condiciones de poder para delinear las características y los rumbos de la interacción en todos los contextos.

5. Planteamos que evitar un abordaje oposicional del acto de comunicación en la situación etnográfica -el mismo que está implícito en la fórmula “informantes”- requiere poner en discusión la concepción de “acuerdo intersubjetivo” como algo sustancializado y definido apriorísticamente, para pensarlo, en cambio, como un proceso en redefinición constante que conecta líneas de cooperación y oposición.

6. El papel de la religiosidad en la organización social, la configuración de las redes migratorias y su vinculación con las diásporas ha sido objeto de análisis, en el ámbito local, en trabajos académicos recientes (Zubrzycki 2009; Arduino 2011, entre otros).

7. Comparable y distinguible del asociacionismo, el trabajo social, la defensa comunitaria, la mediación judicial, entre otros.

8. En un trabajo anterior (Morales 2011) planteamos la cuestión de la identificación del investigador con el periodista como otro modelo de articulación registrable en nuestro trabajo de campo.