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Newsletter Nº 4


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Lic. Gabriela Gamberini

 

Experiencias de iniciación a la docencia en

tiempos de crisis de la escuela.

A modo de Introducción…

Las reflexiones presentadas y organizadas para esta comunicación forman parte del proceso de indagación y de análisis de las prácticas docentes, que se vienen desarrollando en el marco del Proyecto de Investigación: “Prácticas en Educación: actores, historias e instituciones en la construcción de las identidades docentes”[1]. El núcleo de interés de la investigación radica en la articulación del mundo de la vida cotidiana particular del sujeto (con su historia, su formación) y la vida cotidiana de las instituciones (que preexisten al sujeto) y las continuidades y rupturas respecto de la formación teórica inicial. Se entiende que son estas articulaciones en donde los graduados noveles construyen su identidad profesional docente.

El equipo de trabajo considera que estos avances en la producción de conocimiento se constituirán en un insumo para el mejoramiento de la práctica docente, aspecto considerado relevante en el proceso de formación de la carrera de grado. Se asume y comparte el desafío de posicionar a la práctica docente como el eje vertebrador de la formación docente universitaria, tratando de superar concepciones teóricas instaladas que llevaron a  relegarla a un segundo plano.

A los fines de esta presentación, se harán algunas consideraciones en torno a la construcción de las identidades docentes en escenario signados por transformaciones estructurales que redefinen las relaciones entre estado, sociedad y sujeto e impactan en la docencia y en la  construcción de las identidades profesionales. En este contexto: ¿cómo se construyen las identidades profesionales de los docentes novatos en tiempos de crisis de la escuela, en tiempos de pérdida de sentido, en tiempos de desencanto? ...

 

El malestar de la modernidad, la crisis de la escuela y las identidades docentes...

Múltiples y nuevos sentidos –a veces contradictorios- atraviesan las sociedades Latinoamericanas y de Argentina en particular, haciendo cada vez más evidente la crisis por la que atraviesan la mayoría de las instituciones, de las relaciones sociales, de las identidades de la Modernidad. Las nuevas condiciones societales  redefinen las pautas de integración social a través de la configuración de nuevos patrones de legitimidad que ponen en cuestión la finalidad constitutiva de las instituciones modernas, su sentido y su capacidad instituyente.

En este escenario incierto y paradójico,  la escuela moderna se dirime entre sus mandatos fundacionales y los nuevos imperativos societales: de aquellas certezas sobre las que descansaba el discurso pedagógico moderno, tales como la alianza entre la familia y la escuela legitimada en torno a los sueños de promoción social, la concepción del docente como poseedor absoluto del saber, las grandes utopías educativas que otorgaban un sentido social y político a la escuela, la promesa de la inclusión a través de la educación y del trabajo, se pasa paulatinamente a  nuevos y/o reciclados sentidos en el espacio escolar, construyendo nuevas subjetividades y diferentes formas de experimentar la escolaridad, en un marco de una creciente polarización y heterogeneización socioeconómica y cultural de una sociedad argentina fragmentada. [2]

En este sentido, el encuentro de una estructura social cada vez más compleja y dinámica con una cultura vez menos institucionalizada provoca necesariamente un estallido de las identidades sociales. Reconocidos investigadores del campo coinciden en esto:  Los actores se ven confrontados a la confusión de antiguas certezas: como por ejemplo, aquellas que definían la juventud como la edad de adquisición de un status, o delimitaban a la mujer a la esfera privada…”. A medida que los roles sociales se debilitan, la identidad se vuelve cada vez más incierta e inestable, siendo el resultado de construcciones culturales circunscriptas, de interacciones y de historias personales. “Las identidades ya no pueden ser reconstruídas como nociones intangibles, como la interiorización pura de posiciones objetivas.”.( Dubet y Martuchelli: 288, 1999).[3]

Las identidades docentes surgen como procesos dialécticos entre el sujeto y su entorno, resultantes  de  identificaciones  contingentes,  atribuidas  por  los  otros  o reivindicadas por el propio sujeto, en cualquier caso variable según los contextos sociales y trayectorias individuales, susceptibles –por tanto- de diversas configuraciones identitarias. Este proceso conlleva determinadas relaciones que articulan lo individual y lo estructural, en tanto los  docentes, entendidos como actores sociales e históricos,  insertos en marcos más amplios, actúan en relación con estructuras sociales amplias.

En esta articulación, se reconoce un doble proceso: un proceso de atribución de la identidad docente por las instituciones y actores que están en interacción con el docente novato  y por otro lado, un proceso de incorporación o interiorización activa de la identidad por el docente mismo, que no puede analizarse al margen de las trayectorias sociales. (Bolívar, et al. 2005)[4]. En esta trayectoria,  se  reconocen diversos hitos que van a ejercer influencias en los modos de configurar la práctica docente de los noveles[5], tales como la experiencia escolar previa y los saberes construidos sobre la tarea y el rol docente, desde  su posicionamiento como  alumno; la formación  docente universitaria, con los sentidos atribuidos a la tarea educativa y la profesión en el marco de modelos organizacionales idiosincrásicos y las primeras experiencias de iniciación a la docencia.

 

Actuaciones de novatos en la escuela: experiencias de iniciación

Los docentes novatos van construyendo su identidad profesional, por medio de un conjunto de dinámicas y estrategias que ponen en acto durante el ejercicio de la docencia en una configuración particular: la escuela.

Las escuelas, conformadas y construidas por sujetos activos, desde sus biografías personales y desde diferentes posiciones, en la configuración escolar sostienen relaciones sociales – tanto afectivas como intelectuales-  que generan diferentes redes de relaciones, prácticas y discursos particulares. Desde esta perspectiva, el análisis habrá de llevarnos a focalizar las mutuas implicancias que se gestan entre las instituciones educativas  permeables a las prácticas de los docentes novatos, tanto como las prácticas  de los novatos a las instituciones. Así, en los intersticios de esta relación habrá de ubicarse la posibilidad de acción de los actores, las estrategias y tácticas que desarrollan, de acomodación pero también de resistencia, que generan formas singulares de intercambios curriculares y personales. En ese contexto, los sujetos particulares hacen una incorporación activa, cargada de diversos sentidos sedimentados en las experiencias vividas, construyen relaciones con otros actores institucionales, que ofician de consejeros/ referentes durante los inicios de la experiencia, generando dinámicas de identificación en este caso y/o de diferenciación, en tanto los novatos tratan de establecer prácticas docentes novedosas, motivadoras de los intereses de los alumnos, distintas  a otras propuestas docentes.

De esta perspectiva, la actuación de los docentes novatos adquiere forma en el acontecer cotidiano de la institución escolar y específicamente del aula, que es entendido como ese nivel de realidad  en donde se condensan  determinantes  estructurales y construcciones subjetivas. Es el escenario donde adquieren  sentido las acciones, se construyen significados sobre la tarea docente, se experimentan márgenes de satisfacción o insatisfacción en relación con la enseñanza, se ponen en acto los saberes teóricos (provenientes de teorías didácticas, pedagógicas, disciplinares) y se reelaboran de acuerdo a las situaciones de enseñanza y de aprendizaje, lo cual exige tomar riesgos, decidir, poner el cuerpo, actuar en el marco de situaciones singulares, únicas, con márgenes de impredecibilidad y simultaneidad, se produce el encuentro con estudiantes reales en dinámicas de clases singulares. Situación que genera preocupaciones y conflictos en torno a la construcción de autoridad, de reconocimiento, de diferenciación, a partir de la nueva posición que ocupa: docente. Esta nueva posición implica reemplazar la posición de alumno/a, en este pasaje se gestan profundas ansiedades en torno a los límites, los modos de relación, de acercamiento que se promueven con los alumnos, las decisiones didácticas, la evaluación. 

 

Para finalizar

La construcción de las identidades docentes de los novatos se encuentra supeditada a escenarios paradojales, dilemáticos, con fuertes cuestionamientos a los sentidos de la escuela moderna, a la disolución de sus discursos homogeneizantes, a sus certezas, a sus alianzas. Trabajar como docentes en estos tiempos, puede llevara a asumir posturas teñidas por la desazón, la deseperanza, la pasividad quedando fijados en discursos nostálgicos o bien puede gestar alternativas que permitan reinventar la escuela en sintonía con estas transformaciones y configuraciones sociales.

En este escenario es necesario situar la actuación de los docente novatos como actores críticos, políticos, constructores de nuevos sentidos y nuevas formas de transitar la experiencia escolar. En esta dirección, también necesitamos inventar y reinventar la formación docente, con el propósito de preparar docentes capaces de relacionarse con esas transformaciones y de actuar de manera creativa y autónoma, aportando a la construcción de una escuela más democrática e inclusiva.

- Currículum Abreviado



[1] Este proyecto es parte del Programa IFIPRACD (Investigaciones en Formación Inicial y Prácticas Docentes)-

[2] Manzione, M- Gamberini, G (2006)“El declive de la fuerza instituyente de la escuela: acerca de normas, reglas y convivencia”. Ponencia presentada en Congreso Nacional de Problemáticas Sociales, U.N.L

[3] Dubet y Martuccelli (1999) ¿En qué sociedad vivimos? Ediciones Losada. Bs As. Argentina

[4] Bolivar, A, Gallego,León, Perez(2005)Políticas Educativas de Reforma e Identidades Profesionales: el casode la educación secuendaria en España.en Archivo Analítico de Politicas Educativas,Vol.13nº45.

[5] Varias investigaciones, han abordándola configuración de las prácticas docentes desde un recorrido histórico, reconociendo diferentes etapas que operan en la definición de un “modo de ser docente” (Davini 1995, Edwards, 1988,  Alliaud, 1992)