Intersecciones en Comunicación

Intersecciones en Comunicación

ISSN 1515-2332 (versión impresa)

ISSN 2250-4184 (versión On-line)
Intersecciones en Comunicación.  n.15 Olavarría sep./dic. 2020-2021


ARTÍCULO INÉDITO

 

EPISTEMOLOGÍA DEL DETALLE DESDE UNA PERSPECTIVA DEL SUR

Martín E. Porta. ECCO. Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Argentina

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Martín Emilio Porta (0000-0001-9964-3054) - ORCID |

Recibido: 10/03/2021

Aceptado: 26/04/2021

 
 

 

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Resumen:El presente trabajo es un ejercicio de reflexión, al tiempo que una propuesta para pensar herramientas dinámicas que permitan repensar los marcos impuestos históricamente por la epistemología a los campos científicos, específicamente, al campo de la comunicación social. Por ello, nos proponemos realizar una lectura cruzada entre las producciones de Walter Benjamin y las de Boaventura de Sousa Santos, para pensar epistemologías desde y con el sur global. Sostenemos en los marcos de este trabajo que ambos autores nos indican caminos de apertura a nuevas posibilidades y que, el mismo campo de la comunicación en su novedad y dispersión, se constituye como posibilidad de introducir nuevos saberes y debates desde su lugar de “frontera” en los márgenes de la cientificidad. Lejos de ser esto un obstáculo, creemos que se constituye en una emergencia para la superación de viejas restricciones que clausuran.

Palabras clave:epistemología – comunicación – cultura – experiencia – imagen –.

Abstract:DETAIL EPISTEMOLOGY FROM A SOUTHERN PERSPECTIVE. The present work is an exercise in reflection, as well as a proposal to think of dynamic tools that allow rethinking the frameworks historically imposed by epistemology to scientific fields, specifically, to the field of social communication. For this reason, we propose to carry out a cross reading between the productions of Walter Benjamin and those of Boaventura de Sousa Santos, to think epistemologies from and with the global south. We maintain within the framework of this work that both authors indicate to us paths of opening to new possibilities and that, the same field of communication in its novelty and dispersion, is constituted as a possibility of introducing new knowledge and debates from its place of "frontier" on the margins of scientificity. Far from being an obstacle, we believe that it constitutes an emergency for overcoming old restrictions that are closing.

Keywords:epistemology – comunication – cultura – experience – image -.

Apertura

En la actualidad, con la notoria crisis del paradigma científico capitalista técnico moderno, se vuelve prioritario repensar para transformar dichas prescripciones, aún más desde las ciencias sociales: el marco de un despliegue normativo de imposiciones externas respecto a los criterios de “cientificidad”, la oposición “explicación/comprensión/interpretación”, la discusión respecto a la distancia entre el objeto a conocer y el sujeto que conoce, la neutralidad valorativa, la mediación y garantía de objetividad del método, la capacidad de legalización, el equilibrio en el principio de simetría entre explicar y predecir, el estatus de la teoría, etc., pero no para abandonar la epistemología sino para ocuparla. Y, en los marcos de este trabajo como lo plantea De Sousa Santos, ocupar significará darle una nueva “vuelta de tuerca” al saber para complejizar su mirada, para no parcializar ni universalizar abstractamente, para expandir las fronteras (o romperlas), de tal modo que los saberes se entrecrucen, se multipliquen, se complementen, se hibriden. Y, también claro, para contribuir a terminar con el epistemicidio que la imposición de la ciencia moderna como saber hegemónico ha provocado en la totalidad del globo, de la mano del colonialismo, el capitalismo y el patriarcado.

 

“En este sentido, las Epistemologías del Sur desafían a las epistemologías dominantes en dos niveles. Por un lado, consideran que es una tarea crucial identificar y discutir la validez de los conocimientos y los saberes que no son reconocidos como tales por las epistemologías dominantes. (…) Los conocimientos redimidos por las Epistemologías del Sur son técnica y culturalmente intrínsecos a ciertas prácticas –las prácticas de resistencia contra la opresión-. Más que conocimientos, son saberes. (…) Mientras que los conocimientos se apropian de la realidad, los saberes encarnan la realidad” (De Sousa Santos, B. 2018: 309).

 

Cierto es que durante todo el siglo XX se han propugnado distintos modos de abrir y repensar el conocimiento. Sin embargo, y más allá de los trabajos que se han hecho en pos de la apertura del conocimiento, siguen conviviendo distintas y contrapuestas corrientes que defienden uno u otro sentido de lo “científico” al tiempo que surgen visiones más “posmodernas” que pugnan por abjurar de todo criterio epistemológico del conocimiento científico bajo el manto de sospecha positivista o cientificista (Palma, H. y Pardo, R., 2012Murillo, S., 2012; Díaz, E., 2012; Porta, M. 2019). Al mismo tiempo, como decía anteriormente, este modelo epistémico-científico ha provocado un epistemicidio respecto a otros saberes y modos de conocimiento, priorizando la hegemonía de un tipo de conocimiento, colonizando mentes, cuerpos, territorios, geopolíticas (De Sousa Santos, B., 2018). Es así como, mientras las jóvenes ciencias sociales definían sus criterios y centraban sus debates a finales del siglo XIX y principios del XX, la proliferación de los medios masivos de comunicación y las carreras de profesionalización periodística empezaron a delinear un campo de dominios que reclamaba en el anterior contexto social un espacio “puro” de reconocimientos y especificidades que “duplicaba” el carácter problemático de los objetos sociales vistos ahora a la luz de lo comunicacional, poniendo el foco en lo estrictamente mediático y tecnológico como su eje. En este sentido, la aparición de este novedoso campo de dominios para la reflexión no sólo se hace cargo, replicando, los presupuestos conflictivos del objeto de estudio social, la relación epistemológica entre sujetos y objetos de conocimiento, las discusiones por el/los metódo/s, etc. sino que, además, agrega el carácter conflictivo de la dependencia y dificultosa separación entre prácticas profesionales y prácticas científicas (Fuentes Navarro, R. 1999Rivera, J. 1987) que la “pureza” positivista le reclamaba a todo intento de constitución científica como tal. La emergencia de un campo de estudios sobre lo comunicacional anclado en su nacimiento en la profesionalización periodística y la preeminencia de lo mediático por sobre cualquier otra reflexión posterior y más general sobre los procesos socio-históricos comunicacionales, evidencia otra disputa de no fácil resolución que las ciencias de la comunicación arrastrarán hasta el siglo XXI. Teoría, práctica, objeto específico u objetos diversos y transdisciplinarios, capacidad de recorte disciplinar o producción teórica secundaria desde otras disciplinas, epistemología como definición e imposición cognoscitiva o epistemología como posibilidad/imposibilidad de la que dependería la constitución misma del campo y la/s ciencia/s de la comunicación, ambigüedad teórica y falta de reflexión de los fundamentos de los procesos comunicacionales, etc. son sólo alguno de los problemas a los que se han enfrentando aquellos científicos que intentaron reflexionar en torno a cuáles serían las especificidades (si es que las hay) para constituir un nuevo cuerpo de conocimientos que reclaman el nombre de ciencia/s de la comunicación (Vasallo de López, 2012). La disputa misma por el “nombre” del campo de estudios: ciencias de la comunicación, ciencia de la comunicación, comunicología, comunicación social, etc. dan cuenta de la efervescencia del estado de debate y desacuerdo entre los académicos que producen sus conocimientos y reconocen dichas producciones en los límites imprecisos de este campo comunicacional (Galindo Cáceres, J. 19982005). Dice Vadettaro (2015) que la comunicación misma se constituye como un oximorón (y por ende, las ciencias de la comunicación, así en plural, con este mismo criterio en tanto respuestas a preguntas sobre la pluralidad), en tanto objeto de estudios que reviste una generalidad y diversidad. “Dispersión y multiplicidad de objetos y abordajes: he aquí el desafío que implica lograr un ordenamiento de sus fundamentos, es decir, una “epistemología” (Valdettaro, S. 2015: 18). Pero no todos los autores que han reflexionado o pretenden hacerlo coinciden con esta postura. Hay quienes piensan en la imposibilidad de definir un objeto específico que constituya una disciplina (en el sentido más tradicional de definición de la ciencia) y marcan así la condena a la que se encuentra atado el campo de estudios de la comunicación. Ya no la epistemología como posibilidad sino como imposibilidad por ese mismo carácter errático y disperso, imposible de sistematización y coherencia, del que habla la autora. Otra cuestión a considerar es, entonces, no solo la discusión sobre la posibilidad o imposibilidad de una epistemología de la comunicación (y en ese sentido la posibilidad o imposibilidad de su carácter disciplinario y científico) sino además la cuestión de si es una o la conjunción de varias ciencias, si el oximorón antes mencionado por Valdettaro como central a su definición no se impone como condición en tanto imposibilidad de pensar un objeto de estudio. “Los objetos tienen fronteras cada vez menos definidas; son constituidos por anillos que se entrecruzan en tramas complejas con los demás objetos restantes, a tal punto que los objetos en sí son menos reales que las relaciones entre ellos” (De Sousa Santos, B. 2018).

Estas cuestiones antes indicadas, de no fácil solución claro está, implican un punto de revisión y reformulación desde otros marcos que consideren la ampliación de las fronteras tradicionales de lo que se ha considerado los estudios en comunicación y las prácticas comunicativas y sus vínculos con lo epistemológico (esto es, la pluralidad interna como indica De Sousa Santos), sino también la apertura e incorporación de las prácticas, saberes, experiencias, luchas que históricamente han sido descuidadas por no científicas, ocultadas o simplemente negadas para avanzar hacia una ecología de saberes (considerando la pluralidad externa). Por ello, me he propuesto reflexionar en los marcos de este trabajo sobre las posibilidades, accesos, dificultades y posibles líneas de avance hacia estos objetivos que, necesariamente, tendrán que ser revisados a la luz de la conjunción entre los distintos participantes activos en la construcción compartida del conocimiento. Una reflexión que será necesariamente acotada y dirigida, de acuerdo a la configuración del texto y del autor, y como no puede ser de otra manera, según entiendo, siempre dando cuenta del lugar de la enunciación. El supuesto de base desde el que inicio el camino dice: esta propuesta de reflexión sobre la construcción de herramientas parte del supuesto que sostiene que:

 

“hay en el autor (Walter Benjamin) y en su producción una teoría gnoseológica que, tomando elementos provenientes de diferentes campos y reuniéndolos en una triple dimensionalidad teórico/epistemológica/metodológica (que es, en sí misma, una única dimensión), dan cuenta de una perspectiva de la comunicación como cultura en acción que elimina la cesura entre pensamiento y política, entre investigar e intervenir” (Porta, 2012). Al mismo tiempo, la vinculación con conceptos como “ecología de saberes”, “traducción intercultural” y “conceptos híbridos” propuestos desde la Epistemologías del Sur, nos deberían permitir construir otras miradas que descolonicen el conocimiento y nos permitan acceder a y desde el sur global, de manera contextuada, históricamente situada”.

 

Saberes situados y problemáticas contextuadas

El ejercicio de la reflexión surge siempre de los espacios en que nos movemos, de los entrecruzamientos y diálogos de los que participamos. Por ello, me parece importante, dejar sentado de dónde provienen las inquietudes que cruzan este trabajo. Por un lado, mi formación en comunicación en la carrera de grado y luego en la trayectoria profesional me ha llevado a reconocer distintas vertientes y discusiones en torno a qué sería esto que llamamos comunicación social, como queda dicho, todas cuestiones que hacen a lo que tradicionalmente sería el espacio de trabajo de la epistemología. Conjuntamente con ello, la organización del campo disciplinar desde el abordaje de varios entrecruzamientos “disciplinares” (por darles un nombre indicativo) ha significado un lugar marginal, fronterizo para su desarrollo que muchas veces se ha indicado como poco promisorio para la constitución de un saber científico. Desde mi punto de vista y, a partir de la vinculación de lo que propone Walter Benjamin, junto a lo que proponen las Epistemologías del Sur, creo que ese lugar de frontera es el lugar indicado para producir nuevos corrimientos que nos permitan trabajar más hacia la constitución de una ecología de saberes y propugnar otros modos de ser del saber y el conocimiento, la emancipación social y la redención cultural. Por otro lado, el trabajo docente y de investigación en cátedras que abordan los problemas de la ciencia moderna, la caracterización del conocimiento científico junto con sus crisis posteriores y las reconfiguraciones de sus “normativas” me ha llevado a producir trabajos conjuntamente con los estudiantes y con otros profesionales que siempre han significado la elaboración de preguntas y más preguntas que, al decir de Benjamin, instalan el vacío y buscan la reflexión. En este sentido, lo más importante del acto de conocer no es tanto las respuestas acabadas a las que llegamos cuanto las preguntas que nos formulamos. Entonces, partiendo desde estos dos espacios de cuestionamiento que se cruzan, propongo algunos ejes de discusión y ejercicios de reflexión desde esta idea benjaminiana del detalle, de reparar en esos objetos, situaciones, prácticas, símbolos, etc. que escenifican momentos, instantaneidades para construir sentidos colectivos y que la ciencia moderna con sus configuraciones ha despreciado por no pertinentes, particulares, subjetivas, etc. Es en la experiencia vivida y percibida con el detalle cómo se “hace carne” el saber, se vuelve política y transformación social, se subjetiviza (en el sentido de no prescindir del sujeto que conoce porque ese conocer no es abstracto y sin tiempo ni historia). Es por ello que, este será un conocer que sea una reconstrucción del saber epistemológico que dé cuenta de los modos de construcción de la memoria colectiva, evitando los modos de ser ciencia como un museo donde se busca “glosar y explicar, taxonomizar y periodizar, valorar y embellecer” (Rufer, 2018), naturalizando, universalizando y homogeneizando, produciendo epistemicidios propios del colonialismo que es otro de los aspectos a tener en cuenta en este trabajo (Smith, 2016). Como indica Rufer, el pasado y su reconstrucción histórica desde lo poético pone en evidencia su aspecto político, en el mismo sentido en que Benjamin enuncia y propugna una “deconstrucción” de lo científico no sólo desde lo conceptual sino especialmente del modo de acceso al conocimiento y de su construcción y escritura, su configuración tanto desde la recuperación de citas, textos poéticos, imágenes, etc. que vayan más allá de lo establecido canónicamente por el formato científico de comunicabilidad del saber. Como práctica sociocultural y como proceso socio-histórico, la comunicación nunca puede ser neutral, va a implicar un conocer desde el capitalismo y la modernidad pero también desde el colonialismo y el género, la raza y la clase, como forma de ordenamiento de la prácticas en pos de la justicia cognitiva y epistémica (Cumes, 2012). Por todo ello, es que indicábamos más arriba que lo conceptual es al mismo tiempo en los marcos de este trabajo, metodológico, histórico y político, ético y científico. Y, por ello, este texto estará cruzado por diversas voces sin sentir la necesidad (muy benjaminiana por cierto) de poner al lector sobre aviso.

Consideraré también hipótesis de trabajo, una más que se suma a la discusión y no como una “verdad” que, el comunicador (y evitaré la nominación comunicólogo con sus cargas normativas pertinentes), como un investigador social, como un profesional de las prácticas comunicativas sociales, es un exégeta que se afana por hacer presente un sentido profundo y oculto de la realidad social. Un sentido que es producto de las relaciones sociales que van construyendo y reconstruyendo históricamente a la misma en los procesos colectivos y que ha sido opacado por la superficie ideológica que se constituye a través del sentido común. Se trata de romper y hacer estallar pera reconstruir y constelar. De otro modo, se tiende a la esencialización de los objetos, de subjetivándolos, como si la vida, la experiencia y, también la ciencia, no fueran el producto de ese acontecer social relacional. Es un exégeta a tientas, constructor de mapas en la oscuridad (como dice Jesús Martín Barbero, 2000) y eso, no es una debilidad, es una fortaleza si se sabe considerar como el espacio de posibilidades y reconfiguraciones para construir con otros y no desde los otros, extractivistamente. Es por ello, que me interesa aquí más reflexionar sobre el cómo y con qué medios podemos producir conocimientos con otros, abrir los muros desde las fronteras, más que entrar en el debate de si es posible o no la epistemología de la comunicación o la comunicación como disciplina en el sentido tradicional, ambas discusiones que, como queda dicho anteriormente, se relacionaban con un tipo de concepción de la epistemología de principios del siglo XX, con imposiciones normativas externas, con definiciones de objetos recortados, precisos y, que exceden por mucho, en su reconstrucción los límites de este trabajo. En este sentido, desde este texto, me propongo aportar al debate para ocupar la epistemología (al decir de Boaventura de Sousa Santos), reconociendo que todo saber científico tiene en la epistemología y en la reflexión sobre las condiciones de su producción un elemento central de su ser en el campo disciplinar. La misma palabra “epistemología” tiene que ser, entonces, liberada de las cargas negativas a las que se la ha asociado como imposiciones o reglas a cumplir y, por ello, muchas veces rechazada, descuidando con ello la reflexión profunda.

Denkbilder, detalles y ecología de saberes

Intentar producir reflexiones y marcar algunos ejes como herramientas posibles para conocer y producir saberes con otros, desde Walter Benjamin, necesariamente implica ser parcial, apuntalar unas heurísticas y dejar otras para luego, imposible sistematizar a Benjamin porque él mismo no lo hubiera querido. No hay receta, no hay unos ingredientes primarios y otros secundarios, unos esenciales y los demás superfluos. Pero siempre hay que iniciar el camino por algún lado. Decir entonces que para Benjamin “el método es una digresión” porque él es un investigador de la realidad y se basa en su propia experiencia. Al igual que los niños que están tan poco preocupados por el mundo que los adultos han conformado para ellos, por la multitud de juguetes que les compran y que han sido pensados para su entretenimiento, que juegan e imaginan un mundo con desperdicios, desechos, elementos de descarte, detalles. Esos que el mundo normal ignora y que ellos recuperan.

 

“Pues de hecho, los niños tienden de modo muy particular a frecuentar cualquier sitio donde se trabaje a ojos vistas con las cosas. Se sienten irresistiblemente atraídos por los desechos provenientes de la construcción, jardinería, labores domésticas y de costura o carpintería. En los productos residuales reconocen el rostro que el mundo de los objetos les vuelve precisamente, y solo, a ellos. Los utilizan no tanto para reproducir las obras de los adultos, como para relacionar entre sí, de manera nueva y caprichosa, materiales de muy diverso tipo, gracias a lo que ellos elaboran” (Benjamin, W. 1987: 25).

Por eso, Benjamin propone como método dialéctico de la nueva historiografía experimentar el presente como el mundo de la vigilia de ese sueño que es el pasado. Porque los elementos de sueño y vigilia, de redención de esos sueños de la humanidad a través de los objetos de la cultura, son parte del conocer benjaminiano. Y por eso recurre al modo en cómo los niños se relacionan con el mundo porque ellos crean sentidos sobre objetos y relaciones que nadie les pensó, que salen de su propia experiencia y percepción, del juego, de ese vínculo con el detalle. La humanidad tiene que ser como esos niños, no en el sentido iluminista de carencia de adultez, sino como expresión de esa capacidad de constelar sentidos entre cosas y relaciones que aparentemente no tienen un sentido. Porque es el modo de escapar de las configuraciones burguesas del capitalismo y también del colonialismo. Es ese modo que, desde abajo dice De Sousa Santos, se recrean saberes olvidados, sujetos al exterminio, al descarte del capital. Y por ello, ésta es una epistemología de la irrupción. El objeto está ahí; ha estado siempre. Sólo que nunca ha sido mirado. Nunca se ha interpuesto en la línea de mirada del sujeto paseante al modo como se interponen las imágenes del inconsciente ante la consciencia despreocupada. Ha irrumpido. Ha entorpecido el ver para mirar. Ha obstaculizado para descubrir. El detalle se vuelve revelador. Se interpone, se presentifica, pero no al modo del ser independiente frente a un sujeto, sino mostrando su total dependencia respecto a él para que así se pueda rememorar, remontarse en las líneas contrapuestas de los tiempos posibles, de los encuentros posibles, de las significaciones posibles. Mirada y detalle se encuentran porque éste se le hace evidente a aquella pero, aquella, le reconoce y le mira. Deja de negarlo en el ver desapasionado y, casi sin quererlo (o queriéndolo) se encuentra inmersa en un mar de sentido en el que todo está aún por descubrirse. La mirada se ha detenido en el objeto presente y ese detenimiento recupera el detalle, al mismo tiempo que descubre un vacío. El vacío de la pregunta, de la creación del sentido. Así, como el ángel de la historia, ese hereje que hace el futuro de espaldas, el paseante se dispone a configurar los sentidos dispersos en los que estalla el presente, en los que el detalle se encuentra con el todo, recuperando la historia y rearticulando la cultura de lo imposible, sobre las ruinas. El presente busca el pasado para resurgir, y éste se libera en el encuentro con el presente, camino al futuro, siempre como horizonte. Así, todo cierra para abrirse, el presente y el pasado se encuentran pero sólo para producir un conocimiento que ilumine la historia pero también el porvenir. No hay utopía sin historia. No hay historia sin utopía.

 

 

“Primeros Auxilios

De golpe pude abarcar con la mirada un barrio totalmente laberíntico, una red de calles que durante años había yo evitado, el día en que un ser querido se mudó a él. Era como si en su ventana hubieran instalado un reflector que recortara la zona con haces luminosos” (Benjamín, W. 1987: 49).

 

 

“…La utopía se basa en dos condiciones: una nueva epistemología y una nueva psicología. En cuanto a la nueva epistemología, la utopía rechaza el cierre del horizonte de expectativas y de posibilidades, y crea alternativas; en cuanto nueva psicología, la utopía rechaza la subjetividad del conformismo y crea la voluntad de luchar por alternativas. La nueva epistemología y la nueva psicología anunciadas por la utopía residen en la arqueología virtual del presente. Entiendo esta arqueología en sentido literal, pues encara el presente como un campo de excavaciones. Pero la entiendo también en sentido virtual, pues su objetivo es excavar únicamente donde nada fue realizado y descubrir por qué, o sea, por qué razón las alternativas dejaron de serlo. En este caso, la excavación se interesa por los silencios, por los silenciamientos y por las cuestiones que quedaron por preguntar” (De Sousa Santos, B. 2018: 78).

 

Parte de esta nueva epistemología que exploro, en compañía de Benjamin y de Boaventura o, mejor dicho, con sus guías y sapiencias, indaga sobre los modos en que a partir del shock visual se pone en movimiento el motor investigativo y de las conexiones “sin sentido” que la misma propone. Sobre los modos cómo este disparador visual es un modo del conocer comunicacional porque busca recrear sentidos allí donde aparentemente no hay nada, donde el no ser, la no existencia y el vacío cunden por doquier y la única posibilidad consistiría en llenar de un otro que es extraño, abstracto, que no repercute en las experiencias colectivas porque no les pertenece. Walter Benjamin buscaba la redención de los oprimidos discutiendo el “saber marxista” que con su sola incorporación liberaría la conciencia; discusión e intervención que va desde el detalle a las luchas, de las luchas al detalle, de la parte al todo y a la inversa, de la ciencia a la política. Boaventura llamaría la atención en que la co-presencia de las luchas y el shock tienen que hacer visible no sólo las luchas y la opresión del lado metropolitano de la línea abisal (como puede ser el caso de la discusión e intento de propugnar nuevos modos de conocer en el campo científico), hay que saltar la línea para derribarla, suprimirla (aunque en las actuales condiciones sea poco probable) para hacer emerger por las sociología de las emergencias esos otros seres no existentes que han sido confinados a la invisibilidad como descarte. Por ello, me parece importante llamar la atención sobre estos puntos, porque el detalle, los invisibilizados, los niños, pueden ver y hacer surgir la magia de lo oculto, el saber por tanto tiempo negado para la transformación, la redención, la emancipación. Walter Benjamin nos guía en la búsqueda y en las interrogaciones. Boaventura, también. No así en las respuestas. Esas quedan abiertas a la historia que multiplica y superpone los detalles para construir constelaciones de la totalidad significativa, en la pluralidad de voces y estilos, formatos y pliegues, collages de esquirlas que pueden constituirse en una nueva pieza de arte como rearticulación significativa y productiva de relaciones históricamente situadas.

El shock revela la imagen. Pero toda imagen, además de ser captada en su instantaneidad, como todo saber para poder ser preservado de su destrucción o eliminación definitiva, tiene que poder ser comunicado, dicho, expresado. Denkbilder define esa producción comunicativa en tanto que, como mediación entre sujeto y objeto, es al mismo tiempo esa mediación para captar y fijar en un instante una imagen dada inserta en el tiempo. Y es, por ello mismo, primera persona del que enuncia en breves formatos para poder comunicar sin perder la instantaneidad ni el flash de la imagen. Textos cortos, antiformas, metáforas y octavillas, para poder ser significativa como riguroso intercambio entre acción y escritura, dirá Benjamin en “Gasolinera”, el primer texto de Dirección Única. Extractos de paisajes, recorridos por la ciudad, caminos sinuosos del conocer que se dibujan y se pierden pero que, en su captación rápida y de flash, reúnen en sí un cúmulo de elementos que formatean un collage de sentidos para el paseante. Como quedó dicho, al investigador lo considero un exégeta, un flâneur dirá Benjamin, un holgazan que con su no productividad protesta contra la industrialización y el consumo masivo. De los investigadores se espera que produzcan mucho y en abundancia pero, raras veces o nunca, se mira la densidad de esa producción porque importa más el cuánto que el qué, el cómo. Y entonces, es ahí donde es posible intervenir, hacer saltar el continuum del trabajo capitalista en serie como línea de montaje del conocimiento al que la ciencia contribuyó como aporte al capital y el capitalismo configuró para la ciencia. Y, también, eso tiene un precio que hay que pagar. Como las propias obras de Benjamin, como las de Boaventura muchas veces, los objetos culturales no se heredan todos de la misma manera, son también producto de la historia, de la cultura burguesa y capitalista, colonialista, patriarcal. No es casualidad que los textos “más prolijos” de Benjamin hayan sido los que los intelectuales que “lo recuperan” hayan incluido al acervo de la producción intelectual: “Sobre algunos temas en Baudelaire” (en su tercera edición “purificada” de todos los errores y oscuridades, según Adorno), “La obra de arte en la época de la reproductividad técnica” y poco más de la inmensa producción benjaminiana. Por ello este texto mío cita, en exclusividad para esta exposición, “Dirección Única”, el texto que Benjamin consideraba más científico de todos los que había escrito y que los intelectuales solo ven como dispersión, pequeñas poéticas desarticuladas e inconexas, no casualmente falto de cientificidad. Un pequeño aporte, desde la selección de este autor, para resituar la mirada en la vinculación entre lo que consideramos científico y el modo en que esos sentidos se construyen desde lo que se hereda culturalmente o no.

Denkbilder da cuenta además de otra cuestión central para esta reflexión. Habla no sólo de esa capacidad de captar el instante en texto, en comunicación. Da cuenta también de la incompletud, de lo no terminado, de la obra inacabada. Esa apertura a la pregunta se expresa también en el no cierre, no síntesis final. Shock que el lector tendrá que llenar con su propia producción, con su abandono del lugar pasivo frente al texto cuando el autor le indica todos y cada uno de los sentidos posibles de su escritura y ambos sienten la tranquilidad de que uno va a ser interpretado como se debe y como lo espera y, él otro, que está interpretando correctamente y que entiende lo que lee. Benjamin va a desafiar esa capacidad con las citas, el collage, la superposición y la yuxtaposición de obras inconexas, formatos breves, imágenes alternas, producciones múltiples para romper el formato académico tradicional pero, al mismo tiempo, para dejar abierto, para que el tiempo ahora se inmiscuya desde la experiencia del lector en el texto del autor, haciendo horizontes posibles entre presente y pasado. Metáfora por excelencia de ello es el denominado “Libro de los Pasajes” que, como dicen los compiladores, Benjamin no llegó a concluir por su muerte pero que yo diría y me preguntaría, si alguna vez hubiera concluido aunque hubiera seguido viviendo. Un cúmulo de citas, imágenes, recortes, experiencias narradas, percibidas, que solo contribuían al progreso de la yuxtaposición del coleccionista que amontona sin preguntarse cuándo acabará.

 

“Reloj Regulador

Para los grandes hombres, las obras concluidas tienen menos pesos que aquellos fragmentos en los cuales trabajan a lo largo de toda su vida. Pues la conclusión sólo colma de una incomparable alegría al más débil y disperso, que se siente así devuelto nuevamente a su vida. Para el genio, cualquier cesura, no menos que los duros reveses de fortuna o el dulce sueño, se integran en la asidua laboriosidad de su taller, cuyo círculo mágico él delimita en el fragmento. “El genio es laboriosidad” (Benjamín, W. 1987: 19).

 

 

“La transgresión metodológica repercute en los estilos y los géneros literarios, que presiden la escritura científica. La ciencia posmoderna no sigue un estilo unidimensional, fácilmente identificable; su estilo es una configuración de estilos construida según el criterio y la imaginación personal del científico. La tolerancia discursiva es el otro lado de la pluralidad metodológica” (De Sousa Santos, B. 2018: 62).

 

Saberes, comunicación, traducción

Dice Boaventura que “el objetivo de la ecología de saberes es, por un lado, explorar concepciones alternativas internas al conocimiento científico, (…) y, por el otro, proseguir con la interdependencia entre los conocimientos científicos producidos por la modernidad eurocéntrica y otros conocimientos no científicos” (De Sousa Santos, B. 2018: 29),dando cuenta de ese modo de la construcción colectiva de los saberes para desarrollar constelaciones más ricas de significado y, al mismo tiempo, híbridas, que permitan el reconocimiento de distintos modos de conocer que no son ni mejores ni peores, son complementarios dada la complejidad de la experiencia vital de los seres humanos, de la interacción entre nosotros a ambos lados de la línea abisal hasta que ésta finalmente pueda desaparecer. Un pensamiento utópico por cierto pero, como también indica Benjamin, sin utopía no hay historia y se trata de correr los marcos de la imaginación de lo posible para transformar el mundo, redimirlo. Por ello, la reflexión de este trabajo gira en torno no sólo a lo epistemológico como problema, también a la comunicación como problema, a la rearticulación de las prácticas comunicativas más allá de los medios masivos y las tecnologías. De este modo, el abanico se abre a múltiples posibilidades, cobra visos de realidad la idea que enuncia que sin comunicación no hay sociedad porque ella está en la base de esa posibilidad hermenéutica con la que todos nosotros interpretamos el mundo en el que vivimos, las experiencias por las que atravesamos y, también, las luchas en pos de la transformación del mundo y de la visión impuesta y heredada. Un proceso de construcción constante de esa posibilidad de “hermenéutica diatópica” en palabras de Boaventura, como un modo de poner en contacto horizontes humanos, tradiciones y posiciones culturales, un “diálogo dialógico” dice, que al mismo tiempo vincula la ecología de saberes, la comunicación, las prácticas comunicativas y la traducción intercultural como “proceso vivo de complejas interacciones entre artefactos heterogéneos, lingüísticos y no lingüísticos”. Por ello quise recuperar la mención que hace Boaventura de la noción de traductibilidad en Benjamin, en tanto reconocimiento de una diferencia y motivación para ocuparse de ella porque me parece que abre horizontes hacia objetos/procesos de conocimiento como ampliación de un campo de conocimientos comunicacional pero, al mismo tiempo, como diálogo entre diferentes campos de saber que se articulan social y culturalmente en la vida cotidiana.

 

“La traducción posibilita la inteligibilidad mutua entre experiencias sociales del mundo culturalmente diversas, tanto las ya existentes como otras posibles, de acuerdo con la sociología de las ausencias y la sociología de las emergencias. Al acentuar la posibilidad de la comunicación intercultural, la traducción socava la idea de culturas originales o puras, y subraya la de relacionalidad cultural. Conceptos como equívoco, ambivalencia, mestizaje o hibridación y mimetismo, son fundamentales en la traducción intercultural” (De Sousa Santos, B. 2018: 274).

 

 

“La fuerza de una carretera varía según se la recorra a pie o se la sobrevuele en aeroplano. Así también, la fuerza de un texto varía según sea leído o copiado. Quien vuela sólo ve cómo la carretera va deslizándose por el paisaje y se desdevana ante sus ojos siguiendo las mismas leyes del terreno circundante. Tan solo quien recorre a pie una carretera advierte su dominio y descubre cómo en ese mismo terreno, que para el aviador no es más que una llanura desplegada, la carretera en cada una de sus curvas, va ordenando el despliegue de lejanías, miradores, calveros, y perspectivas como la voz de mando de un oficial hace salir a los soldados de sus filas. Del mismo modo, sólo el texto copiado puede dar órdenes al alma de quien lo está trabajando, mientras que el simple lector jamás conocerá los nuevos paisajes que, dentro de él, va convocando el texto, esa carretera que atraviesa su cada vez más densa selva interior: porque el lector obedece al movimiento de su Yo en el libre espacio aéreo del ensueño, mientras que el copista deja que el texto le dé ordenes. De ahí que la costumbre china de copiar libros fuera una garantía incomparable de cultura literaria, y la copia, una clave para penetrar en los enigmas de la China” (Benjamin, W. 1987: 21 y 22).

 

Desde mi punto de vista, entonces, se puede reflexionar como queda dicho sobre los procesos de comunicación como cultura en acción, en tanto que, las prácticas comunicativas como prácticas sociales y culturales implican intervención en la realidad y, con ello poner en evidencia el carácter relacional de las prácticas comunicativas (no puede ser un proceso simplemente monologal), es cultural como interacción entre prácticas, sujetos, objetos, artefactos, sentidos, es político. Lo central es el punto de vista de abordaje y construcción colectiva, la perspectiva o mirada particular, contextuada, histórica, con que se reconstruyen como objetos/procesos, los mapas para cartografíar saberes y complejizar los accesos, cómo traducir. La noción de experiencia benjaminiana es fundamental ya que, ésta, excede simplemente lo lingüístico y abre el juego a la vivencia, a los sentimientos, a la comprensión, a la intención, teniendo en cuenta el carácter intersubjetivo de la comprensión, de los lenguajes, de los sentidos (no hay lenguaje privado, dice Wittgenstein), asociada a la tradición, a la historia pero también a la utopía y a los nuevos horizontes posibles. Ya que, según Boaventura, se trata de romper también con la linealidad del tiempo (un tiempo ahora, diría Benjamin), que se asienta en la “copresencia radical” en tanto que “las prácticas y los agentes de ambos lados de la línea abisal son contemporáneos siempre y cuando haya más de un tipo de contemporaneidad”, equiparando “simultaneidad contemporaneidad, lo cual solo se puede conseguir si se abandona la concepción lineal del tiempo” (De Sousa Santos, B. 2018: 233). Finalmente, el carácter asistemático de las prácticas comunicativas es ocasión de innovación (¿creación?). “Tengo las alas prontas para alzarme, Con gusto vuelvo atrás, Porque de seguir siendo tiempo vivo, Tendría poca suerte” (GERHARD SCHOLEM: GrussvomAngelus citado en Benjamin, W. 1973: 183).

In – conclusiones

No hay receta, no hay camino, hay mapas en la oscuridad. “Hoy en día, nadie debe empecinarse en aquello que <sabe hacer>. En la improvisación reside la fuerza. Todos los golpes decisivos habrán de asestarse como sin querer” (Benjamin, W. 1987: 21). Siempre sin perder de vista que la pluralidad a conquistar, la apertura del conocer que se instala con la pregunta constante, tiene que evitar las clausuras, los cierres definitivos que sólo limitan, monologan, dogmatizan y transforman en verdades eternas y únicas, universales, particularidades que expresan puntos de vista que, como indica su propia definición, no son más que vistas tomadas de un punto. El problema es que el punto se esconde para que la vista se evidencie como única y de todos, ocultándose así lo político del conocer.

Los saberes encarnan la realidad mientras que los conocimientos se la apropian, dice Boaventura. Los saberes encarnan la realidad porque encarnan la historia, las luchas y la opresión y sólo desde esas ruinas, desde esos silenciamientos históricamente construidos durante tanto tiempo es posible reconstruir desde abajo para constelar igualdades en las diferencias, abrirse a la vida y a la experiencia para poder reconfigurar también la ciencia. La ciencia moderna ha construido su modo de ser desde el epistemicidio, el distanciamiento, la abstracción, la objetivación del conocer al tiempo que de subjetivaba a quien producía ese conocer. Hoy en día se requiere volver a recuperar al sujeto, a los sujetos como personas, como colectividades que, desde sus propias luchas que evidencian la injusticia y la marginación, el sufrimiento humano, la vida misma, puedan articular procesos históricos nuevos más allá de las dicotomías y distanciamientos producidos para recuperar al ser. Dice Benjamin que allí donde la Historia con mayúsculas ve el progreso, el ángel de la historia, ve ruinas sobre ruinas, despojos, destrucción; donde el conocimiento metropolitano ve cultura y civilización, él ve barbarie, muerte y destrucción. Por lo tanto, no es posible reconstruir sin tener en cuenta lo que se ha destruido, no es posible reconciliar sin conciliar, tomar las ruinas y los detalles, reflexionar cómo desde ellos es posible constelar colectivamente y abrir, traducir, experimentar, saber y ser, intervenir. Y es por eso que no solo se trata de producir nuevas constelaciones de saberes y ecologías, de traducir sino también, como indica Boaventura y Benjamin, cómo y en qué condiciones, cómo hacer que aquello que ha estallado en pedazos y se nos aparece como dispuesto a unir en las diferencias se comunica sin dar lugar a que se pierda el instante del shock en el maremoto de la historia. Por eso son tan importantes las preguntas y los modos en cómo se comunica y traduce aquello nuevo que se está produciendo. Formatos, yuxtaposiciones, collages, imágenes, pequeños textos, citas y más citas, sentidos que se multiplican y reclaman del lector, pero también del copista, que siga constelando activamente con otros y otras para otros y otras. Y ya no es solo el texto académico, científico, predictivo y prefigurado el único válido para comunicar el saber, las proposiciones formales que nada tienen que ver con la vida de los pueblos. Es en los modos de ser y saber de esos mismos pueblos, y articulando con los modos de ser y saber de la nueva ciencia, como se puede generar una comunicación nueva para tiempos nuevos, desde el arte y la poesía, desde la metáfora y la analogía, desde los textos libres y las imágenes. Como indicaba Hans Georg Gadamer (2002) es necesario devolverle el valor de verdad al arte para que pueda decir y decirnos con verdad en estos nuevos tiempos en que la utopía tiene que dejar de ser simple ficción de la imaginación para pasar a ser parte de los nuevos modos de imaginar horizontes siempre posibles y abiertos.

Y entonces, ¿Cómo producir estos corrimientos de fronteras de lo posible para construir nuevos modos de saber y repensar los marcos de lo científico en relación comunicativa colectiva? ¿Podemos construir epistemologías otras, pluralistas, abiertas, con tiempos de simultaneidad contemporaneidad más allá de lo impuesto como hegemónico? ¿Cómo hacer saltar el continuum de la historia, como esos relojes detenidos en el contexto de la revolución, para percibir y experimentar los saberes sin que conocer implique una apropiación extractivista epistemicida? Si los objetos culturales se heredan históricamente y no todos por igual, ¿cómo hacer que los silencios hablen y las ausencias se manifiesten, que, más allá de las jerarquías propias de las luchas, tengamos acceso y podamos apropiarnos interculturalmente de las ruinas para construir el presente y el futuro? ¿Cómo contribuir a modificar las imposiciones visuales impuestas desde la monocultura cientificista para dejar paso al diálogo, el entrecruzamiento y la hibridación que enuncien y nos permitan la vivencia de la complejidad de lo real y de la relaciones humanas? He aquí algunas de las preguntas que se instalan en el vació para buscar las respuestas. He aquí los disparadores que me surgen hoy y en este momento histórico para seguir pensando y que se articularán a otras que, en los procesos de lucha, modificación y diálogo iremos generando colectivamente para poder representarnos el mundo de acuerdo a nuestras propias experiencias de ese mundo.

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Intersecciones en Comunicación

ISSN 1515-2332 (versión impresa)

ISSN 2250-4184 (versión On-line)
Intersecciones en Comunicación.  n.15 Olavarría sep./dic. 2020-2021


ARTÍCULO INÉDITO

 

LA COVID-19 EN LOS MEDIOS DIGITALES DE LA ARGENTINA. UN ESTUDIO SOBRE LOS DISCURSOS DE CONTROL Y SANCIÓN Y LAS REPRESENTACIONES DE LAS VÍCTIMAS

Arcangeletti Yacante, Carla Antonella. Universidad Nacional de Cuyo. Argentina (UNCuyo).E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

ORCID https://orcid.org/0000-0003-0708-3737

Recibido 15/12/2020

Aceptado 08/02/2021

RESUMEN

El objetivo general de este trabajo es analizar la cobertura mediática de la COVID-19 en la prensa digital argentina. Partiendo de la premisa de que en contextos de pandemia el consumo mediático tiende a elevarse producto de la necesidad de las personas de recibir información de calidad en tiempo real, se pretende identificar: 1) cómo fueron tematizadas las coberturas; 2) si la excepcionalidad de la situación favoreció el despliegue de encuadres de sanción y control, y 3) cómo se construyeron en los medios digitales a las víctimas de la pandemia tras más de 190 días de aislamiento y/o distanciamiento social. En función de los objetivos propuestos, se desarrolló un análisis de contenido cuantitativo sobre las noticias más relevantes sobre COVID-19 publicadas por los diarios digitales Clarín, La Nación, Infobae y Página/12.

Palabras claves: COVID-19, medios online, agenda, riesgo, víctimas, framing

ABSTRACT

COVID-19 IN THE ARGENTINIAN DIGITAL MEDIA . A STUDY ON THE PUNITIVE DISCOURSES AND THE REPRESENTATIONS OF THE VICTIMS. The general objective of this work is to analyze the media coverage of COVID-19 in the Argentine digital media. Starting from the hypothesis that in pandemic contexts media consumption tends to rise as a result of people's need to receive quality information in real time, the specific objectives are: 1) identify the particular thematization of the pandemic media coverage; 2) analyze if the exceptional nature of the situation favored the deployment of punitive discourses; and 3) determine the patterns which the victims were constructed in digital media after more than 190 days of isolation. Based on the proposed goals, a quantitative content analysis was developed on the most relevant news about COVID-19 published by Clarín, La Nación, Infobae and Página / 12.

Keywords: COVID-19, online media, agenda, risk, victims, framing.

INTRODUCCIÓN

La pandemia por COVID-19 constituye un proceso, aún abierto, que modificó la vida de millones de personas y en el que los medios de comunicación ocupan un lugar central. Esta preponderancia mediática se debe principalmente a que estos contextos están caracterizados por continuos sucesos extraordinarios que generan una mayor percepción del riesgo. En tales situaciones, el consumo mediático tiende a elevarse producto de la necesidad de las personas de recibir información de calidad en tiempo real (Masip et al., 2020).

Por otro lado, en la pandemia por COVID-19 se identifica a un agente como amenazante para los valores e intereses sociales (Cohen, 2011), por lo que podría ser pensada como activadora de un proceso de pánico moral. En este contexto, el incremento del temor se complementa con una dinámica de estigmatización dirigida a posibles culpables, basadas en percepciones mediáticas y prejuicios sociales preexistentes (McCauley & Minsky, 2013), escenario que se intensifica en momentos de confinamiento, producto de la imposibilidad de contrastación intersubjetiva de la realidad a la que accedemos a través de diferentes pantallas y plataformas.

En este sentido, este trabajo se propone como objetivo general analizar la cobertura mediática de la COVID-19 en los principales diarios digitales de la Argentina entre el 20 de marzo de 2020, fecha de inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio y hasta el 04 de octubre del mismo año, completándose 28 semanas de observación.

En términos específicos se pretende identificar: 1) cómo fueron tematizadas las coberturas; 2) si la excepcionalidad de la situación favoreció el despliegue de encuadres de sanción y control, y 3) cómo se construyeron en los medios digitales a las víctimas de la pandemia tras más de 190 días de aislamiento y/o distanciamiento social.

CONTEXTO: LA LLEGADA DE LA COVID A LA ARGENTINA

El primer caso argentino de SARS-CoV-2, una variante novedosa de la familia de los coronavirus, tuvo lugar el 3 de marzo de 2020. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia a la COVID-19, enfermedad producida por este patógeno desconocido, el 11 de marzo. En este marco, el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) actuó frente a la amenaza de una transmisión acelerada y estableció, a partir de la publicación del Decreto 297/20 en el Boletín Oficial, el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) desde el 20 de marzo.

Desde ese momento los habitantes del territorio argentino ingresaron en una etapa de confinamiento obligatorio sobre el cual el PEN redefinió medidas en relación con la evolución de la pandemia. Así, cada dos semanas el presidente de la Nación, Alberto Fernández, generalmente acompañado por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof; el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta; y alternativamente por algunos ministros, gobernadores y miembros del comité de expertos que lo asesoran, dio a conocer diferentes medidas sanitarias.

Entre ellas se destacaron el manejo de las fronteras nacionales, de la circulación de personas y mercancías dentro del territorio nacional, el fortalecimiento del sistema público de salud; e iniciativas económicas, como el anuncio del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para personas con dificultades económicas y el plan de Asistencia de Emergencia para el Trabajo y la Producción (ATP) por el cual el Estado abona parte de los salarios de los trabajadores en relación de dependencia de empresas en crisis que lo soliciten y promueve créditos subvencionados a tasa cero para cuentapropistas.

MARCO TEÓRICO: AGENDAS PANDÉMICAS Y RIESGOS

Las epidemias implican problemas de salud que “son percibidos como un peligro no sólo para grupos específicos sino también para poblaciones enteras. Esto produce enormes movilizaciones, tanto de instituciones gubernamentales como de los medios masivos, que le otorgan un lugar central en su cobertura de noticias” (Hallin et al., 2020, p. 2).

Particularmente, en situaciones de crisis como la que generó la pandemia por COVID-19, la demanda informativa por parte de los públicos tiende a aumentar (Farré, 2015), por lo que los medios adquieren mayor centralidad en la definición de las representaciones públicas de la situación. Es decir, en tiempos de pandemia, se refuerza el rol que los medios ocupan en la información y en la conexión de las audiencias con el entorno (Lagos Lira, 2020) producto de un aumento de la demanda de noticias relativas a la enfermedad (Masip et. al. 2020). La incertidumbre generada sobre las características de un nuevo virus incentiva coberturas dramáticas que promueven sentimientos de miedo y respuestas emocionales (Masip et. al, 2020).

Así, las “enfermedades emergentes”, entendidas como aquellas que son producidas por un nuevo tipo de patógeno, como el SARS-CoV-2, promueven una cobertura mediática particular que, en términos de Ungar (2008), se desarrolla en tres fases: primero se instala una alarma sobre una amenaza potencial, luego las noticias oscilan entre alarmantes y tranquilizadoras, y, por último, se presentan mensajes contenedores para evitar la instauración del pánico (Hallin et al., 2020). Sin embargo, dentro de cada fase tienen lugar diferentes eventos críticos, que, concebidos como discontinuidades radicales en el acontecer público (Pride, 1995), inciden tanto en la relevancia mediática como en la definición social de los problemas.

Para el estudio de las coberturas informativas de la COVID-19 en la prensa digital argentina este trabajo se nutre de los aportes de la teoría de la Agenda Setting, que en su primer nivel de análisis indaga sobre la transferencia de temas desde la agenda mediática a la agenda pública, prestando especial atención a las propiedades de los temas en relación con los sujetos.

Los temas, definidos como una serie de acontecimientos o tópicos que en el tratamiento informativo son incluidos dentro de una categoría más amplia (Shaw & McCombs, 1977), según la tipificación de Zucker (1978) pueden clasificarse en “obstrusivos” o experienciales (obstrusive issues) o “no obstrusivos” o no experienciales (unobstrusive issues). Si se tiene en cuenta que aquellos más cercanos a la experiencia directa de los sujetos obstruyen la potencia de las representaciones mediáticas, es posible caracterizar que la pandemia, por tratarse de un tema no experiencial -sobre todo en sus inicios-, exacerbó la centralidad de las representaciones mediáticas sobre la experiencia de los sujetos.

Según la Agenda Setting, las noticias son el resultado de activos procesos de selección, omisión y jerarquización de la información. Estas constituyen el sustrato fundamental de las agendas mediáticas, concebidas como el listado de temas a los que los media otorgan relevancia y, de este modo, contribuyen a incluir en el debate público, (McCombs, 2006). Por relevancia noticiosa se entiende al “nivel de importancia que adquiere un asunto” (Dearing & Rogers, 1996, p. 8). En términos operacionales, se la estipula a partir de dos dimensiones: la frecuencia de publicación y la jerarquía noticiosa, identificada a partir de diferentes recursos formales y disposicionales de las piezas informativas (Zunino, 2015).

En tanto, en su segundo nivel de análisis, la Agenda Setting incorpora una hipótesis referida a los atributos aplicados por los medios a los diferentes objetos desplegados en sus agendas (McCombs et al., 1997). Definidos como aspectos que acompañan y moldean a las noticias (McCombs & Valenzuela, 2014), pueden diferenciarse entre sustantivos y afectivos, siendo los primeros relativos a los aspectos sobresalientes de personas, temas u objetos destacados en el tratamiento mediático; mientras que los segundos remiten al tono valorativo resultante de los elementos afectivos desplegados en las noticias, generalmente clasificados en positivos, negativos o indefinidos (Casermeiro de Pereson et al., 2009).

La teoría del Framing, en tanto, como complementaria de la Agenda Setting, también arroja insumos conceptuales para el desarrollo de esta investigación. El Framing es un proceso integral, dinámico e interactivo que atraviesa todas las instancias de la comunicación y se relaciona con los modos en que las empresas mediáticas, los comunicadores, las fuentes y la cultura se combinan para producir formas coherentes de comprender el mundo (Koziner, 2013). Según Entman (1993), encuadrar es “seleccionar algunos aspectos de la realidad percibida y hacerlos más relevantes en un texto comunicativo, de modo que se promueva una determinada definición del problema, una interpretación causal, una evaluación moral y/o una recomendación de tratamiento para el asunto descrito” (p.52).

En relación con los conceptos vertidos, este trabajo se propone indagar sobre la composición temática de las agendas de la pandemia y el rol que jugaron en ese marco los discursos punitivos de control y sanción. Asimismo, se procura indagar sobre las configuraciones de las víctimas de la pandemia con el fin de establecer cuáles fueron los patrones de cobertura más persistentes. 

METODOLOGÍA

En función de los objetivos planteados se realizó un análisis de contenido cuantitativo de las piezas informativas más relevantes sobre COVID-19 publicadas en los diarios digitales más leídos del país, a saber, Clarín, La Nación, Infobae y Página 12, en un período que va desde el 20 de marzo del 2020, fecha en la que se decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), hasta el 4 de octubre, completándose 28 semanas de observación.

El análisis de contenido es una técnica de investigación destinada a formular, a partir de ciertos datos manifiestos o latentes, inferencias reproducibles y válidas que pueden aplicarse a su contexto (Krippendorff, 1990). Se trata de una metodología que combina intrínsecamente la recogida y la producción de los datos con su interpretación y análisis.

Para la presente investigación se realizó una recolección de las cinco primeras noticias de cada home en un corte matutino (9:00 Hs), lo que configuró un universo de 3.885 piezas informativas que constituyeron las unidades de análisis del estudio. El corpus fue codificado en su totalidad.

Los medios seleccionados constituyen las unidades de contexto de la investigación. La Nación fue el primer diario de Buenos Aires en entrar en la web, el 1 de diciembre de 1995. De ese modo, otro de los periódicos centenarios del país, fundado por el ex Presidente Bartolomé Mitre en 1870 (1862-1868), empezaba a desempeñarse en la red (Rost & Bergero, 2016). El 10 de marzo de 1996 llegó a internet Clarín, el diario papel más leído del país y uno de los de mayor circulación de habla hispana. Fundado por el ex diputado del Partido Socialista Independiente, Roberto Noble, el 28 de agosto de 1945, es la marca insignia del mayor multimedio del país (Becerra, 2015). Página/12 apareció en mayo de 1987. Concebido como un medio de contrainformación, con una agenda diferente a la de los diarios tradicionales, llegó a la web en marzo de 1998. Hoy forma parte del Grupo Octubre, liderado por Víctor Santamaría, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH). En tanto, Infobae, creado en el 2002 por el empresario Daniel Hadad, es un nativo digital que al día de la fecha se ubica al tope de lecturas a nivel nacional.

RESULTADOS

La pandemia por Coronavirus tuvo una relevancia inédita en las coberturas mediáticas. Entendiendo la relevancia en términos de frecuencia y jerarquía (Amadeo, 2008, p. 191), el tema monopolizó las agendas mediáticas.

Si se observa el gráfico N°1 resulta posible advertir que la frecuencia de cobertura de la COVID-19 tuvo fluctuaciones a lo largo del proceso, con una clara tendencia descendente. Así, la determinación del ASPO en la tercera semana de marzo por parte del PEN coincidió con el pico más alto de cobertura, lo que puede explicarse si se concibe a la pandemia como un tema no experiencial (Zucker, 1978) producto de su novedad y desarrollo en un contexto de aislamiento social en el que las fuentes de información intersubjetivas se vieron materialmente restringidas. Con el paso de las semanas se suscitaron menores niveles de presencia del tema en las agendas, aunque se registran picos coincidentes con los anuncios presidenciales de extensión o flexibilización de la cuarentena en las distintas regiones del país. En ese sentido, la evolución temática de la agenda estuvo mucho más asociada a la novedad de los anuncios gubernamentales relacionados con la gestión del aislamiento que con la evolución objetiva de la cantidad de casos y fallecimientos producto de la enfermedad.

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Gráfico 1: composición de agendas mediáticas de Clarín, La Nación, Infobae y Página/12. 20 de marzo al 4 de octubre de 2020.

Hacia el final del período analizado, la pandemia alcanzó los niveles más bajos de relevancia. La situación puede ser explicada a partir de la competencia temática que implicó el resurgimiento de otros temas tradicionales de las agendas mediáticas pre-pandémicas. De esta manera, los análisis de la crisis económica que asola al país y al mundo, la polarización política y otros temas “blandos” como las crónicas policiales que instituyen un escenario de “inseguridad” no necesariamente asociados a la pandemia adquieren centralidad y disputan la construcción temática de las agendas.

En ese sentido, también es posible hipotetizar que se dio una transición de la COVID-19 de tema no experiencial a experiencial, producto de la vivencia de la enfermedad en primera persona o por medio de allegados de las audiencias, lo cual desplazó a los medios como únicos constructores de significaciones sobre el asunto.

Como se adelantó, una observación pertinente es la que refleja la disociación entre la evolución de las coberturas mediáticas y el avance de la enfermedad. En efecto, la pandemia afloró como un monotema cuando los casos identificados en el país eran relativamente bajos, mientras que en los días de récords de contagios y fallecimientos el tema adquirió escasa visibilidad.

Por otro lado, dentro de las coberturas mediáticas referidas a la COVID-19 han pujado diversos enfoques temáticos. Si bien la dicotomía entre “salud” y “economía” para abordar la problemática fue una constante, surgió además un encuadre de “sanción y control” asociado al aislamiento que, aunque menor en términos de visibilidad, resulta determinante para el análisis de la construcción mediática del riesgo.

El gráfico N°2 da cuenta del modo en que un enfoque sanitario, vinculado con la evolución de los casos, información sobre las muertes, avances de vacunas y terapias, y medidas de prevención dispuestas por el gobierno nacional y los provinciales, confrontó con un enfoque político-económico que encuadró la situación desde las consecuencias económicas de la pandemia y el aislamiento.

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Gráfico 2: frecuencia de tópicos secundarios asociados a COVID-19. Clarín, La Nación, Infobae y Página/12. 20 de marzo al 4 de octubre de 2020.

En tanto, en tercer lugar se puso en juego un encuadre, subyacente a los dos dominantes, que se construyó a partir de discursos de control y sanción, asociados sobre todo al cumplimiento o incumplimiento de las normas de aislamiento. Este enfoque fue alentado por discursos gubernamentales que pusieron el foco en la necesidad del cumplimiento de las normas dispuestas a partir de una motivación sanitaria y solidaria, pero que a la vez explicitaron una serie de sanciones graves para las violaciones de las disposiciones, al tiempo que alentaron la denuncia ciudadana a los incumplidores.

Las oscilaciones que presentó la presencia mediática de este encuadre a lo largo del ASPO manifiesta sus picos más altos asociados a los anuncios de endurecimiento de la cuarentena. En los días posteriores a cada decisión gubernamental los medios pusieron el foco tanto en la prescripción de las actividades habilitadas y prohibidas, cuanto en la visibilización de los dispositivos coercitivos de control y sanción, como operativos policiales en la vía pública justificados en un estado de excepción que habilitó al Estado a restringir la circulación y reunión bajo amenaza de sanción.

En tanto, si se analizan las valoraciones mediáticas sobre los diversos agentes públicos, las fuerzas de seguridad obtienen el segundo lugar en reconocimiento, con un 41,5% de valoración positiva y un 26% de valoración negativa, siendo únicamente superado por el Ministerio de Salud que, pese a un declive hacia el final del período, acapara un 46,5% de tono valorativo positivo y un 18% de evaluación negativa.

Ahora bien, otro de los propósitos centrales de este trabajo fue analizar cuál fue el estereotipo de actor que los medios construyeron simbólicamente como víctima de la pandemia en cada etapa del período. Este estudio parte de la distinción entre dos categorías de víctimas: directas e indirectas. Las primeras están conformadas por aquellas personas que efectivamente padecieron la enfermedad. Las segundas, en cambio, son aquellas que sufrieron otras consecuencias, sobre todo económicas, asociadas al aislamiento.

En el comienzo del período las víctimas directas mediatizadas eran representativas de la clase alta o media-alta que retornaba al país luego de vacacionar en el exterior. Las coberturas mediáticas construyeron estas historias a partir de un encuadre de interés humano (Semetko & Valkenburg, 2000) basado en un sesgo de personalización (Bennett, 1991) establecido con tono anecdótico. Pero, como es posible advertir en el gráfico N° 3, a partir de la semana 5 de ASPO, promediando el mes de abril, las coberturas se volcaron abruptamente a la representación de las clases bajas como las principales afectadas por la enfermedad, producto de la transmisión masiva del virus en los barrios marginalizados del Área Metropolitana de Buenos Aires. En este punto, el abordaje incluyó ribetes morbosos y revictimizadores basados en la presentación de estos sectores sociales como potencialmente peligrosos para el resto de los ciudadanos.

Grfico3 Arcangeletti

 

 

 

 

 

 

 

 

Gráfico 3: Clase social de las víctimas directas de COVID-19. Clarín, La Nación, Infobae y Página/12. 20 de marzo al 4 de octubre de 2020

Sin embargo, en poco tiempo los sectores populares volvieron a ser invisibilizados en virtud de un reposicionamiento de la clases medias y altas como víctimas de la pandemia. Tal situación fue producto de que la masificación de la transmisión comunitaria del virus reorientó la atención mediática a ciertos casos de enfermos puntuales que resonaron en las agendas por tratarse de personajes destacados de los mundos del deporte, el arte, la farándula o la política.

La evolución de la victimización directa construida por los medios digitales más importantes del país, en suma, permite establecer una disparidad en la representación de las víctimas directas de la enfermedad. Mientras que el tono distendido y anecdótico se utilizó para contar las experiencias del padecimiento de las clases medias y altas, la invasión a la privacidad, el morbo y la revictimización dominaron el tratamiento informativo de los padecimientos de los sectores populares. Finalmente, la invisibilización mediática de estos sectores hacia el final del período da cuenta de una sobrerrepresentación de los sectores medios como principales afectados por la enfermedad.

En tanto, con la construcción mediática de las víctimas indirectas sucedió algo similar. Tal como surge de los datos expresados en el gráfico N°4, la inicial preocupación por cómo iban a sobrellevar materialmente las clases bajas el ASPO quedó rápidamente eclipsada por una sobrerrepresentación de los padecimientos de los sectores medios y altos, a los que se instituyó como víctimas totalizantes de la pandemia.

Grfico4 Arcangeletti

 

 

 

 

 

 

 

Gráfico 4: Clase social de las víctimas indirectas de COVID-19. Clarín, La Nación, Infobae y Página/12. 20 de marzo al 4 de octubre de 2020

Tal como sucedió con el caso de la victimización directa, los principales afectados por las consecuencias económicas de la COVID-19 y el aislamiento fueron los sectores medios e incluso altos. La afirmación, que se basa sobre todo en la constatación de una alta frecuencia de noticias sobre las dificultades de comerciantes, profesionales, cuentapropistas e incluso de grandes empresas para afrontar las consecuencias económicas de la crisis sanitaria, tendió al mismo tiempo a invisibilizar las dificultades económicas de las clases populares en este particular contexto. 

CONCLUSIONES

La irrupción del SARS-CoV 2 constituyó un evento extraordinario que agudizó la demanda de información de las audiencias brindándole un lugar central a los medios de comunicación.

Los resultados de este estudio permiten observar cómo la pandemia dominó las agendas mediáticas a lo largo del período analizado. En este sentido, se puede advertir que cinco de cada diez noticias publicadas tuvieron como tópico principal a la COVID-19.

Ahora bien, esta supremacía no fue permanente, sino que ha tenido oscilaciones con el transcurso del tiempo. Mientras que el coronavirus se constituía casi como el único tema a fines de marzo y principios de abril, tendió a descender hacia el final del recorte propuesto a valores ínfimos de cobertura. En ese sentido es posible concluir que la noticiabilidad de la pandemia estuvo mucho más asociada a las decisiones políticas de gestión de la crisis que a la evolución objetiva de los contagios.  

Por su parte, los encuadres de la pandemia también han mostrado variaciones. Los datos obtenidos reflejan una clara dicotomía propuesta para analizar el escenario que comprende, en un polo, a las políticas y perspectivas sanitarias alentadas por los agentes oficiales y, en el otro, una mirada crítica hacia el aislamiento y sus repercusiones sobre el acontecer económico.

Sin embargo, en este punto resulta pertinente destacar la emergencia de un tercer encuadre de “sanción y control” que, pese resultar marginal en relación con el debate “salud versus economía”, no deja de ser significativo como enfoque subyacente. En este sentido, en las agendas mediáticas analizadas una de cada diez piezas informativas promueve soluciones punitivas, congruentes también con un discurso oficial que alentó la obligación de cumplir con las normas dispuestas bajo amenaza de sanción. En este sentido, no es sorprendente que las fuerzas de seguridad hayan resultado uno de los agentes públicos mejor valorados por los medios de comunicación.

Por último, este trabajo se propuso analizar la construcción mediática de las víctimas de la pandemia. Los resultados evidencian que, si bien hubo momentos específicos en los que la atención se detuvo sobre los sectores populares, en general han sido los sectores medios y altos quienes han encontrado en las coberturas mediáticas una sobrerrepresentación como víctimas directas e indirectas de la pandemia.

El presente trabajo constituye un estudio de caso sobre un evento de dimensiones superlativas que, al término de este artículo, se encuentra en plena evolución. Los datos aportados, por lo tanto, resultan preliminares. Sin embargo, permiten trazar algunas tendencias que necesariamente requerirán ser contrastadas luego del cierre del proceso y el paso del tiempo. La relevancia de la pandemia, su tematización en los medios y la construcción de las víctimas en un escenario de riesgos y miedos son sólo algunas dimensiones de análisis posibles sobre un objeto que requiere de enfoques complejos y multidimensionales. Los hallazgos provisorios que se proponen constituyen tan sólo un punto de partida que invita a futuros abordajes más amplios y abarcativos.

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ARTÍCULO INÉDITO

Internet como oportunidad para la comunicación alternativa: el Colectivo de Radio Renaissance, Chile
Camila Paz Alcaíno Monsalves
Magister en Ciencias Sociales, mención en Estudios de la Sociedad Civil de la Universidad de Santiago de Chile, Periodista y Licenciada en Comunicación Social de la Universidad de Chile. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..Postgrado Instituto de la Comunicación e Imagen - Universidad de Chile.  Dirección Postal: Enrique Matte 1576, San Miguel, Santiago, Chile. Dirección electrónica: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 
https://orcid.org/0000-0003-4890-5477

Recibido 01/08/2020
Aceptado 21/12/2020
RESUMEN
El presente artículo expone la investigación sobre el colectivo de la radio Renaissance, desde una perspectiva teórica metodológica del Actor-red de Bruno Latour, centrando su interés en el proceso comunicativo que genera la acción colectiva de un grupo de inmigrantes haitianos emplazados en Chile.
Palabras clave: comunicación alternativa; radios online; Internet; migración haitiana.
ABSTRACT
Internet as an opportunity for the alternative communication: the Collective of Radio Renaissace, Chile. This article presents the research on the Renaisance radio, from a theoretical methodological perspective of Bruno Latour's Actor-network, focusing his interest on the communicative process that generates the collective action of a group of Haitian immigrants located in Chile.
Keywords: alternative communication; Internet; online radios; Haitian migration.
INTRODUCCIÓN
La llamada comunicación “alternativa” ha estado ligada en el Sur del mundo a lo comunitario, popular, a radios y medios de comunicación que han buscado darle voz a los sin voz para ejercer el derecho a la comunicación y así existir en el debate público. Por medios de radios comunitarias han logrado posicionarse colectivos y grupos que en Chile se han visto invisibilizados en los medios de comunicación tradicionales, concentrados fuertemente en manos de privados. (OBSERVACOM, 2016)
Hoy las nuevas tecnologías de la información y la comunicación abren nuevas posibilidades a la comunicación “alternativa”. El computador e internet forman parte de una oportunidad y un desafío para estas pequeñas y grandes radios que nacen en diversos sectores sociales que persiguen el derecho a la información, derecho que ya el llamado informe MacBride en 1987 daba luces de su importancia.
El presente artículo expone la investigación que buscó describir y comprender las prácticas comunicativas del colectivo migrante de la radio Renaissance, desde un enfoque socio-material inserto en prácticas colectivas particulares. El estudio se realizó siguiente las conexiones de acción que realizaba Renaissance entre 2015 e inicios del 2018, enfocando la recolección de la información en el primer semestre de 2017.
ANTECEDENTES
La radio Renaissance pertenece al grupo de las llamadas radios alternativas, populares, comunitarias, ciudadanas, de corto alcance que existen en Chile. Ésta se transmitió en línea y fue realizada por haitianos y para haitianos, aunque a momentos se contó con participación de chilenos:
«A miles de kilómetros del país caribeño, la comunidad haitiana en Chile se organiza para reconstruir una memoria colectiva desde la nostalgia por su tierra, en este nuevo espacio que los discrimina. Una “minoría visible” que aumenta progresivamente, y que comparte lo mejor de su historia y su cultura marcada por la lucha por la libertad»[2]
Señalaba en su sitio web el colectivo de la radio Renaissance. Las llamadas radio comunitarias comenzaron su vida en la década del 50’ con la primera radio que se conoce con estas características en Latinoamérica, esta fue la radio de un grupo de mineros bolivianos que decidieron revelarse utilizando la tecnología que pudieron manejar, las de la comunicación e información, la radio fue el medio por el cual decidieron dar a conocer sus reivindicaciones (Alfaro, 2000).
La comunicación alternativa en Latinoamérica tuvo particularmente auge durante las décadas de 1970 y 1980. Su compromiso fue con la acción colectiva –desde una perspectiva clásica de comprensión–, en donde se ponían en cuestionamiento los modelos individualistas. La radio fue el principal medio alternativo donde se reivindicó el derecho a la comunicación (MacBride, 1987, p.115).Esta comunicación alternativa sirvió como suerte de enlace con la democracia (Alfaro, 2000). Esta perspectiva histórica posiciona a la comunicación alternativa y más particularmente a la radio “comunitaria” como una de compromiso social, tradición que muchas radios alternativas aún mantienen. Bajo esta mirada Clemencia Rodríguez (2009) propone el nombre de “medios ciudadanos” para superar el nombre de “comunitario” o “alternativo”.  “El término ‘medios ciudadanos’ surgió de la necesidad de superar los esquemas y categorías binarios que tradicionalmente se usan para analizar los medios alternativos” (Rodríguez, 2009, pp.19-20).
La acción colectiva aquí es comprendida como el resultado de una confluencia de aquellos que persiguen un fin común y que por tanto, generan un proceso afectivo y relacional. Esta concepción tiene a la base a Melucci (1999), autor que desencializa la compresión de la identidad colectiva para exponer que los colectivos están constantemente redefiniéndose y por tanto, esta misma identidad como una construcción permanente.[3] 
Los medios ciudadanos, comunitarios, alternativos, posibilitan la generación de procesos de comunicación que contribuyen a la generación, modificación o cristalización de las identidades de comunidades y colectivos, al tiempo que permiten la comunicación dentro de la misma comunidad, la que muchas veces no necesariamente comparte un territorio. De esta forma, gracias al establecimiento de este tipo de medios, posibilitado por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es que un grupo o colectivo puede compartir su visión de mundo y escribir sus propias identidades (Rodríguez, 2009).
Internet como tecnología de comunicación en la actualidad se posicionan como una oportunidad[4] en cuanto posibilita la existencia de medios de comunicación, para el caso de este artículo, de una radio creada desde un grupo de personas, más particular inmigrantes haitianos, que pueden prescindir de las ondas de libre recepción que son dadas a concesión por el Estado de Chile[5]. Esta tecnología presupone, sin embargo, también nuevos desafíos, que no son objetos de estudio aquí, pero que no hay que perder de vista que los navegadores y diferentes plataformas que se emplean comúnmente en internet conforman también parte de un conglomerado y de intereses económicos operando[6].
PERSPECTIVA TEÓRICA
La comunicación alternativa puede tener muchos nombres y ser comprendida desde diferentes perspectivas, cada terminología guarda una lógica. El presente apartado presenta cuatro aproximaciones a los medios alternativos, los que encuentran su relación en lo que GuedesCammaerts y Carpentier (2007) proponen como un modelo rizomático para entender el desarrollo y comportamiento de medios alternativos, tomando como base la teoría del Rizoma de Deleuze y Guattari (1987). Otros estudiosos de la comunicación también han tomado la teoría del rizoma para analizar medios alternativos, como Tanja Bosch, cuando analiza la radio Bush, una emisora de la ciudad del Cabo en Sudáfrica, Bosch argumenta que: “la radio Bush es más un organismo que una organización, que se sostiene mediante un complejo conjunto de relaciones y redes unidos, en cuyo centro palpita el concepto de ‘comunidad’” (Bosch, 2003, p.2).[7]
Medio alternativo al servicio de la comunidad, esta definición dice relación con un grupo de personas que tienen una identidad en común, pudiéndose deber al territorio, o a intereses comunes. En este último caso las comunidades formadas por intereses comunes pueden ser variadas; en este caso bien podría ser una radio alternativa o incluso comunidades virtuales que encuentran su lugar gracias las tecnologías de la información y la comunicación (Guedes et al. 2007).
Medios alternativos como alternativa a los medios masivos tradicionales, en este enfoque es el principio de oposición es el que construye lo alternativo. Desde esta perspectiva binaria, el medio alternativo se ubica en una posición de crítica a la hegemonía dominante. (Guedes et al. 2007). Para Clemencia Rodríguez “el término ‘medio alternativo’ implica una relación reactiva frente a los medios dominantes y, por tanto, la correspondiente aceptación de un estatus menor” (Rodríguez, 2009, p.18).
Medio alternativo como parte de la sociedad civil, este modelo hace referencia a la relación que tendría este medio con el Estado y el mercado, la que sería una posición independiente, lo que sitúa al medio alternativo como parte de la sociedad civil (Guedes et al. 2007).
El medio alternativo como rizoma, se basa en la teoría del rizoma de Deleuze y Guattari (1987), quienes propusieron una teoría que permite comprender diferentes ecosistemas o sistemas. En este caso posibilita comprender la comunicación alternativa, poniendo particular foco en tres características: su relación o papel con la sociedad civil, su carácter esquivo (es de la comunidad), y, sus vínculos con el Estado y el mercado. En ese sentido esta aproximación, se relaciona e integra a los tres modelos expuestos previamente. Es así como se forma un marco de interpretación en donde se podría decir, que los medios alternativos desbordan los clásicos modelos de análisis, exponiendo su carácter cambiante y heterogéneo. Las fronteras de clasificación se ven desbordadas por la realidad que se estudia- Dicho de otro modo, los autores GuedesCammaerts y Carpentier (2007) no niegan la existencia o la utilidad de tres primeros modelos aquí expuestos, sino que indican que los medios alternativos vistos a la luz de la teoría del rizoma exponen su verdadera complejidad, es decir, los medios de comunicación alternativa no son entidades estáticas, sino más bien son entidades que pueden partir por ejemplo ubicándose en el modelo de sociedad civil como una organización diferente al Estado y mercado, pudiendo luego generar alianzas con éstos, pasando así de un modelo de medio ciudadano a uno comunitario por ejemplo, o ser las dos a la vez. Esto se sintoniza con la idea de las existencias múltiples de Mol (2002), ahí donde muchas radios pueden habitar en una.
            En esta investigación la radio Renaissance fue analizada según estos cuatro modelos para descubrir qué radios habitan en este colectivo. Teniendo en consideración lo anteriormente planteado es que la acción colectiva que se estudió es aquella que realizan colectivos formatos por actores-red, vale decir, colectivos formados por actores heterogéneos. La acción colectiva entonces es una acción no dicotómica que incluye y asume la naturaleza heterogénea y relacional de los movimientos sociales, donde las formas de acción colectiva son el efecto emergente y el resultado de “colectivos híbridos” que no necesariamente pertenecen a “movimientos sociales” (Rodríguez-Giralt, 2010, p.4).
Siguiendo la lógica de la Teoría del Actor-red (la TAR de Bruno Latour) y la crítica que realiza Rodríguez-Giralt (2010) a Melucci (1999) [8], es que la presente investigación rescata de la comprensión de Melucci sobre la acción colectiva, lo siguiente: se persiguen fines más o menos comunes, se genera un proceso afectivo, y relacional –se suprime la palabra cognitivo, por considerar que abarca otras aristas no estudiadas– y en ese proceso se genera un proceso que también es identitario, donde la identidad es de naturaleza heterogénea. Se entendió entonces que existió un fin en común en Renaissance, pero que pudieron existir múltiples fines conviviendo y relacionándose al mismo tiempo. Lo mismo sucede en el proceso relacional e identitario. Entonces el encuadre que se rescató de Melucci (1999) sirvió para orientar los datos y seguir las conexiones entre los actores.
METODOLOGÍA
Para la realización de la investigación se utilizó una metodología cualitativa, de carácter exploratorio, que incluyó técnicas de etnografías focalizadas y realización de entrevistas, centradas en las conexiones de acción que realizaba Renaissance entre 2015 e inicios del 2018, enfocando la recolección de la información en el primer semestre de 2017.
Bajo la perspectiva teórica metodológica del Actor-red, colectivo es aquel proyecto en donde se encuentran ensambladas entidades heterogéneas o bien, un colectivo o grupo de actores que generan algo. Latour en Ciencia en Acción (1992) expone cómo un colectivo crea un aparato tecnológico desde un mundo común (Latour, 1992); mientras que en Reensamblar lo Social (2008), el autor señala que “la palabra ‘colectivo’  […] designará el proyecto de ensamblar nuevas entidades que hasta ahora no habían sido reunidas” (Latour, 2008, p.111). Así es que en el proyecto que significó la radio Renaissance, no sólo fueron inmigrantes haitianos, maquinas y/o aparatos tecnológicos trabajando, funcionando, sino también chilenos e incluso a momentos otros inmigrantes.
La metodología, usual del enfoque de la teoría del Actor-red, es la etnografía, gracias a la cual se incorporaron técnicas de observación participante y entrevistas semi-estructuradas, uso de bitácoras, entre otras. Con esto se buscó dar cuenta de todo el circuito socio-material en el que se movió el funcionamiento de la radio Renaissance.
La etnometodología considera al fenómeno que se estudia desde una perspectiva reflexiva, aquí lo contextual y el despliegue de los actores es central, en otras palabras, los “fenómenos establecen las pautas de su propio estudio” (Ganfinkel, 2006, p.2). Para el caso del presente estudio todo el entramado de acciones que tuvieron lugar en la radio y fuera de ella, pero en relación con ella es donde el foco estuvo puesto.
El colectivo de la radio Renaissance estuvo conformado por más actores que los que se podrían observar dentro de la cabina de funcionamiento de la radio (cabina donde funcionan los aparatos tecnológicos y humanos que transmiten la radio). Este giro hacia lo material de la práctica agudiza la etnometodología garfinkeliana hacia lo que enlaza, lo que genera interés entre actores de distinta naturaleza. Así como también otras agencias e instituciones, las que no son resultados exclusivamente de voluntades humanas más o menos férreas. A partir de esta observación se propuso desplegar el funcionamiento y dinámicas que se producían en y desde la radio Renaissance –tanto de actores humanos, como no humanos–, sus procesos de acción colectiva y comunicativos.
Si se comparara con una orientación tradicional se pudiese llamar al estudio de la realidad de la Radio Renaissance un “caso” y este sería uno de carácter intrínseco, según la clasificación de Stake que explica Rodríguez et al. (1999), es decir, el caso a estudiar no se escogió por ser representativo de otros o por ser ilustrativo, sino que es porque en sí mismo resulta de interés; en otras palabras, se trata de un conjunto de prácticas localizada, donde distintos actores agencian específicas prácticas que luego se extienden hacia otras esferas.
ANÁLISIS
Finalmente se articuló todo lo observado desde 2015 hasta los primeros meses del 2018 y los nueves entrevistas semi-estructuras realizadas a integrantes del colectivo de la radio Renaissance, mediante el empleo del idioma castellano –dejando en evidencia el total desconocimiento y manejo del creole de parte de la investigadora–. Esto enfatiza que por medio de la TAR es posible hablar con una radio que transmite en otro idioma. No se trataría exclusivamente de traducir palabra por palabra para comprender la radio en términos de su contenido, separado así el contenido de la forma. Se trata más bien de encontrar las vías para comunicarse a partir de lo que el idioma como tecnología del habla que moviliza a través de este colectivo. Desde una perspectiva posthumana la radio transmite y comunica no sólo gracias al lenguaje humano, sino a través de múltiples maneras, especialmente la música, los estilos, en el tipo de audiencia, en los modos en que las transmisiones son o no sostenidas, quién lo realiza, mediante cuáles condiciones, entre otros. Todas estas vías hacen posible no sólo entender los idiomas de la radio, sino que también escucharla por otros medios.
En este apartado se presenta la información siguiendo tres momentos claves en la historia y vida de la radio Renaissance:
En un Primer momento la radio Renaissance se dio a conocer en la sociedad chilena en el año 2015, principalmente por su exposición en algunos medios de comunicación digitales[9], en donde se presentaba a este medio como una innovación. Se trataba de una radio producida por migrantes para migrantes –y yo agregaría, para migrantes haitianos, porque el idioma que se usaba en las transmisiones era mayoritariamente el creole–. Este hecho responde a un particular interés de los medios de comunicación chilenos sobre la migración haitiana producida en Chile, tras su auge desde 2010.
La radio Renaissance aparece como un hecho innovador y que llama la atención en cuanto la organización que se supone ha alcanzado un grupo de migrantes haitianos para poner en funcionamiento este medio de comunicación alternativo. En otras palabras, para los medios de comunicación masivos, la numerosa llegada de haitianos a Chile aparece como algo curioso y lo exponen como una novedad.[10]
Al poner play en el sitio web www.radiorenaissancefm.cl lo que se transmitía (el 2017) era, de mis notas de campo:
Un nuevo mundo, un idioma desconocido, música en creole –idioma nacional haitiano– que suena alegre y cada tanto una voz de mujer que va diciendo algo. Ritmos que se catalogan como música bailable suena en la radio un viernes por la noche. La Transmisión es expedita, sin interferencias, sin ruidos.
La radio no sólo era de interés de algunos medios de comunicación nacionales y la comunidad haitiana en general, vista como fenómeno novedoso, sino que también se alineaba con los intereses de organizaciones sin fines de lucro ocupadas del fenómeno de inmigración. En su sitio web la radio Renaissance, se presentaba como una organización que había nacido al alero de la organización ONG Buen Samaritano Haitiano, y señalaba que el objetivo de ambos era: “facilitar una mejor vida y convivencia para los inmigrantes Haitianos en Chile”[11]. En la web se exponían aspectos particulares de lo que significa identificarse como un colectivo migrante:
“A miles de kilómetros del país caribeño, la comunidad haitiana en Chile se organiza para reconstruir una memoria colectiva desde la nostalgia por su tierra, en este nuevo espacio que los discrimina. Una ‘minoría visible’ que aumenta progresivamente, y que comparte lo mejor de su historia y su cultura marcada por la lucha de la libertad.”[12]
La radio así daba luces de una posible apertura, centrada principalmente en un servicio de comunicación para la entretención comunitaria distinta. Se trataba de un sujeto colectivo desde el cual se enlazaban objetivos más amplios y generales de un proceso migratorio más complejo: una “organización”, “una minoría visible”. Aquí, además, ya se dejaba notar cierto despliegue de mecanismos de resistencia hacia el cómo se venía posicionando una figura de haitiano en Chile; y al mismo tiempo, se notaban mecanismos de compensación ante esta realidad inhóspita, al reunirse para exponer “lo mejor de su historia y cultura marcada por la lucha de la libertad”. De aquí se puede indicar que el colectivo que conforma o hace posible la radio toma una determinada posición en la sociedad chilena o en el proceso migratorio que viven, resistiendo como “haitianos”, y acomodándose también ante la nueva realidad local.
Se entiende que el colectivo de la radio Renaissance resiste en cuanto busca hacer frente, facilitar el proceso migratorio en general y más particularmente el haitiano, pero al mismo tiempo, se propone mantener viva la cultura haitiana. Vale decir, el colectivo hace frente y resiste a un proceso migratorio. Renaissance es identificada desde la TAR, como una práctica imposible de reducir a una singularidad, es decir, que el colectivo no sólo resiste como radio alternativa, sino como grupo migrante, etc. Al unísono, también el colectivo hizo frente y resistió a la institucionalidad chilena, desbordada por la migración haitiana, pero también en esa resistencia existió cierta compensación ante las circunstancias del espacio local. Institucionalidad que no tenía forma de comunicarse con los haitianos, ante el no manejo del idioma creole por parte de funcionarios y el desconocimiento de estos inmigrantes del castellano.
“[La radio Renaissance] es una radio impulsada por inmigrantes haitianos, pero pensando en todos los inmigrantes en Chile. Y bueno Renassance, que es como renacer de nuevo. Porque según nuestra experiencia pensamos que para adaptarnos mejor tenemos que renacer, tenemos que dejar de lado muchas costumbres que hemos tenido, tratar de adaptarnos con las nuevas y hablar también el idioma, sobre todo los haitianos que veníamos de hablar el creole o el francés. El creole que es el idioma original de nuestro país que tiene que ver con las esclavas y esclavos […] Para nosotros es muy importante el creole, entonces transmitimos también en creole porque en Haití además también están escuchándonos, y en francés porque es el idioma oficial de nuestro país […] entonces por eso transmitimos en varios idiomas” (Yvenet D., co-fundador de la radio Renaissance en radio Universidad de Chile).[13]
En marzo de 2015 la radio Renaissance comenzó a transmitir en las instalaciones de una iglesia protestante, a la que asisten mayoritariamente personas de nacionalidad haitiana. Este enrolamiento no fue automático y requirió de cierta negociación con los intereses propios de una institución religiosa y los propios de su proyecto comunicacional, enfocado a una audiencia más amplia.
“Le pedimos el lugar [a la iglesia] con el propósito de hacer programas cristianos, porque pensamos que era lo que la iglesia nos solicitaría, y programas de información para la comunidad, que era una de las cosas más importantes que queríamos transmitir; pero la iglesia se da cuenta que no todos los haitianos son cristianos, entonces nos dicen que se pueden hacer todo tipo de programas con el respeto, porque hay que respetar el templo de Dios […] y entonces había un programa de música rap, otro de kompa y distintos programas” (Faustin Álvarez, integrante co-fundador del colectivo de la radio Renaissancel, comunicación personal, 05/02/2017).
La radio mantuvo sus espacios de esparcimiento de corte más íntimo y personal con programas como Corazón a corazón; en él se trataban conversaciones de temática amorosa, transmitido todos los sábados de 21:00 a 23:00 horas, mientras la radio funcionó de manera estable, a lo largo del 2015. Este tipo de programa (re)conectaba a los haitianos con su pueblo, generando ese puente con el hogar dejado atrás, a través de la conversación, siempre en idioma creole, sobre sus puntos de vista en temas tan habituales como puede ser el amor, así hablaban desde matrimonio hasta de sexualidad[14]. Aquí se desplegaban, además, mecanismos de resistencia ante la imagen del haitiano ligado siempre al mundo laboral, que exponían los medios de comunicación chilenos, en estos programas los haitianos se mostraban como unos con intereses diversos
La iglesia del Evangelio Pleno, quien facilitó el lugar para funcionar, también exigió un redimensionamiento de los intereses de la audiencia, situándose como facilitadora. De mis notas de campo se destaca la visita realizada el 5 de mayo de 2017:
Es un domingo a las 10:00 de la mañana y estoy en la Iglesia del Evangelio Pleno en Independencia. En cuanto cruzo la puerta de la iglesia, siento que yo soy la migrante. Aquí todo es hablado y comunicado en creole, idioma del que yo no manejo absolutamente nada. Quienes guían la ceremonia religiosa hablan en criollo haitiano y quienes están en el público también lo hacen. Los pequeños niños de unos pocos años que caminan por el lugar me miran a mi como diciendo ¿qué haces tú acá? Pero los adultos me tratan con cordialidad y me ofrecen rostros con sonrisas, como queriendo decirme que soy bienvenida.
El segundo momento en donde el creole fue su aglutinante, la radio Renaissance se transmitió en tres idiomas: creole, francés y castellano, sin embargo, el creole fue el lenguaje predominante que se usaban en sus transmisiones, teniendo un potencial de subversión con la sociedad huésped y con aquellos medios de comunicación que obedecen a autoridades o grupos de interés específicos. Subversión en cuanto es un idioma desconocido para los locales, tanto autoridades como ciudadanos, dado eso, hace que la comunicación que se establece mediante este idioma sea sólo para los haitianos y haitianas que participan de, o escuchan, Renaissance. El creole posibilitó una suerte de comunicación exclusiva cerrando el espacio de comunicación, a pesar de que la radio incluía a chilenos y otros inmigrantes, en ciertos momentos.
“Lo que pasa es que, por ejemplo, cuando llegué acá en Chile, estuve escuchando música de chilenos, por ejemplo, reggaetón, salsa, pero no entendí nada de eso y yo siempre necesito escuchar música de mi idioma, y lo encontré cuando busqué por Internet, por eso creo que es importante transmitir en nuestro idioma, porque así los haitianos nos entendemos y podemos escuchar música en nuestro idioma sin tener que buscar en Internet” (Bruno Quiroz, integrante del colectivo de la radio Renaissance, comunicación personal, 18/02/2017).
En la radio se escuchaba desde kompa (música originaria de Haití) hasta rap, en otros momentos también música romántica en español, de las que suena en cualquier radioemisora chilena. Esto muestra que existieron esfuerzos de compensar las nuevas realidades, que incluyen prácticas de acomodación, para ir comprendiendo los gustos e ir sintonizando, de otros modos, con el espacio local.
[el programa] normalmente se hacía en creole y me parece importante porque por ejemplo a mi me gusta un programa de la emisora 104,9, no me acuerdo del nombre, siempre escucho esa radio, y aunque yo puedo entender lo que están diciendo, hay varios haitianos que no entienden muy bien español. Por eso, pienso que es una muy buena cosa tener una radio propia de nosotros en donde podemos escuchar músicas haitianas, hablar criollo, para mi es bueno.” (Mariana Díaz integrantes del colectivo de la radio Renaissance, comunicación personal 05/03/2017).
En esta perspectiva, la música en creole aparece como un elemento importante de resistencia, es la música la que también agrega ese componente de realidad cotidiana que logra configurar al colectivo de la radio Renaissance como uno que interactúa en todas las esferas de la vida de sus integrantes y sus radioescuchas. El creole le otorgó un nivel íntimo y cercano, dado que concretó las relaciones personales, las experiencias boca a boca y las virtuales también. La radio Renaissance no sólo interactuaba en creole con el circuito de la Iglesia del Evangelio Pleno, sino también con los radioescuchas, este último tipo de comunicación se realizaba por mensajes privados de Facebook y de WhatsApp, dos elementos innovadores para la época, dado el predominio a comunicarse digitalmente por las páginas oficiales de la radio. Aquí se puede notar como Renaissance también enlistó conexiones y tecnologías virtuales de comunicación que tienen un carácter privado.
“A través de las llamadas telefónicas y por mensaje de Facebook a través de la página de Facebook de la ONG buen samaritano. Por ejemplo, a través de la página o por teléfono piden música o por ejemplo en el programa que se llama Corazón a corazón que hacía una pareja haitiana en la noche desde 22:00 a 24:00 hrs. y llamaban haitianos que estaban en Brasil, en EEUU, en Canadá y en Haití, y de ahí nosotros sabemos que conectamos a otros haitianos que no necesariamente están en Chile” (Faustin Álvarez, integrante co-fundador del colectivo de la radio Renaissancel, comunicación personal, 05/02/2017).
Este tipo de comunicación generó un espacio privado-público no sólo nacional sino internacional por medio de las cuentas personales de las redes sociales de algunos miembros de la comunidad haitiana. Esto a su vez abrió cierta autonomía comunicativa de las audiencias actuales y potenciales, al menos bajo la legislación chilena vigente que no integra internet como posible medio de comunicación para un medio alternativo o comunitario.[15] A su vez restringe que cualquier analista pueda acceder a estos tipos de ramificaciones comunicativas del radio Renaissance; especialmente toda aquella persona no creole-hablante, como yo misma.
Las formas de comunicación del colectivo de Radio Renaissace ensambló dos modalidades en su producción y reproducción comunicativa: la radial por un lado y la digital personal con tecnología a la mano por otro. Resulta interesante porque no serían modalidades desconocidas para la comunidad haitiana. La radio en Haití es el medio de comunicación masivo por excelencia (Wall, 2011). Mientras que el teléfono celular es el dispositivo digital que tiene gran penetración en este territorio del caribe (Parham, 2011).
Si tenemos una radio salvamos, porque una radio es la mejor cosa, es la primera forma de comunicarnos entre nosotros. Porque sin la radio nosotros estamos en diáspora, sin ninguna información sobre nosotros, no sabemos nada” (Bruno Quiroz, integrante del colectivo de la radio Renaissance, comunicación personal, 18/02/2017).
Renaissance se transforma así en una forma de reconstruir el hogar dejado atrás, de dar cobijo (compensación) al mismo tiempo al haitiano en Chile –que no obtiene respuesta de la institucionalidad local que no entiende su idioma– y de ser una conexión con ese hogar, el cual sólo puede ser reconstruido por medio de los mismos que vivieron la experiencia migrante. La radio en esta vía irá dinamizando, en-actuando su programación para hacer más visible en algunas ocasiones este rol reconstructor y de cobijo.
Cuando escuchas canciones propias tuyas, de tu cultura, te sientes más cerca de tu país y nosotros estamos muy lejos de nuestro país” (Mariana Díaz y Gonzalo Espinoza, integrantes del colectivo de la radio Renaissance, realizaban programa juntos, comunicación personal 05/03/2017).
“Debido la idea de que es importante de tener un medio de comunicación que nos permita decir algo a un grupo de haitianos sin tener que ir al lugar, a través de un medio de comunicación podamos hacer llegar el aviso” (Faustin Álvarez, integrante co-fundador del colectivo de la radio Renaissance, comunicación personal, 05/02/2017).
Se trata de una comunicación mediada por sentimientos de pérdida y urgida por el cuidado de aquellos compatriotas que deben enfrentar, no sólo el trauma del desplazamiento, sino la llegada a un país con una legislación desactualizada, donde no necesariamente son considerados personas bienvenidas. Hasta aquí Renaissance no es sólo un colectivo comunitario de entretención e información para la comunidad haitiana migrante, sino que también es una radio restauradora, la cual permite comunicar y entretener con posterioridad a una experiencia crítica.
El tercer momento de Renaissance es cuando la iglesia, quien de cierta manera posibilitaba su existencia actuando como facilitador pasa a ser un problema en cuanto las dinámicas propias de un medio de comunicación en expansión se comienzan a hacer incompatibles con la de una iglesia. Sin embargo, Renaissance no lograba encontrar otro espacio para funcionar, sin tener financiamiento exclusivo para ello.
…en Haití también hay radios dentro de una iglesia, pero yo pienso que también antes las personas que están responsables de eso debían pensar en otro lugar, porque normalmente la iglesia y la radio no se coinciden, porque puede ser que a las 7 de la noche no sé qué va a hacer el pastor y a las 7 de la noche hay otro programa ¿Me entiendes? …” (Mariana Díaz, integrantes del colectivo de la radio Renaissance, comunicación personal 05/03/2017).
La búsqueda de un nuevo espacio para revitalizar a Renaissance empieza a mediados de 2016, la que se mantuvo durante 2017. Finalmente, la búsqueda infructuosa por encontrar otro lugar terminó por desarticular el colectivo, el que vivió precariamente durante dicho periodo y que finalmente se transformó en el germen de un nuevo medio de comunicación: la radio Konbit.[16] Este es un colectivo producto del anterior y que esta vez se conecta a redes internacionales y de otros medios de comunicación migrantes en Chile (Revista Sur).
El nacimiento de Konbit escapa al periodo estudiado en esta tesis (primer semestre de 2017), sin embargo, es importante de mencionar porque finalmente es la forma en que Renaissace se dinamiza, se moviliza con otro nombre y en otro lugar, sin embargo, no podríamos decir que se trata de otro medio de comunicación, rastreable en los primeros meses del 2018.
 Konbit se nutre de las experiencias, fallos y aprendizajes de Renaissance –cual material reciclado– en conjunto con uno de sus fundadores quien en el 2018 trabajaba activamente para lograr todo lo que buscaron con Renaissance, sin embargo, aun manteniendo la precariedad de usar un espacio compartido y tener limitaciones en cuanto al horario de uso. Con el cuidado de mantener la conexión de Internet, los antivirus, y la promesa de muchos de los voluntarios de Renaissance de integrarse a este nuevo proyecto comunicacional, es posible advertir la existencia del colectivo radial comunitario haitiano en Santiago de Chile. 
CONCLUSIONES
El colectivo de la radio Renaissance pasa así, a través de la investigación y el ejercicio interpretativo y de conocimiento, a posicionarse en un primer momento como una radio estable que es realizada por migrantes haitianos o mayoritariamente haitiano, y que tiene por objetivo comunicar, unir e informar a la comunidad haitiana residente en Santiago de Chile. A ser visto, en un segundo momento, cuando ya se han iniciado las entrevistas a sus partícipes, como una radio que también es un colectivo conformado por un ensamblado heterogéneo de actores (la iglesia, el impulso creador del terremoto haitiano, el criollo haitiano como aglutinante…). En otras palabras, se está comenzando a observar y desplegar la red reticular que es Renaissance; lo que transforma a esta radio “novedosa” como aún más interesante ante los nuevos elementos y agencia que se comienzan a observar. En un tercer momento, ya se identifica plenamente al colectivo de Renaissance como un intermediario, en donde existen nuevas fuentes de incertidumbre, como el lugar en donde operan (la iglesia) que se transformó en una fuente y que pone en jaque la existencia misma de Renaissance, que pese a todo sigue existiendo. Este tercer momento es clave, porque posiciona al colectivo como uno definitivamente heterogéneo que posee agencia propia, que incluso actúa resistiendo y facilitándole también, a la institucionalidad chilena migratoria, la comunicación y el proceso migratorio haitiano en Chile. Y finalmente, este tercer momento, también da cuenta de un comportamiento rizomático de Renaissance, que cual ave Fénix parece morir, pero renace dentro de un nuevo medio de comunicación alternativa, radio Konbit, medio que sólo logra existir gracias a muchas conexiones y acciones, en donde internet se presenta nuevamente como una oportunidad para transmitir el contenido producido por un colectivo radial comunitario haitiano desde Santiago de Chile.
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Notas

[2] Radio Renaissance. Sitio en línea oficial. Disponible en:  http://radiorenaissancefm.cl/?p=1 (20/12/2016)

[3]“Esta [la identidad] es una definición interactiva y compartida, producida por varios individuos y que concierte a las orientaciones de acción y al ámbito de oportunidades y restricciones en el que tiene lugar la acción: por ‘interactiva y compartida’ entiendo una definición que debe concebirse como un proceso, porque se construye y negocia mediante la activación repetida de las relaciones que unen a los individuos” (Melucci, 1999, p.30).

[4] “Internet todavía constituye claramente una estructura de oportunidad política. No sólo es rentable en términos de uso y distribución, sino que también abre el espacio público más allá del Estado-nación y, de ese modo, escapa de la colonización del Estado y del mercado” (Guedes et al., 2007, p.154).

[5]El panorama de los medios de comunicaciones en Chile es el que ya venia exponiendo el informe MacBride a fines de los 80’. Concentración de la propiedad en unos cuantos grupos económicos; para el caso de la televisión son cuatro principales quienes controlan el llamado mercado televisivo. En el caso de medios en papel, el panorama es más dramático, dos son las empresas que concentran prácticamente todos los diarios nacionales y regionales, siendo el diario de Metro la excepción. Mientras que, en la radio, el grupo Prisa lidera la industria, teniendo varias emisoras bajo su control, también participan en el mercado radial los grupos Copesa –participante de los diarios también– y el perteneciente al empresario chileno, también dueño de canal 13, Luksic (OBSERVACOM, 2016).

[6]La legislación chilena en torno a las radios de corto alcance, lo primero que deja fuera, es a todas las radios que funcionan por Internet, las que finalmente quedan en un margen desregulado de los medios de comunicación. Es precisamente en este margen, donde en Chile encuentran muchas oportunidades de existencia, agrupaciones para construir medios de comunicación alternativo, ciudadano, etc. Sobre todo considerando que para obtener una concesión de radio de corto alcance, se debe postular con un proyecto donde se plasma también el modo de financiamiento que tendrá el medio, sólo estos dos requisitos dejan fuera a muchas radios alternativas que funcionan o al menos tienden a comenzar a funcionar de una manera rudimentaria, a través de la prueba y error y el aprender haciendo. Es por esto mismo, como lo menciona Cabalin (2010), es que muchos medios comunitarios tienden a tener corta vida.

[7] Traducción propia.

[8]Rodríguez-Giralt (2010) crítica a Melucci porque considera que preserva una visión dualista de la acción colectiva entre lo micro y lo macro o lo colectiva versus lo social, sin embargo, reconoce el intento de éste al dar un giro, al entender como unidad de análisis la acción colectiva y no como resultado.

[9] Aparición en El Desconcierto: http://www.eldesconcierto.cl/2016/01/07/el-renacer-de-faustin-nalus-el-kominikate-de-la-comunidad-haitiana-en-chile/ Revisado 05/06/2016

Aparición en Portal de Foro Ciudadano, Radio Universidad de Chile: http://www.forociudadano.cl/programas-de-radio/dando-voz-a-ls-inmigrantes-en-chile/ Revisado el 07/06/2016

[10]El Desconcierto y el programa Foro Ciudadano de radio Universidad de Chile cubrieron la existencia de radio Renaissace. El primer medio tituló, el uno de enero de 2016: “El renacer de Faustín Nalus, el ‘kominikatè’ de la comunidad haitiana en Chile”, donde se caracterizaba a uno de los emprendedores-fundadores de la radio como el “kominikatè” (comunicador) de los haitianos que han llegado a Chile; mientras en la radio de la U. de Chile, daba el título al postcast subido al portal web: “Radio Renaissancefm Online: Dando voz a l@s inmigrantes en Chile” y en la presentación la locutora señalaba “hicieron una radio, una emisora por Internet, lo que más les mueve es lograr un buen vivir para los suyos en Chile, pero también ser una especie de puente con los suyos allá en Haití”.

[11] Radio Renacaissence, sitio official, disponible en: http://radiorenaissancefm.cl/?p=23 (revisado el 10/01/2018)

[12]Radio Renacaissence, sitio official, disponible en: http://radiorenaissancefm.cl/?p=23 (revisado el 10/01/2018)

[13]Audio disponible en Aparición en Portal de Foro Ciudadano, Radio Universidad de Chile: http://www.forociudadano.cl/programas-de-radio/dando-voz-a-ls-inmigrantes-en-chile/ Revisado el 07/06/2016.

[14]Información de entrevista a conductores del programa, realizada el 05/03/2017. Aquí más que discutir sobre los contenidos, destacaremos la evidencia en los cambios de este.

[15] Ley que regula las llamadas Radios Comunitarias Ciudadanas o de Corto Alcance es la Nº 20.433.

[16]Conversación electrónica (vía WhatsApp) mantenida con co-fundador Nº2 de radio Renaissance el 02/02/2018

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ARTÍCULO INÉDITO

ESCRACHES EN REDES SOCIALES. APROXIMACIONES HISTÓRICAS, MEDIOS Y AGENDAS FEMINISTAS

Noelia D. Manso (UBA)AR Licenciada en Ciencias de la Comunicación Social, Facultad de Ciencias Sociales (FSOC/UBA). Becaria estímulo por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), 2018-2019. Integrante del UBACyT "La mediatización en el entretejido de los vínculos sociales. Cambios en la circulación del sentido a partir de la nueva mediatización de individuos, colectivos, medios e instituciones en la sociedad contemporánea" dirigido por el Dr. Mario Carlón. Autora de artículos en revistas científicas y ponencias. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

E-Mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

https://orcid.org/0000-0003-3953-5558

Recibido 31/07/2020

Aceptado 16/11/2020

 

Resumen

En este artículo se describen los orígenes de los escraches, sus características principales, las reapropiaciones de esta práctica por parte de otros grupos sociales y sus articulaciones con los medios de comunicación. Se presentan definiciones conceptuales sobre las denuncias públicas, los linchamientos y la diferencia de estos términos respecto a los escraches. Se analizan las vinculaciones entre los organismos de Derechos Humanos y los feminismos argentinos; los procesos iniciados a partir de la primera movilización de Ni Una Menos y la inclusión de temáticas propias de las agendas feministas en las agendas mediáticas, estatales e institucionales.

Palabras Clave: escraches; feminismos; redes sociales; derechos humanos

Abstract

ESCRACHES IN SOCIAL NETWORKS. HISTORICAL APPROACHES, MEDIA AND FEMINIST AGENDAS. This article describes the beginnings of escraches, their main characteristics, the reappropriation of this practice by other social groups and their links with the media. We review some basic concepts such as public denunciations, lynching and the difference of these terms with the escraches. We analyze the links between Human Rights organizations and Argentine feminisms; the processes initiated by Ni Una Menos and the inclusion of feminists demands in media, political and institutional agendas.

Keywords: escraches; feminisms; social networks; human rights

 

INTRODUCCIÓN

Los escraches en redes sociales que denuncian y visibilizan distintos tipos de violencias de género pueden ser considerados como un fenómeno emergente. Esta práctica se inscribe en una coyuntura político-social específica, resultante de un nuevo impulso de los movimientos feministas en los últimos años. Las violencias hacia las mujeres y disidencias, en tanto problema social y político, ha sido tematizado y convertido en un aspecto prioritario de la agenda política y mediática a partir del surgimiento del colectivo Ni Una Menos en el año 2015. Como señalan Elizalde y Mateo (2018), la coyuntura que instaló el movimiento Ni Una Menos representa un hito en la historia de la participación de las nuevas generaciones en los feminismos locales. Ni Una Menos, sostienen las autoras, “inauguró un clima social que encontró a las jóvenes con una inusitada apertura, disponibilidad y habilitación colectiva para sumarse a los persistentes tópicos del feminismo” (p.436). Si bien la trayectoria y las acciones de los movimientos feministas no pueden desconocerse a la hora de pensar su surgimiento y los resultados obtenidos, es difícil no reconocer en el colectivo Ni Una Menos un punto de inflexión en dicha historia.

En esta coyuntura, los escraches en redes sociales se consolidan como una práctica discursiva cada vez más frecuente para visibilizar y denunciar violencias de género. Con el advenimiento de internet y posteriormente de las redes sociales, los individuos accedieron a tener sus propios medios de comunicación (Carlón, 2012). La emergencia de este nuevo sistema de medios afecta tanto los procesos de mediatización como en las prácticas sociales de consumo y de producción de discursos (Carlón, 2015; 2016a, 2016b). Este acceso ha favorecido producciones discursivas de todo tipo y con ello, se han ido gestando nuevas prácticas sociales, entre las que podemos destacar, prácticas de denuncias y visibilización de los conflictos orden individual y colectivo. Con ello no solo nos referimos al tema de este artículo, los escraches en redes sociales con connotaciones sexo-genéricas, sino también a las múltiples denuncias y señalamientos que los individuos manifiestan continuamente en las redes sociales. Este escenario, transforma las modalidades que adquieren las disputas públicas, sus resoluciones y los modos de involucramiento en el mundo por parte de los individuos (Thevenot, 2016). Los escraches a la vez que son portadores de un carácter individual ineludible, responden, se articulan y se constituyen en problemáticas sociales, con horizontes colectivos.

A su vez, las denuncias mediáticas en su modalidad de escrache, poseen características específicas y se inscriben en una genealogía que es necesario retomar para analizar las continuidades y rupturas en tanto práctica social de protesta. Es decir, es necesario, incorporar una mirada histórica para entender de manera compleja las reapropiaciones del escrache. En ese sentido, el objetivo de este artículo es realizar un recorrido histórico acerca de los escraches en tanto práctica de denuncia, visibilización de desigualdades e inequidades y como demanda de justicia. Se analizan sus orígenes, características principales y las reapropiaciones de esta práctica por parte de otros grupos sociales y sus articulaciones con los medios de comunicación. A su vez, se presentan definiciones conceptuales sobre las denuncias públicas, los linchamientos y la diferencia de estos términos respecto a los escraches. Por otra parte, el análisis de la genealogía de los escraches nos lleva a preguntarnos por las vinculaciones entre los organismos de derechos humanos y los feminismos argentinos; los procesos iniciados a partir de la primera movilización de Ni Una Menos y la inclusión de las temáticas propias de las agendas feministas en agendas mediáticas, estatales e institucionales.

 

LOS ESCRACHES DE H.I.J.O.S.

La agrupación de derechos humanos H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), conformada por hijas e hijos de desaparecidos durante la última dictadura militar argentina en el año 1995, utilizó la expresión “escrache[1]” para designar  sus prácticas de denuncia. Dichas acciones, buscaban acabar con el anonimato de aquellos que, habiendo cometido crímenes durante la dictadura, gozaban de libertad exentos de una condena judicial.

Entre los años 1996 y 1997 H.I.J.O.S. organizó los primeros escraches a genocidas[2] beneficiados por las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos otorgados por decreto entre los años 1989 y 1990. A partir de la imposibilidad de juzgar por vías institucionales a militares y civiles, el escrache se consolidó como una forma “capaz de canalizar sentimientos de bronca y rechazo suscitados por la impunidad en la que habían quedado los aberrantes crímenes cometidos durante la dictadura” (Bonaldi, 2006:10). El escrache, sostiene Bonaldi (2006), se consolidó como una acción de protesta directa, colectiva y de carácter performativa, que permitió reactualizar en el presente conflictos del pasado en el espacio público.

Los escraches se realizaron centrándose en casos individuales y muy cerca del denunciado, en general en las puertas de sus casas, estableciendo, según el autor ya mencionado, una forma de enfrentamiento “cara a cara”. Sin embargo, estas acciones se dirigían principalmente a las personas del barrio del escrachado, con quienes se trabajaba en los días previos a la movilización. Cueto Rúa (2010) sintetiza de la siguiente manera el proceso del escrache:

El acto comienza con la elección de quién será escrachado. Puede ser algún represor famoso o alguien cuya historia de represión ilegal no sea de carácter público. Los protagonistas del escrache recorren el barrio unos días antes de llevarlo a cabo con el objetivo de contarle a los vecinos cuál es la historia del represor. El día del evento se reúnen en un lugar cercano a la casa o lugar de trabajo del escrachado y, mediante una actividad similar a una marcha, llegan al punto de encuentro para marcar la casa (p.138).

 

En el año 1998 los escraches estuvieron en auge y comenzaron a organizarse con mayor planificación y frecuencia. Es así que, con el objetivo de lograr transmisiones en vivo durante las manifestaciones, los escraches comenzaron a realizarse considerando los horarios centrales de los noticieros. Esta lógica mediática recupera un aspecto propio de la era hegemónica de los medios masivos de comunicación en relación a la construcción de los acontecimientos (Verón, 1981), a la vez que destaca la relevancia del directo televisivo (Carlón, 2004). Sin embargo, la planificación de los llamados “escraches mediáticos” muchas veces entraba en tensión dentro de la comisión organizadora respecto a los escraches barriales, es decir, aquellos en los que se priorizaba el trabajo en los barrios indiferentes a la mediatización del evento (Colectivo Situaciones, 2002).

En lo que respecta a la justicia, en un primer momento la condena social que buscaba generar H.I.J.O.S. no se contraponía a la justicia estatal, sino que era entendida como un paliativo a la espera de una condena legal. Luego, como señala Bonaldi, la condena social pasó a ser el objetivo principal de la acción:

La condena moral dejó de ser un medio para convertirse en un fin en sí mismo. Desaparecidas las referencias posibles a las instituciones estatales como instancias punitivas, aparece la apelación a la vergüenza social y al deshonor como principal forma de castigo (p.19).

 

Los integrantes de la agrupación H.I.J.O.S impulsaron los escraches como actores y protagonistas de la acción de forma pública, que como afirma Bonaldi, se manifestaron como víctimas del terrorismo de Estado. Sin embargo, a través del trabajo en los barrios en busca legitimidad y la articulación con los medios de comunicación, el escrache fue constituyéndose en un medio de protesta válido para expresar un sentir colectivo.

 

UN MÉTODO EXPORTADO: ESCRACHES EN ESPAÑA DURANTE LA CRISIS INMOBILIARIA

Comenzado el siglo XXI, los escraches fueron reapropiados por diferentes colectivos sociales tanto en Argentina a partir de los escraches organizados por las asambleas barriales durante la crisis del 2001, como en otros países de Sudamérica. En España, el movimiento social Plataforma de Afectados por la Hipoteca (en adelante PAH) comenzó los primeros escraches en el año 2013 durante la crisis inmobiliaria que afectó al país a partir del año 2008.

La PAH, creada en 2009, es un movimiento social que busca garantizar el derecho a la vivienda. En 2013, tal como aún puede encontrarse en su página web anunciaban: “Nueva campaña de la PAH: escraches. Pongámosle nombre y apellido a los responsables del #genocidioFinanciero”. Encontramos aquí una primera similitud con los escraches de H.I.J.O.S.: la identificación singular de responsables. A su vez, se retoma la noción de “genocidio” para designar el ahogo financiero de los afectados/victimas por la explosión de la burbuja inmobiliaria. En esta primera comunicación, la PAH reconoce el origen de los escraches como práctica política argentina:

A esta campaña la hemos denominado escraches aludiendo a las manifestaciones que se realizan en Argentina (en ese país para señalizar a los torturadores de la dictadura) y que se llevan a cabo en el lugar donde reside o trabaja la persona a la que se quiere denunciar. (Sitio web Afectados por la Hipoteca)

 

En la campaña iniciada por dicha organización, se establece comenzar con escraches virtuales a los diputados que deben decidir el futuro de la ley hipotecaria y proponen activar una segunda fase de la campaña en caso de que no haya respuestas positivas a los reclamos:

Si persisten en mantener la decisión de la cúpula de sus partidos, iniciaremos una segunda fase en la que haremos visible su actividad legislativa en los barrios en los que viven mediante carteles y manifestaciones para que no puedan vivir de forma impune y sientan la incomodidad en sus actos cotidianos (comprar el pan, ir al trabajo, al cine, etc.). Se acabó la impunidad para aquellos que permiten que se sigan vulnerando los derechos humanos en nuestro país. (Sitio web Afectados por la Hipoteca)

 

Tal como señala Pérez Balbi (2015), los escraches de PAH incorporan el uso de las redes sociales para la difusión y transmisión en vivo de las movilizaciones. Para Castells (2012), este es un aspecto fundamental de los nuevos movimientos sociales contemporáneos, en que el espacio público “se construye como híbrido entre las redes sociales de internet y el espacio urbano ocupado” (p. 32). Es necesario subrayar, en este caso, y a modo de continuidad respecto de los escraches mediáticos de H.I.J.O.S., la articulación las acciones de la PAH en relación al escenario mediático en el momento en que se desarrollan. Nos referimos a las redes sociales y a las posibilidades del streaming de algunas plataformas como YouTube y su hibridación con la ocupación del espacio público.

 

¿ESCRACHE O LINCHAMIENTO? SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

El uso indistinto de los términos “escrache” y “linchamiento” tanto en los medios de comunicación como en el lenguaje ordinario, nos plantea la necesidad de realizar algunas precisiones sobre estos conceptos.

Comencemos por el escrache. Bonaldi (2006) sostiene que escrachar

quiere decir denunciar, poner en evidencia. Es una acción dirigida a romper con el anonimato (o aparente normalidad) en la que se encuentra un responsable de la violación de los derechos humanos, haciendo públicos sus crímenes del pasado para provocar una condena social en el presente (p.10).

 

Más adelante, señala que el escrache, en tanto modalidad de protesta, es reapropiada por otros grupos sociales para plantear públicamente exigencias o demandas a quienes detentan el ejercicio del poder. Escrachar entonces significa denunciar y esta denuncia debe ser pública. En relación a este último aspecto, Boltanski (1990) refiere que la denuncia pública de injusticias supone la designación de un responsable o un culpable. Este puede estar representado por una sinécdoque de abstracción, por ejemplo “el capitalismo” o puede ser una persona identificada por su nombre. El autor señala que quien realiza una denuncia pública debe convencer a otras personas y movilizarlas para que “se asocien a su protesta” (p.238). Para ello, debe asegurar que su reclamo es justo de ser expuesto públicamente.

Esta definición de denuncia pública trae aparejada la siguiente pregunta, ¿todo escrache es una denuncia pública? Consideramos que la respuesta sí. Sin embargo, no toda denuncia pública es un escrache. Las denuncias públicas, tal como señala Boltanski, pueden o no estar dirigidas a personas identificables (tal como señalamos con el ejemplo del capitalismo). Por el contrario, en el caso de los escraches, podemos afirmar que una de sus características fundamentales es su carácter acusatorio a una persona singular. A su vez, las denuncias públicas pueden ser de todo tipo y señalar responsables y acusados de lo más variado. Pueden referir a problemas individuales (conflictos entre pares, por ejemplo) o causas colectivas. Asimismo, las denuncias públicas hacer referencias a ciertas injusticias sin nombrar víctimas de forma explícita. En este caso, aun cuando existen víctimas implícitas, Boltanski sostiene que al no estar identificadas, la víctima permanece como indeterminada y genérica. Lo señalado, nos permite diferenciar las denuncias públicas de los escraches.

Los escraches, tal como hemos señalado, identifican responsables singulares de los hechos que denuncian. Asimismo, aun cuando sus formas, métodos y ejecuciones se adecuan según el contexto en que se desarrollan, los escraches presentan características relativamente estables. En el caso de H.I.J.O.S., la comisión organizadora de escraches contaba con una estructura básica de acción que retomaba procedimientos utilizados previamente. En el caso de los escraches que denuncian violencias de género en redes sociales, también se construyen a partir de operaciones enunciativas recurrentes: relatos, fotografías, uso hashtags, presentación de pruebas, entre otras (Manso, 2020a).

Ahora bien, el término linchamiento —muchas veces utilizado como sinónimo de escrache, refiere a un fenómeno diferente. Vilas (2005) define los linchamientos como:

Una acción colectiva de carácter privado e ilegal, de gran despliegue de violencia física, que eventualmente culmina con la muerte de la víctima. Es una acción que se emprende en respuesta a actos o conductas reales de la víctima o imputados a ella, quien se encuentra en inferioridad numérica abrumadora frente a los linchadores (…) El énfasis en lo privado de la acción indica que ella es ejecutada por individuos que carecen de una delegación formal de autoridad; implica por lo tanto una violación de la legalidad sancionada por el Estado (p.21).

 

Así definido, el linchamiento refiere una acción colectiva que necesariamente implica un accionar violento. Los linchamientos son una problemática específica desarrollada en diversos países latinoamericanos, asociados mayormente a delitos contra la propiedad privada. Mendoza (citado en Caravaca, 2014), sostiene que al actuar colectivamente, los involucrados se resguardan bajo la clandestinidad que les brinda anonimato. El carácter violento, expresado en violencia física que puede acabar con la muerte de aquel que está siendo linchado y el anonimato de los actores, son aspectos fundamentales para distinguir el fenómeno del linchamiento del escrache. Por otro lado, el linchamiento no realiza una denuncia pública en busca legitimidad a partir de la apelación a terceros; sino que opera de forma represiva y brutal sin mediar intermediarios. El escrache persigue visibilizar y hacer evidente una situación injusta por medio de la acusación a personas singulares. El linchamiento, en cambio, implica también “un aviso” a otros que podrían repetir la situación que se identificó como ruptura de determinados códigos. A su vez, el linchamiento no involucra un horizonte de influencia sobre las agendas. El escrache, por su parte, intenta discutir la hegemonía de las instituciones que imparten justicia, a la vez que visibilizan delitos o inequidades.

A su vez, cabe señalar que ambos fenómenos conllevan concepciones relativas a la justicia (o la falta de esta). Sin embargo, las expresiones “si no hay justicia, hay escrache” o “justicia por mano propia” hacen referencia a posicionamientos diferentes. En la consigna de H.I.J.O.S. el reclamo de justicia y fin de la impunidad estaba dirigido hacia el Estado y bregaba por una condena judicial sobre los responsables de los crímenes en la última dictadura cívico-militar. Aun cuando el escrache pasa a ser un fin en sí mismo, la práctica fue quedando desactivada durante los gobiernos kirchneristas una vez que la problemática fue puesta en agenda. En ese sentido, a la derogación de las leyes de impunidad y la reanudación de los juicios por lesa humanidad, se sumaron acciones simbólicas, junto con una fuerte interrelación con los organizamos de derechos humanos. Estos factores contribuyeron a que una vez que el Estado puso en agenda pública las políticas sobre Memoria, Verdad y Justicia, los escraches a genocidas dejasen de ser una práctica de protesta frecuente.

En relación a la justicia por mano propia, Vilas (2005) señala que esta frase adquiere un sentido literal. El linchamiento implica, como ya indicamos, el uso de la violencia física, por medio del empleo del propio cuerpo o instrumentos que proyecten el cuerpo. A su vez, el autor sostiene que en todos los escenarios en donde se producen linchamientos, se advierte un déficit del Estado, ya sea

por la incapacidad de las instituciones públicas respectivas para prevenir la comisión de las acciones que el linchamiento busca sancionar, sea por la ineficacia de esas instituciones para identificar, detener y castigar a sus ejecutores y reducir la ocurrencia de esos hechos; o bien por el involucramiento de agentes públicos en esos actos y la consiguiente deslegitimación del despliegue estatal de recursos de coacción. El Estado no llega, y su ausencia o pasividad crean condiciones para la comisión de los actos lesivos para el grupo, o llega mal: violando su propia legalidad, o violentando usos y costumbres reconocidos por las estructuras comunitarias (p. 26).

 

En efecto, ambos fenómenos, los escraches y los linchamientos, se caracterizan por un reclamo de justicia, una apelación al Estado (en el caso de los linchamientos incluso puede incluir acciones violentas contra instituciones del Estado) y acciones por fuera de los canales institucionales. No obstante, al señalar a los escraches como linchamientos, el foco suele hacerse en su carácter no institucionalizado (la carencia del debido proceso), obviando la denuncia y los hechos que dan origen al reclamo. Consideramos, que el uso indistinto de estos términos no es accidental, sino que busca atribuir al escrache el carácter violento del linchamiento, soslayando los motivos que se expresan y las demandas de justicia que se movilizan en las denuncias.

DERECHOS HUMANOS Y FEMINISMOS ARGENTINOS

En el marco del retorno democrático durante la década del ´80, las demandas de los feminismos vuelven a abonar los debates públicos en vistas a la ampliación de derechos y condiciones de ciudadanía de las mujeres (Di Marco, 2010). En este escenario, muchas autoras aluden que parte de este influjo se debe al retorno al país de las mujeres exiliadas durante la dictadura militar. Barrancos (2007), señala que el exilio permitió el contacto con experiencias feministas en otros países, como así también cierta reflexión en torno a las lecturas del pasado reciente en su condición de mujeres. La vuelta a la democracia se vio así en medio de un reverdecer de colectivos feministas, donde la urgencia por re-encauzar la democracia fue el marco para las demandas y legislaciones equitativas, mientras que la perspectiva de género comenzó lentamente a permear los debates. 

En este escenario, comienzan los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM). El primer encuentro se realizó en 1986 en la Ciudad de Buenos Aires y convocó a 1000 mujeres. Desde entonces, se realizan anualmente en diferentes puntos del país. El inicio de los encuentros se emplaza en el retorno a la democracia de la mayoría de los países de la región luego de duras dictaduras, vislumbrándose una nueva etapa en que la sociedad buscará alternativas para canalizar sus formas de participación política. Durante esos años, se produce una gran incorporación de mujeres a formas de organización populares. Como sostiene Adamosvky (2012), su forma de expresión más visible serán los encuentros nacionales de mujeres.

Durante el primer ENM se realizó en taller sobre Derechos Humanos (taller que continúa hasta la actualidad) y fue coordinado por Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo. El rol de las Madres de Plaza de Mayo fue esencial en términos de construcción de un relato acerca de la participación de las mujeres en el ámbito público y político, a partir de la politización de su rol reproductivo y doméstico.

Acerca de la relación entre los organismos de DD.HH. y los feminismos argentinos, un claro ejemplo son los pañuelos verdes que desde el 2003 representan el reclamo por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Ese año, durante la movilización que caracteriza el fin de los encuentros en todas sus ediciones, la organización Católicas por el Derecho a Decidir repartió pañuelos de color verde con las consignas “derecho a decidir” y “despenalización del aborto”. Este gesto, retoma el símbolo de los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, que hasta el día de hoy representa la búsqueda de justicia por las personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar. Ese linaje tiene un peso importante en relación a la victimización: las madres exponiendo delitos de lesa humanidad y abanderadas de los Derechos Humanos. El pañuelo verde retoma esa línea: los Derechos Humanos de las mujeres, especialmente en lo respectivo a la dimensión de los derechos sexuales y (no) reproductivos (Brown, 2009).

Las vinculaciones entre los movimientos feministas y los organismos de Derechos Humanos, vuelven a afianzarse a partir del surgimiento del colectivo Ni Una Menos en 2015. En el documento publicado un mes después de la primera y multitudinaria marcha del 3 de junio, se señala el nacimiento de un nuevo “Nunca Más”. De esta forma, se inscribe la lucha contra las violencias de género en la tradición de los derechos humanos de nuestro país y no como un reclamo punitivista o de seguridad. El documento señala:

El 3 de junio fue masivo y transversal como las manifestaciones que se producen cada 24 de marzo. En ellas hay acuerdo en un punto fundamental: la condena al terrorismo de Estado, que nos remite al pacto principal de la política argentina, que se escribió con la consigna “Nunca más”. El acto del 3 dijo “Ni una menos” y ahí ancló un sentido: construir entre todas y todos “un nuevo Nunca más”. Y así como el Nunca más se inscribe en la órbita de los Derechos Humanos, en este caso el femicidio no fue pensado desde la lógica de la seguridad o la inseguridad y del reclamo punitivista a los victimarios, sino entre las cuestiones de los derechos humanos de las mujeres. (Documento publicado por Ni Una Menos a un mes de la primera marcha. Julio de 2015).

 

A partir de lo dicho, surge la pregunta sobre la incidencia de la vasta tradición en derechos humanos y las relaciones con los feminismos en el retome del escrache en clave de género como práctica política y discusiva. Los escraches llevados a cabo por mujeres para denunciar violencias de género comienzan bastante antes que las redes sociales mediáticas se desarrollaran. Si bien no es amplia la bibliografía al respecto, encontramos algunas referencias a la utilización de esta práctica principalmente en barrios populares (Alma y Lorenzo, 2009; Rodríguez, 2005). Marta Dillon, integrante de H.I.J.O.S, destaca la reapropiación de los escraches por mujeres en la post crisis del 2001:

Una de las apropiaciones más espectaculares que tuvieron los escraches que hacíamos con H.I.J.O.S. fue el de las mujeres de muchos barrios que señalaban a sus golpeadores en los lugares públicos o iban a golpear cacerolas en las puertas de sus casas (Rodríguez, 2015:23).

Las vinculaciones entre estos movimientos desde el retorno de la democracia, como brevemente se ha intentado mostrar en estas líneas, nos permiten señalar que la historia de lucha de los organismos de Derechos Humanos en la política argentina, constituye un aspecto clave para pensar las movilizaciones populares, las demandas hacia el Estado y los reclamos por justicia, entre ellos, los escraches.

 

#NIUNAMENOS Y DESPUÉS. PUNTO DE INFLEXIÓN EN LA HISTORIA FEMINISTA RECIENTE

El 3 de junio de 2015 se realizó la primera marcha organizada por el colectivo Ni Una Menos. El 11 de mayo de ese año, ante el femicidio de Chiara Páez en Rufino, Santa Fe, la periodista Marcela Ojeda escribió en Twitter: “Mujeres todas, ¿no vamos a alzar la voz? Nos están matando”. A partir de ese tweet se generó un intercambio con otras mujeres periodistas, se fijó el hashtag #NiUnaMenos (Slimovich, 2019) y se estableció la convocatoria a la movilización para el 3 de junio.

La primera marcha de Ni Una Menos, con su epicentro en Ciudad de Buenos Aires, reunió 250 mil personas y se replicó en al menos 120 puntos del país dando a la movilización un gran carácter federal. Según Láudano (2017), fue la mayor movilización argentina vinculada a una temática feminista. La convocatoria, atravesada por las decisiones del comité organizador en relación a la masividad, el contenido, los reclamos y la relación con los colectivos feministas, se tradujo en una movilización transversal, con amplia cobertura en los medios masivos de comunicación.

En relación a los efectos, durante los días posteriores a la marcha, aumentaron las consultas en las líneas 137 y 144 dedicadas a la atención de víctimas de violencia de género. También se multiplicaron los llamados a la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia y a la organización La Casa del Encuentro que ofrece asistencia a víctimas de violencia de género. A su vez, según señalan sus integrantes, en las redes sociales de Ni Una Menos recibieron una gran cantidad de mensajes pidiendo ayuda por diversas situaciones de violencia (Rodríguez, 2015).

En los años siguientes, las marchas se replicaron cada 3 de junio. Asimismo, en octubre de 2016, Ni Una Menos convocó a un paro nacional de mujeres luego de que se conociera el asesinato de Lucia Pérez en Mar del Plata. El paro nacional, conocido como “miércoles negro”, sería el antecedente inmediato del Paro Internacional de Mujeres que se llevó acabo en 2017. A través de un comunicado del colectivo Ni Una Menos, el 23 de enero de 2017 se convocó a un Paro Internacional de Mujeres para el 8 de marzo de 2017 al que se adhieren más de 50 países de todo el mundo.

En este escenario, en marzo de 2018 se presentó por séptima vez consecutiva el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo redactado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en la Cámara de Diputados de la Nación. La “marea verde”, nombre con que se hace referencia a los activismos que tienen como principal bandera el reclamo por la legalización del aborto, organizó dos jornadas de vigilias a la espera de las votaciones primero en la Cámara de Diputados y luego en la de Senadores. El proyecto de ley fue rechazado en la segunda instancia, pero el reclamo y el tema quedaron instalados de forma masiva.

Otro acontecimiento que vale la pena destacar, es la denuncia de Thelma Fardín, apoyada por el colectivo de Actrices Argentina, contra el actor Juan Darthes por abuso sexual. Fardín, realizó la denuncia penal en Nicaragua, lugar donde sucedieron los hechos y una denuncia pública en Buenos Aires, a modo de conferencia de prensa, donde se reprodujo un video en el que Thelma Fardín relata su historia. El hashtag #MiráComoNosPonemos sintetizó la denuncia y fue tendencia en las redes sociales. En los medios, calificaron este hecho como el “#MeToo Argentino” y en los días posteriores, aumentaron los escraches en redes sociales y nuevamente se multiplicaron las consultas a las líneas de atención a las víctimas de violencias género y de abuso sexual infantil.

Todos estos sucesos, brevemente señalados en estas líneas, permiten esbozar la escena feminista que atraviesa la coyuntura local. Ni Una Menos, contribuyó al reconocimiento masivo de las violencias de género como una problemática social, de incidencia estatal. Se nombraron las responsabilidades del Estado en la aplicación de políticas públicas en lo referido a las desigualdades de género y las violencias contra las mujeres. La masificación del feminismo o el feminismo mainstream (Castejón, 2018), habilitó la multiplicación de discursos sobre géneros, feminismos, diversidades sexuales, derechos y erradicación de las violencias hacia mujeres y disidencias en amplios sectores de la sociedad. Vale destacar que esta ampliación discursiva retomó mucho de los tópicos clásicos del feminismo. En ese sentido, los escraches en redes sociales son parte de este escenario emergente y su despliegue recupera prácticas que habían comenzado años anteriores en el espacio público tradicional.

 

LA CUESTIÓN DE LAS AGENDAS FEMINISTAS

Pensar los procesos iniciados a partir de la primera movilización de Ni Una Menos en 2015 como un punto de inflexión, nos lleva a preguntarnos por las demandas de los colectivos sociales involucrados: cómo estas se han transformado en cuestiones problematizadas socialmente y cuáles han sido los impactos en las agendas, tal como proponen Oszlak y O´ Donnell (1995) en su esquema para el estudio de las políticas públicas. Cuando hablamos de agendas, nos referimos tanto a las agendas del Estado, como a las mediáticas e institucionales.

La inclusión de tópicos feministas y de género en las agendas mediáticas ha ido en aumento en los últimos años y las estrategias de su ingreso han sido diversas. Las sanciones de leyes como Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres (Ley 26.485) contemplan a los medios de comunicación como (re)productores de violencias contra las mujeres y se insta a promover tratamientos no estereotipados e igualitario. Tal como señala Fernández Hasan (2016), los medios de comunicación masiva han incorporado diferentes temáticas de género, pero han sido principalmente los casos de femicidios y las violencias de género lo más desarrollado y tematizado, lo que coincide con el reclamo inicial de Ni Una Menos. Sin embargo, en los últimos años otras temáticas han cobrado preponderancia en la agenda de los medios masivos, tal como la legalización del aborto. La “semana feminista” televisiva, a partir de la invitación a referentes del feminismo en un programa de alto rating en televisión abierta durante 2018, por solo señalar un ejemplo, es otra muestra del ingreso de demandas históricas del feminismo a los medios.

Las demandas presentadas por el colectivo Ni Una Menos, respaldadas con un amplio consenso social de carácter federal y transversal al menos en su primera edición, constituyeron un claro reclamo que interpelaba directamente al Estado. Cada uno de los nueve puntos presentados en el documento leído durante la movilización del 2015, hacen referencia a diferentes dimensiones estatales: aplicación de leyes, generación de estadísticas oficiales, garantías de acceso a la Justicia, capacitación con perspectiva de género al personal del Estado, aplicación y profundización de la Educación Sexual Integral en los diferentes niveles escolares, entre otros. En los años siguientes, muchos de estos reclamos continuaron a la vez que se incorporaron nuevos.

La permeabilidad del Estado en la adopción de una agenda de género, se reflejó en diferentes cristalizaciones institucionales a partir de la creación de unidades especializadas tanto a nivel nacional como provincial. A su vez, inició un proceso de deconstrucción en lo referido a las prácticas discursivas y políticas, bajo la mirada de amplios grupos sociales dispuestos a señalar, exponer y denunciar públicamente desviaciones de la nueva agenda impuesta por parte de los movimientos sociales. No se desconoce que el reclamo por la adopción de nuevas agendas no se establece sin conflictos y tensiones entre grupos sociales que pueden representar intereses antagónicos. Sin embargo, en lo referido a la nueva agenda de género(s), sostenemos que existe un consenso amplio, construido en parte gracias a masivas movilizaciones, que permite su inclusión y la toma de posiciones por parte del Estado.

En este escenario, puede resultar llamativo el aumento y proliferación de escraches principalmente en redes sociales, dado que se desarrolla en el momento en que el Estado comienza a incorporar a su agenda las demandas de los movimientos feministas. Sin embargo, podemos sostener a modo de hipótesis, que si los escraches movilizan siempre nociones de justicia y la justicia no puede escindirse del Estado, estas denuncias, son también un reclamo hacia los poderes públicos. En definitiva, la pregunta surge porque es el Estado quien, en última instancia, es responsable de garantizar la justicia y bregar por la reducción de las asimetrías entre los sujetos.

Lo dicho hasta aquí supone, además, considerar los reclamos en relación a la institucionalización de los escraches. En otras palabras, que las denuncias puedan inscribirse en canales habilitados por las instituciones para gestionar los conflictos. Esta problemática hace necesario considerar las agendas institucionales a partir de la incorporación de procedimientos frente a las cuestiones de género (no solo en lo referido a los escraches). La creación de protocolos contra las violencias de género, la inclusión del escrache en instituciones escolares como contenido de la ESI, la formación de comisiones de géneros, entre otras respuestas, forman parte de las agendas que las instituciones deben adoptar. En lo que refiere específicamente a los escraches en las redes, resulta de interés observar cómo se dirimen los conflictos sexo-afectivos en la institución que debe dar curso a la denuncia una vez mediatizada.

El análisis de las diferentes agendas, mediáticas, estatales, de los movimientos sociales e institucionales y las posiciones adoptadas por los diferentes actores, permiten vislumbrar un nuevo clima de época, en el que si bien el Estado se encuentra más permeable a incorporar las demandas de los movimientos feministas, persisten tensiones en la transformación de dichos reclamos en políticas públicas. A su vez, las agendas institucionales presentan desafíos propios debido a la gran variedad tipos y ámbitos de intervención. En consecuencia, consideramos que un aspecto a profundizar sobre los escraches, es su relación respecto al desarrollo de las diferentes agendas y su cristalización en discursos, prácticas y procedimientos.

 

CONCLUSIONES

Los escraches en redes sociales que denuncian violencias sexo-genéricas tal como hemos señalado, constituyen un fenómeno reciente y en desarrollo. Esta práctica discursiva, se reapropia de modo de denuncia pública instaurado por la agrupación de Derechos Humanos H.I.J.O.S. durante la década del ´90. Los escraches a desarrollados por H.I.J.O.S., instalaron una nueva forma de denuncia que se expresaba por fuera de los canales institucionales tradicionales. Se constituyó como una práctica colectiva, que se legitima y alza su voz en nombre de una comunidad interpelada a partir de la falta de justicia por los delitos cometidos durante la última dictadura militar. Observamos que los escraches fueron reapropiados por diferentes grupos sociales e hicimos hincapié en el caso de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en España durante la crisis inmobiliaria.

En el presente artículo, diferenciamos algunas nociones claves: denuncia pública, escrache y linchamiento. El escrache, como un tipo particular de denuncia pública, posee algunas características específicas. Una de ellas es el señalamiento y la identificación de un responsable explícito sobre los hechos que dan origen al escrache. En el caso de las denuncias públicas, estas pueden señalar sinécdoques de abstracción e incluso pueden no señalar explícitamente víctimas directas de determinadas situaciones. A su vez, los escraches mantienen características relativamente estables respecto al contexto y al grupo social que adopta este método de denuncia, mientras que las denuncias públicas pueden realizarse en múltiples formatos.

Señalamos que el término linchamiento, muchas veces utilizado para denominar a los escraches, refiere a acciones colectivas que se caracterizan por el uso de la violencia física y que pueden acabar con la muerte de aquel que está siendo linchado. El linchamiento, a diferencia del escrache, no realiza una denuncia que quedará supeditada a la legitimación de terceros, sino que se asienta en la acción directa a través uso de la fuerza física. Sostuvimos que la utilización indiferenciada de estos términos para referir a escraches en redes sociales mediáticas, responde a un intento por vaciar de contenido de la denuncia que el escrache expresa y las demandas de justicia que se exponen. Con ello, se hace foco en el carácter no institucionalizado de los escraches y se les atribuye el carácter violento propio de los linchamientos. Por medio de esta indiferenciación, se busca deslegitimar al escrache cómo una práctica de denuncia pública válida, a la vez que se procura construir un sentido que socave la denuncia y los hechos denunciados.

El escrache, tanto los de H.I.J.O.S. como sus respectivas reapropiaciones, surge como como una respuesta a partir de la vulneración de derechos. En ese sentido, la importante tradición de Derechos Humanos en nuestro país —en gran parte protagonizada por mujeres, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo—, ha influido en los movimientos feministas generando múltiples vinculaciones entre ambas luchas. La perspectiva de derechos humanos, ha sido una premisa fundante en el caso del colectivo Ni Una Menos que ancló la transversalidad lograda durante la primera movilización de 2015 a las estrategias de los movimientos de derechos humanos. Este anclaje permitió situar las violencias contra las mujeres en la perspectiva de derechos humanos y no en la perspectiva punitivista. Esto implica situar los reclamos de los feminismos en la transformación de prácticas institucionales del Estado, estableciendo políticas que protejan los derechos de las mujeres y disidencias y no solo en el aumento de penas, castigos y procedimientos del derecho penal. Este gesto pretendió generar referencias que otorguen legitimidad a los reclamos de los movimientos feministas, en especial al colectivo Ni Una Menos.

En la misma línea, los movimientos feministas y los organismos de Derechos Humanos buscan propiciar que sus demandas sean incorporadas en las agendas estatales, constituyendo reclamos hacia el Estado. El Estado es en última instancia, garante de la aplicación de justicia, debiendo ser uno de sus objetivos salvar y actuar sobre las fuentes de las inequidades sociales. En ese sentido, es posible observar la presión que se ejerce desde los feminismos para el despliegue de políticas públicas acordes a las demandas de justicia. En este contexto, cabe preguntarse si los escraches en redes sociales no implican también un reclamo hacia el Estado en pos del desarrollo de políticas públicas que contribuyan a erradicar las desigualdades entre los géneros.

Los escraches que denuncian violencias de género —aunque no están documentados suficientemente—, comenzaron previo a las redes sociales mediáticas, principalmente en barrios populares a principios de los años 2000. Esto nos remite a analizar las características de los escraches actuales y las particularidades que adquieren a partir de su reapropiación el nuevo sistema de medios en el marco de una coyuntura diferente. Es necesario destacar, que cada grupo social que ha adoptado el escrache como práctica de denuncia lo ha hecho desplegando una articulación específica con los medios de comunicación. En el caso de H.I.J.O.S., en un determinado momento los escraches pasaron a ser llamados “escraches mediáticos” (diferenciándose de los escraches barriales) dado que su organización era realizada en función de los horarios centrales de los noticieros para privilegiar la transmisión en vivo de la protesta. En el caso de la PAH, la ocupación del espacio público se articuló con el uso de redes sociales para difundir sus acciones y realizar transmisiones en vivo a través del servicio streaming de plataformas como YouTube. En los escraches feministas actuales, se ha privilegiado el uso de las redes sociales (Twitter, Instagram y Facebook principalmente) en detrimento del espacio público tradicional.

Se suele destacar que los escraches de género se diferencian principalmente de aquellos realizados por otros grupos sociales por su carácter individual en contraste de los organizados por colectivos o actores sociales agrupados. Sin embargo, sostenemos que los escraches se construyen con horizontes plurales, a través de vinculaciones con tramas sociales discursivas comunes y formas de enunciación colectiva (Manso, 2020a, Manso 2020b). En otras palabras, no es tanto el carácter individual lo que diferencia los escraches de género de los realizados por H.I.J.O.S. o la PAH, sino el hecho de haber prescindido de la ocupación del espacio público tradicional y utilizar exclusivamente las redes sociales para la colocación de las denuncias públicas.

 

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[1] El término “escrache” es una derivación de la palabra “escracho” proveniente del lunfardo y es definido, en una de sus acepciones, como “fotografía de una persona, principalmente su rostro” (Gobello, 2004. p.128). El verbo “escrachar” significa fotografiar como también “poner de manifiesto”. El diccionario lunfardo aclara que este término en general es utilizado en forma despectiva. Es decir, escrachar remite a la foto o imagen de quien se quiere exponer por una falta a las normas.

[2] Utilizamos el término “genocida” retomando los aportes realizados por Feierstein (2011)

 

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Reseñas de libros

El cambio educativo en Finlandia. ¿Qué puede aprender el mundo?

Analía Errobidart 
Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos AiresArgentina

El cambio educativo en Finlandia. ¿Qué puede aprender el mundo?

Intersecciones en Comunicaciónvol. 1, núm. 102016

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

 
 
 

Recepción: 19 Noviembre 2016

Aprobación: 10 Abril 2017

 
 

Resumen:El cambio educativo en Finlandia. ¿Qué puede aprender el mundo? Pasi Sahlberg. Ediciones Paidós, Cuestiones de Educación. Buenos Aires, 2013. ISBN:9789501261660. 240 pp. Reseña de Analía Errobidart1

INTRODUCCIÓN: INQUIETUDES CON LAS QUE LLEGUÉ A ESTE LIBRO

En tiempos en los que las políticas colocan “el fenómeno educativo de Finlandia” como un espejo en el que el mundo occidental debe mirarse para producir las transformaciones -o cambios- de los sistemas educativos, de acuerdo a las prescripciones de los organismos internacionales que ordenan los procesos globales, la lectura de este libro puede conducirnos a reflexiones más profundas y críticas sobre las voces que pregonan el cambio educativo.

Quizá el nudo de los debates no está en el análisis del fenómeno Finlandia sino en comprender cabalmente el alcance del término “cambio educativo”. ¿Cambio de qué? ¿Cambio para qué? ¿Cambio desde dónde? …parecen ser algunas de las preguntas con las que abordamos la lectura que nos propone la obra de Sahlberg.

Algunas reflexiones del autor que propongo compartir exponen que este libro no es un recetario que pretende constituirse en un modelo a seguir y tampoco es un planteo de pasos que nos conducirán, inexorablemente, a salir de nuestro laberinto para convertirnos en un país del primer mundo. Por el contrario, desde el prólogo escrito por Andy Heargraves (2013: 20), éste realiza una severa crítica a “la coerción, presión, vergüenza, intervención verticalista, exigencia, competencia, estandarización, evaluación y la entrada más fácil y más rápida a la enseñanza, el cierre de escuelas que fracasan, el despido de docentes y directores ineficaces (…)”. A partir de las críticas a los modelos de cambio educativo imperantes podemos inferir que tal proceso–para que sea real, si es que resulta necesario- no puede ser impuesto por una minoría, no debería iniciarse por la superficie sino que debiera implicarse en él un trabajo radical, profundo y complejo en el que se involucre a toda la sociedad en un proyecto común (filosófico, social, político, económico, cultural, tecnológico).

La lectura de este libro -y de otros que su prosa me llevó a consultar- produjeron la sensación de estar vislumbrando un nuevo paradigma ante el cambio educativo: para eso resultó fundamental haber conocido el proceso llevado adelante por Finlandia.

EN EL PRÓLOGO, ANDY HARGREAVES NOS INTRODUCE EN EL ANÁLISIS DE “ASUNTOS NO FINLANDESES”

Tal como anticipa el título del apartado, el prólogo ha sido escrito por Andy Hargreaves, sociólogo y educador nacido en Inglaterra que en los últimos treinta años ha trabajado, con una mirada inquisidora, sobre los procesos de cambio educativo que se desarrollan en el mundo globalizado.

Luego de analizar algunas estrategias marcadamente competiti- vas, con mayores evaluaciones estandarizadas y orientadas a alcanzar metas exitosas desarrolladas en EEUU, China, Japón y Rusia en los años ochenta y noventa, Hargreaves apunta contra la llamada Race to the Top implementada durante el gobierno de Barak Obama y que se pretende diseminar por los países que ese encuentran bajo la órbita económica de EEUU. Se trata, dice, de un tipo de políticas verticalistas, competitivas e individualistas que también han sido objeto de críticas radicales por parte de H. Giroux, entre otros peda- gogos que desafían con su obra el orden impuesto por EEUU en la actualidad. La estrategia Race to the top apunta -entre otras cosas- a “cambiar las 5000 escuelas de peor desempeño del país, levantar las barreras para el establecimiento de escuelas chárter e introducir medidas como el otorgamiento de una remuneración en función del desempeño para elevar la calidad de los educadores” (p. 20).

Menciona, en contraposición a la exposición anterior, el caso actual de China que está comenzando a descentralizar el sistema educativo, diversificar la evaluación y fomentar la autonomía e innovación; y al caso de Singapur, que promueve el desarrollo de entornos creativos en las escuelas bajo el lema enseñar menos, aprender más. En las sociedades angloamericanas, en cambio, se han desarrollado políticas educativas que muestran “una obsesión enfermiza con todo lo que es más grande, más duro, más costos, más rápido y más fuerte” (p. 21). Llama a estos modelos tendientes a aumentar el rendimiento (de las escuelas) sin considerar el cuerpo entero (la sociedad), modelos “esteroides”.

Desde hace una década aproximadamente, Canadá y Australia se inclinan por un modelo más flexible, al que Hargreaves llama tercera vía. Este modelo pone énfasis en el propósito moral de la educación y en la creación de capacidades en los sujetos. Si bien resulta superador de los anteriores, en la práctica van extendiendo los mismos propósitos morales independientemente de la cultura en que se aplica, resultando finalmente propósitos morales cosméticos, ajenos a la idiosincrasia de los sujetos que la reciben.

Este camino recorrido por los cambios educativos que se impusie- ron en los países con fuerte protagonismo en el mundo globalizado nos sirven para contraponer el modelo que Hargreaves llama cuarta vía, en la que ubica a Finlandia y Canadá (en la actualidad). Ambos países, para producir el cambio educativo, toman como lema “la toma de posesión y el desarrollo colectivo de una comunidad hacia sus propios fines y necesidades principales” (p. 23).

PASI SAHLBERG PRESENTA EL PROYECTO FINLANDÉS

“Se ha hecho evidente en todo el mundo que las escuelas que tenemos hoy no serán capaces de ofrecer oportuni- dades de aprender lo necesario en el futuro. El pedido de una enseñanza y un aprendizaje de mejor calidad y de una educación más equitativa y eficiente es universal”.

Así comienza Sahlberg el análisis -que define como personal y académico- frente a los desafíos que enfrentan los sistemas edu- cativos: por un lado, el del cambio que deben realizar las escuelas para que los jóvenes aprendan nuevos tipos de conocimientos ne- cesarios para desempeñarse en un mundo impredecible y, por otro

lado, cómo hacer para que todos los niños y jóvenes tengan acceso a los conocimientos necesarios, con independencia de su posición socioeconómica.

A partir del relato de las particularidades de un pueblo cuya histo- ria y cultura comienza mucho antes que las demandas globales por los cambios educativos, Sahlberg relata cómo llega Finlandia a alcanzar los más altos niveles educativos de toda su población, fenómeno que constituye un polo de atención de estudiosos internacionales de distintas disciplinas. Se reconocen, en esa trayectoria, distintas “marcas finlandesas” que permiten identificar los rasgos constitutivos de la identidad del pueblo. Una de esas marcas consiste en entender a la educación como un bien público y un derecho esencial de todos los ciudadanos, que está garantizado en su Constitución Nacional.

En el Capítulo 1 el autor presenta el modelo finlandés. Analiza el contexto histórico y político de Finlandia, un país relativamente pequeño con 5.430.000 habitantes que han aprendido, a lo largo de su vida, a sobrevivir entre potencias poderosas desarrollando habilidades como la diplomacia, la cooperación, la resolución de problemas y la búsqueda de consenso. Describe cómo Finlandia ha pasado de ser un país pobre y moderadamente educado, a ser una sociedad moderna con una educación de calidad, logrando altos rendimientos y reconocimientos internacionales a partir de favorecer la permanencia en las escuelas de niños de temprana edad hasta los más avanzados niveles académicos universitarios.

Ese movimiento comienza en la posguerra (1944) y demandó veinte años de debates políticos que sentaron las bases de las decisiones que se tomarían entre los años 60 y 70, consolidando valores como la igualdad y la justicia social en los distintos sectores de la población. Sahlberg ubica en 1970 el nacimiento de la escuela unitaria básica completa -denominada peruskoulu-, que comprende 9 años de escolaridad obligatoria y está compuesta por 6 grados de educación elemental o escuela primaria y tres grados más de educación superior o escuela secundaria inferior. Esta escuela unitaria, pública y común a todos los niños, se constituye en el engranaje fundamental del cambio educativo.


Figura 1

Ilustra con claridad la estructura del sistema educativo finlandés a partir de 1970:

Página 58. Ver en: http://portal.amelica.org/ameli/jatsRepo/216/2161116007/html/index.html

 

Todos los estudiantes, independientemente de su domicilio o situación socioeconómica, fueron matriculados en la mis- ma escuela básica regu- lada por las autoridades educativas locales (municipales). Las consecuencias concretas de la emergencia de la perus- koulu fue una rápida ex- pansión de la enseñanza secundaria superior.

La reforma de la escuela integral que sentó las bases particulares

del sistema educativo de alto desempeño se sostiene sobre tres pi- lares:

1.- reunir una amplia variedad de estudiantes en las mismas escuelas y clases bajo el principio de igualdad de oportunidades. Esta amplitud incluye el debate sobre la inclusión de estudiantes con necesidades especiales, que rápidamente se convirtió en una parte integral de los diseños curriculares.

2.- la orientación vocacional y el asesoramiento son obligatorios en el curriculum escolar de todas las escuelas. Esto tuvo por objeto reducir la toma de decisiones preci- pitadas e inadecuadas para su futuro, por parte de los estudiantes.

3.- esta nueva escuela requirió que los educadores que trabajaban en escuelas con cierta homogeneidad, aprendieran a trabajar con cursos de jóvenes con diversos intereses. La peruskoulu exigía “que los educadores emplearan métodos de instrucción alternativos –diseño de entornos de aprendizajes que permitieran distintos aprendizajes a diferentes alumnos- y que percibieran la enseñanza como una profesión de alto vuelo” (Sahlberg, 2013: 60).

En el capítulo 2, el autor desarrolla la paradoja por la cual Finlandia es considerada como una de las sociedades más instruidas y alfabetizadas del mundo: menos es más.

La primera paradoja que sostiene el sistema educativo finlandés es: enseña menos, aprende más. Esto supone que los educadores disponen de más tiempo para “planificar, aprender y reflexionar sobre la enseñanza con otros educadores” (Sahlberg, 2013: 115). Con ello, los jóvenes no necesitan hacer más deberes en el hogar ya que esta práctica, sostienen, no conduce necesariamente a producir mejores aprendizajes. La segunda paradoja presentada por Sahlberg: menos pruebas, más aprendizajes nos conduce a conocer cómo en ese país, los estudiantes son sometidos a pocas evaluaciones estandarizadas pero necesariamente realizan en todos los cursos evaluaciones de diagnóstico, formativas y recapitulativas como parte integral del pro- ceso de enseñanza y aprendizaje. La tercera paradoja: más equidad a través de una creciente diversidad, nos muestra cómo la escuela puede integrar la creciente diversidad cultural y étnica que llega al país desde su ingreso a la Comunidad Económica Europea y hacer de ello un potencial para el aprendizaje.

Otro aspecto particular del sistema finlandés que atraen nuestro interés, es su concepción de repitencia y rendimiento, ya que “en lugar de repetir un grado completo, un estudiante sólo repite aquellos cur- sos que no ha superado satisfactoriamente” (Sahlberg, 2013: 110). En el Capítulo 3 se desarrolla la valoración social del trabajo docente, que es considerada por el autor como una ventaja del país en las comparaciones internacionales.

“La experiencia finlandesa indica que es más importante asegurarse de que el trabajo de los docentes en las escuelas esté basado en la dignidad profesional y en el respeto social, a fin de que puedan cumplir con su intención de elegir la docencia como una carrera de por vida” (Sahlberg, 2013: 125)

La enseñanza es una de las profesiones más admiradas, por delante de la medicina, la arquitectura y la abogacía y solo los finlandeses más aptos logran convertirse en educadores, ya que el acceso a la carrera es altamente competitivo. Los programas de estudio comprenden tres áreas temáticas: teoría de la educación, conocimiento del contenido pedagógico y didáctica y práctica de las asignaturas. Al finalizar los cursos deben realizar una tesis de maestría cuyo objeto de investigación resulta, mayoritariamente, la práctica de la enseñanza. A partir de este ejercicio de investigación-acción, los docentes se convierten en investigadores de su propia práctica. El Capítulo 4 desarrolla y ejemplifica las expresiones iniciales del autor respecto de que el éxito de las políticas educativas se encuentra en las estructuras básicas de la sociedad, que ha logrado alcanzar y sostener un Estado de bienestar capaz de brindar a todos los niños

la posibilidad de iniciar una trayectoria educativa exitosa.

Finalmente, en el Capítulo 5 el autor plantea que la excelencia alcanzada por Finlandia se debe en primer lugar a que el país ha adoptado una vía alternativa al movimiento de reforma educativa global (p. 200). La elección realizada en los años 70, con la perus- koulu ha dado los frutos que se esperaban y por los que han trabajado ardua y cooperativamente distintos sectores de la sociedad, en especial los propios ciudadanos beneficiarios del proceso educativo. El reto queda planteado hacia el futuro de Finlandia, pues se entiende que el mundo global, en su inestable dinámica, ofrecerá

nuevos desafíos.

A MODO DE CIERRE DE ESTA RESEÑA

La lectura analítica de este libro nos deja una serie de aportes relevantes teniendo en cuenta que, en los tiempos actuales, la educación en Argentina vuelve a estar en el foco de los debates. Se convierte en un faro para orientar la toma de decisiones y para resignificar la necesidad de mirar nuestra propia historia en pos de articular la tradición y el cambio ante las demandas/necesidades de un mundo global.

También, para sostener un debate abierto que nos permita pensar en un futuro que incluya a los diferentes sectores sociales, a los adelantados y a los excluidos, sin necesidad de renunciar a ninguno de ellos.

Y finalmente, nos conduce a hacer una reflexión especial sobre el respeto de un pueblo hacia el trabajo de los docentes, conscientes de que si la educación puede llevar a un país a obtener máximos logros, es porque antes de ello los docentes alcanzaron una rigurosa forma- ción, profesionalidad y recibieron una alta valoración por su tarea.

Notas

1 Docente e investigadora del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales. Doctora en Educación, directora del Proyecto de investiga- ción: “La educación secundaria bajo el mandato de inclusión social. Sujetos, historias e instituciones”. Docente de la Licenciatura en Comunicación Social y de los Profesorados de Comunicación Social y Antropología de la FACSO. Autora de diversos artículos y libros.

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