Un estudio local señala que los docentes y estudiantes hacen una valoración positiva del programa. Sin embargo, la sola presencia de las net en el aula no asegura, por si misma, aprendizajes significativos. 

 

belen2Los dispositivos tecnológicos emergentes (celulares, netbooks, iPads) median sin pausa la cotidianeidad de jóvenes y adultos. Los más chicos, no obstante, tienden a utilizar las nuevas tecnologías con mayor fluidez y versatilidad: son los llamados “nativos digitales”. Ante este escenario, es necesario repensar la educación tradicional a fin lograr aprendizajes más significativos acorde al actual desarrollo de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación). 
 

Bajo estos criterios, en 2010,  tiene lugar la creación del Programa Conectar Igualdad. El mismo tiene como finalidad establecer una política de inclusión digital a nivel nacional mediante la entrega de netbooks a estudiantes y docentes. Apunta, a su vez, a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje a partir del uso de las TIC en el aula.

La Lic. en Comunicación Social Belén Fernández Massara, investigadora y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN, analiza las condiciones de aplicación y sostenimiento del Programa en la educación secundaria técnica de Olavarría, en el marco de su investigación doctoral. Su trabajo, denominado “Mediaciones tecnológicas y mediciones múltiples” apunta a problematizar la noción de acceso a las TIC, a partir de las experiencias de apropiación y uso que los propios actores ponen en juego, dentro y fuera de la escuela. 

 La investigación rescata una valoración positiva por parte de directivos, docentes y estudiantes, quienes ven al programa como un aporte importante para garantizar las condiciones de inclusión digital a vastos sectores de la sociedad. Sin embargo, admite la especialista “es necesario advertir sobre cierta reducción a un fetichismo tecnológico, que entiende que la presencia de los aparatos producirá per se la construcción crítica de conocimientos”.  

A partir de allí, Fernández Massara analiza en qué términos docentes y estudiantes producen y resinifican el uso de las nets y cuáles son los escenarios que favorecen, o por el contrario, obstaculizan posibilidades concretas de transformación pedagógica a través de las TIC. 

Entre los diferentes planteos se encuentra la problemática de la asistencia técnica. Según los datos que aporta la investigación,  a veces el arreglo de las computadoras puede llevar más de un año. Por otra parte, la mayoría de las escuelas no cuentan con conectividad o bien, el acceso es limitado. En Olavarría, y en el caso de estas escuelas, aún no se han concretado las conexiones de internet como se había previsto. 

El trabajo también señala como obstáculo la capacitación docente. En una de las escuelas analizadas por la investigadora,  un directivo señala que existe por parte de los profesores “resistencia a los cambios” y que en términos generales éstos no demuestran interés en las capacitaciones. Está claro que la irrupción de las netbooks implicará innovar en la enseñanza, cuestión que conlleva búsqueda de información, planteamiento de actividades y utilización de recursos vinculados a los usos pedagógicos de las TIC. 

La investigación destaca que los profesores no están ni se sienten capacitados en el uso de las TIC, por un lado debido a la falta de tiempo por verse obligados a impartir materias en distintas escuelas, y en parte porque las capacitaciones están más bien orientadas a las matemáticas o a las áreas técnicas. En muchos casos se registra que las TIC son portadoras de ansiedades y temores, porque representan las constantes transformaciones del sistema a las que hay que “adaptarse”. En este sentido, la capacitación respondería mayormente a una imposición más que a una demanda genuina por parte del docente. 

A su vez, el informe indica que la utilización de la computadora en el aula puede volverse intrusivo en tanto los estudiantes no sean capaces de respetar pautas mínimas de comportamiento durante la clase. El chat o el uso de las netbooks relacionado con actividades lúdicas pueden interferir con el proceso educativo debido a la distracción y falta de atención que se presenta. Esto provoca que muchas veces el docente se vea en obligación de llegar a acuerdos con los alumnos para poder llevar a cabo la clase sin inconvenientes. “La netbook encarna entonces problemas pedagógicos que la exceden, como la construcción de la autoridad docente, que es objeto de muy complejas negociaciones”, sostiene Fernández Massara.

Según la especialista, a esto debe sumarse que la mayoría de los docentes desconocen los fundamentos de Conectar Igualdad y tampoco demuestran interés en explorar los recursos que ofrece la web. No obstante, los educadores reconocen y destacan las posibilidades participativas que conllevan las TIC en lo que hace a la importancia de políticas de inclusión digital. Hasta el año 2015 se han distribuido 5 millones de netbooks en las escuelas.

Por último, los docentes admiten que los jóvenes hacen un uso dinámico de estas tecnologías pero que falta unirlo al proceso de enseñanza- aprendizaje: “Los ves y manejan las computadoras con una velocidad bárbara, pero falta unirlo a lo pedagógico. Que no quede nada más en un bien material nuevo, que ellos tienen, sino que les sirva como instrumento de conocimiento”, sostiene una profesora entrevistada por Fernández Massara.

¿Cuáles son entonces las condiciones de posibilidad de una apropiación significativa de las TIC en la escuela? Las tensiones mencionadas en la investigación revelan que aún hay mucho por fortalecer, pero también mucho para capitalizar. La especialista destaca que algunas experiencias resultan alentadoras. Por ejemplo, suelen ser los estudiantes quienes enseñan a sus docentes usos específicos de las netbooks. En estos intercambios los adolescentes asumen que se valoran sus propios saberes y se renuevan sus intereses. Se logra así, un vínculo más ameno y significativo con el profesor y el conocimiento escolar.

Para Fernández Massara los procesos de socialización de los jóvenes a partir de las TIC, si bien vinculados al consumo y al entretenimiento, configuran el espacio clave para comprender lógicas de aprendizaje que no responden a los modelos escolares, pero que pueden ser aprovechadas productivamente en el aula.